Una noche de Halloween

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Halloween era una fecha especial que los niños, esperaban con ansias vestirse con disfraces divertidos o intentar asustar con sus pequeñas caritas y brazos cortos, montones y montones de niños disfrazados inundaban las calles de un pequeño pueblo en las afueras de la gran ciudad.

En dónde mitos y leyendas eran contadas cada año, creaturas mitológicas, seres con poderes sobrenaturales que acechaban los cielos o cazaban en los bosques.

Era la primera vez que los hermanos Lan salían más allá del límite establecido para su especie, los lobos solían permanecer en manada y dentro de los confines del gran bosque, sin embargo, a una cierta edad les era permitido salir más haya de esos límites, conocer la civilización que los rodeaba y si se acostumbraban adecuadamente uno que otro había podido insertarse en la vida cotidiana de los humanos.

Su existencia era un secreto, o eso pensaban.
— Hermano, ¿Por qué hay pequeños niños humanos vestidos de lo que perecen ser perros? ¿Es también un ritual humano? —preguntó un curioso Lan Wangji, quien a pesar de no tener expresión en su rostro, miraba con detalle todo a su alrededor.

Casas con telarañas colgando en las esquinas, luces moradas, naranjas y negras, calabazas con figuras extrañas y juguetes enormes que se movían y emitían sonidos. No era así como se le había dicho que sería.

— Bueno, según el tío, conforme pasaron las generaciones, diferentes leyendas se crearon algunas muy fantasiosas y otras cercanas a la realidad, creo que ellos intentan parecerse a nosotros Wangji —Lan Xichen explicaba tranquilo al menor, tal vez esa era la manera en que los niños humanos creían que los hombres lobo se veían, aunque ver lobos tan pequeños era casi imposible, en su manada aún existían.

En la antigüedad su especie era una de las más dominantes, plagaban bosques enteros y podían recorrer cualquier lugar que quisieran, los humanos nunca interferían, solían temerles, pero cuando las guerras iniciaron... La especie fue casi extinta y volver a surgir fue complicado, pocos hombres lobo cargaban la sangre pura de uno, ya que para poder repoblar tuvieron que usar el método de la transformación, esto implicaba convertir a humanos en híbridos, eran en la teoría prácticamente lo mismo, hombres que al toparse con la luna llena se transformaban en lobos gigantes.

El problema era que la raza pura empezó a perderse, los transformados tenían sangre humana y de lobo, al emparejar con otros sangre pura o humano se seguía reproduciendo sangre... bueno no tan pura, para que el linaje principal se pudiera mantener, los sangre pura descendientes de los nombrados "originales" debían ser emparejados con otros sangre pura para que su producto heredará su sangre, esas pocas parejas eran los niños lobo que aún existían en su manada.

El resto de niños vivía y crecía como un humano normal y al cumplir un límite de edad su forma de lobo se manifestaba en su luna llena número 21.
Por eso mismo los niños lobo eran tan preciados y permanecían siempre cerca de la manada, criados desde pequeños para mantener el linaje y cumplir todas las reglas tradicionales que los sangre pura tenían.

— Hermano, ¿Es eso un...? —en otra calle, no muy lejos de donde los hermanos Lan se encontraban, un joven castaño y pálido se acercaba alegre a un pequeño niño disfrazado de lobo.

— No lo sé, observemos un poco a la distancia para averiguarlo —contesto el mayor mientras se situaban en un lugar estratégico para observar sin ser descubiertos.

El hombre podría ser bien un humano cualquiera que tenía algún problema con su tono de piel y era por eso que era muy pálido o quizás solo estaba disfrazado de los legendarios vampiros, sin embargo, algo pareció llamar la atención del Lan menor, el pequeño niño les daba la espalda pero su disfraz era increíblemente detallado, unas pequeñas orejas que en lugar de estar arriba de su cabeza directamente, se veían un poco más abajo donde realmente deberían ir, y la cola colgando de su traje parecía hecha del mejor material ya que los pequeños hilos de movían con el viento como un verdadero pelaje lo haría.

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