❈•≪03. Hipocresía repudiable≫•❈

684 96 37
                                    

Suspirando por lo bajo, MinGi siguió con su mirada fija en la persona frente a él y que hablaba enérgicamente sobre su elección a publicar. De vez en cuando sus ojos se desviaban al archivo entre sus manos, pero nada más. Se negaba a ver en dirección de su amigo.

Su mirada había sido tan insistente desde hace dos días que quería hacerlo hablar a golpes. No iba a mentir, que lo analizaran en lugar de preguntarle de manera directa qué querían saber, hacía que sus niveles de estrés se fueran por las nubes. No le gustaba. Lo irritaba, de hecho.

Principalmente si venía de San, él siempre prefería comportarse de esa manera y actuar como si lo supiera todo. En algunos temas podía ser así, como publicidad por ejemplo o sobre ventas, pero de resto, no era el caso. Llevaba viviendo doce más que él, tenía conocimientos suficientes como para saber qué rayos estaba haciendo en términos generales.

—Así que, ¿estás seguro que atraerá la atención del público?— el sujeto a siete metros de él, asintió—. ¿Aún si es un autor desconocido y este es su primer libro?

—Completamente.— respondió con serenidad, acompañándola de un breve asentimiento—. Su estilo es bastante similar a otros autores reconocidos pero su trama es de interés común según nuestros consumidores asiduos, generará ganancias.

MinGi movió su mirada al manuscrito que llevaba leyendo hace cuatro días, al parecer las historias sobre crímenes y romances turbulentos estaban poniéndose de moda. Cargadas de drama y llenando a los lectores de incertidumbre sobre qué pasará con sus protagonistas entrañables. Incluso con aquellos que no lo son tanto.

Y si bien el libro del chico le había gustado, fue de manera parcial. Su forma de narrar era bastante consecuente, teniendo en consideración dónde había estudiado y cuánto tiempo implementaba en su pasión. Pero habían fallos en algunos puntos de la trama y lagunas que no se aclaraban en ningún momento, ni siquiera llegados al cuestionable final.

Y teniendo en cuenta que era su primer libro a publicar y el mejor entre los tres que les mostró, podía cambiar su apreciación por una más amable y decir que era un trabajo decente. Después de todo la mayoría de autores daban un tropiezo o varios antes de crear una obre digna de apreciar. Muchos no lo hacían nunca y pasaban por este ámbito sin pena ni gloria.

Sus dedos repiquetearon sobre la madera de aquella larga mesa, tomándose así de un tiempo antes de dar un veredicto. Él podía estar a favor de recibir manuscritos de quién sea, sin importar su procedencia, pero invertir en la persona y su producto era un asunto que requería una consideración más seria y profunda. Su editorial era lo suficientemente reconocida en el negocio como para darse el lujo de publicar algunos trabajos que no sumarían demasiados méritos, pero eso no significaba que podía derrochar dinero y reducir sus ganancias sólo para cumplir el sueño de alguien.

Mordió la cara interna de su labio inferior y su tamborileo se detuvo.

—De acuerdo.— musitó con sus dedos entrelazándose y su mirada fija donde su empleado—. Haz que el señor Roh arregle ese precario final en un plazo de dos meses y que los correctores de estilo se encarguen de revisarlo todo.— su orden se pronunció sin ningún tono en particular, estaba cargada de neutralidad—. Una vez esos aspectos estén solucionados le daré una revisión final, si todo esta en su sitio autorizaré que se publiquen mil copias.

El rostro del hombre pasó de estar entusiasmado a ligeramente contrariado. Una de sus cejas se elevó, pidiéndole que hablara sin tener que usar palabras.

—Bueno— murmuró entre dientes, rascándose la base del cuello con lo que a simple vista, podía asegurarse era nerviosismo—, nosotros acordamos dos mil copias.

Bloodiest - [MinJoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora