Historias Eróticas

Parte 3| La abuela 1/3.

Cada dos meses mi familia se toma unas vacaciones de dos semanas en la casa de la abuela, está a las afueras de la gran ciudad y es un terreno de hectáreas y hectáreas conformado por dos enormes mansiones en las que se queda gran parte de la familia, ésta vez yo me quedaré en "la casa principal" que es la más "pequeña" (es otra fuera de las dos mansiones), tiene tres plantas, seis habitaciones con baño cada una, la cocina, la sala de estar, la sala de película y todo lo que conforma una casa.

Termino de empacar mi último traje de baño y bajo corriendo para encontrarme a mi familia bebiendo jugo de naranja, esperándome.
Cojo una botella de la nevera y salimos a los autos, somos muchos; cuatro hermanos mayores (28, 26, 23, 21), dos hermanas mayores (19 y 19, gemelas) y luego estoy yo con (15) y detrás de mi un bebé de un año.

Después de horas y horas de viaje sentada en el auto soportando a los orangutanes que tengo como hermanos, diviso el gran portón de hierro que es abierto a penas y el primer auto llega.

De la casa principal salen unos siete pequeños corriendo hacia mi.

—¡Mia, Mia!— gritan y me abrazan. Mis primos, como los amo.

A los segundos salen todos los adultos, desde los tíos solteros a los padres de mis primos. Saludo a la abuela con una beso en la mejilla y entro dónde me quedaré yo sola con la abuela porque según mi madre "estoy en una etapa donde necesito más privacidad y estar en las otras casas no me la dará."

***

Después de horas con toda la familia llega la fría noche, está predicho que hoy lloverá. Todos salen de la casa principal para ir a sus cuartos antes de que la brisa empeore y la lluvia endurezca.

Me despido de mi madre en la puerta.

—Abrígate bien.

—Si, mamá.

—No comas nada dulce, ya cenaste, Mia.

—Si, mamá.

—Te amo, hija.

—Si, mamá.

—¡Mia!

Me espanto y río con inocencia.

—Yo también te amo, mami linda.

Me abraza por última vez y yo voy a mi cuarto luego de despedirme también de la abuela.

***

En medio de la noche la luz se va y yo me estoy meando, así que con la casa a oscuras salgo para ir al baño del pasillo del frente, si, si, tengo uno en el mismo cuarto pero me da la gana de ir a ese.

Entro, hago pis y cuando me estoy lavando las manos veo una sombra entrar.

Grito con todas mis fuerzas— ¡Soy yo, soy yo!—es la voz de la abuela.

—¡Abuela! Me asustaste. ¿Qué haces aquí?

—Estirando las patas, ¿y tú? Tienes tu baño.

—Quise venir a este.

—Bien, bien, me disculparás pero haré pis.

La siento tantear todo y sentarse, yo me quedo sentada a la orilla de la bañera solo por un por si acaso.

La luz llega justo en el momento en que la abuela se está secando... ¡A la mierda! La tiene limpia, grande y abierta, muy abierta.

Me quedo embobada mirándola y mi coño palpita a un punto doloroso.

Me acerco sin decir nada y me arrodillo.

—¿Quieres tocarla?— me pregunta.

—Si.

Abre las pierna y me siento chorrear, sus labios están caídos y es enorme.

Acerco mi mano y la toco, gime. —¿Puedo seguir, abuela?

—Si, si, sigue.

Meto mis dos dedos a mi boca y los ensucio de baba, esparso la saliva por todo su coño y meto los dedos sin previo aviso haciéndola gritar.

—¡¡Oh si!!

Los entro y saco sin pudor o lástima, es muy poco, su coño es grande, meto tres.

—¡Oh, joder!, ¡así, así! ¡Más, más!

Paso mi lengua por su clítoris hinchado y tiembla de placer. No es suficiente con tres dedos, arreglo mi mano en un puño y de manera lenta lo introduzco en su coño mojado.

—¡Más rápido!, ¡más duro!— me pide y se lo doy.

Entro y saco mi puño de su interior con ferocidad y sin piedad, sus piernas tiemblan y de pronto sus paredes se cierran alrededor de mi mano, se corre ferozmente con gritos.

Sonrío con suficiencia.

—¿Te gustó, abuela?

—Me encantó, ahora te toca a ti.

Se levanta aún con la entre pierna chorreando y me sienta en el inodoro, se inca, me quita la parte de abajo del pijama y los panties, abre mis piernas todo lo que dan y pasa su lengua por todo mi coño húmedo.

—Ahh...