"Yo te protejo" - Los Solo

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Aunque estábamos bien, papá sabía que no. Todas las noches salía a fuera para llorar por ella; por mamá. La extrañaba mucho, se notaba que cuando estaba con ella era distinto. Siempre que estaba con mamá tenía la sonrisa en el rostro, muy cariñoso... Pero cuando no estaba mamá cambiaba la cara al de dos segundos. Mi madre para él era alguien muy importante, ya que antes de conocer a mamá se pasaba los días bebiendo y trabajando.
Al verlo llorar, decidí acercarme.

"¿Papi?..."

Al darse cuenta de mi presencia se volteó, sonrió y me sumergió en un gran abrazo. Creo que mi presencia le daba felicidad, o eso pensaba yo.

"Perdona cielo, no te quería raptar de esta forma, pero si lo hacía de buenas maneras no me hubiesen dejado llevarte conmigo... ¿Estás contento aquí o prefieres estar con mamá?".

"Aquí papi" le abracé.
El querer estar con él le dio años de felicidad, ya que con una sonrisa y ojos llorosos me abrazó a más no poder. ¡Incluso le hizo daño! ¡Jajaja!

"¡Papi! ¡Me aplastas! ¡Jajajaja!".

"Gracias mi vida, no pensaba que querías estar conmigo antes que con tu madre, me... me has hecho muy feliz. Gracias".
Si papá te daba las gracias había dos: que quisiese algo o que de verdad te lo agradecía, y en este caso fue lo segundo.

"Tú también papi, ¡tú me habéis muy feliz!".

Tras volver a abrazarlo me quedé dormido, frito. Noté cómo mi padre soltó una leve carcajada y, agarrándome en sus brazos calentitos, me llevó a la cama donde me tapó muy bien para que no cogiese frío y depositó un beso en mi frente cerrando la puerta.

"Adiós papi..." susurré medio dormido.
Papá no lo sabía, pero él para mí era un ejemplo a seguir. Era el mejor. Por mucho que mamá siempre digese que era un egoísta, yo sabía que él se mataría por mí, por ella y por cualquier amigo o familiar. Lo adoraba, pero también lo extrañaba. Desde que vivíamos en la casa de los Wookies casi no nos veíamos, y eso me entristecía. Dentro de dos días iba a ser su cumpleaños y no sabía qué regalarle, así que pensé en levantarme lo más pronto posible para poder preparar algo muy especial. Porque papá no se merecía nada que no fuese especial.