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Y ahí estaba Jeongin una vez más mirando al pelinegro, el cual estaba recargado en la pared del gimnasio, con su típico cigarrillo entre los labios.

Jisung no había asistido a la escuela ese día, así que no había nadie que lo ayudara a reprimir sus impulsos de querer ir y hablarle a aquel lindo chico.

Y sólo siguió sus instintos y de un momento a otro ya estaba frente al alto y fornido chico quien le miraba con una ceja levantada, mientras retiraba el cigarrillo de sus labios y ahora lo sostenía entre sus largos dedos, pero sin alejarlo de sus labios.

-Eh... Hola... ¿me regalarías uno? -fue lo primero que Jeongin pudo sacar de entre sus labios.

-¿Un qué? -respondió el pelinegro con otra pregunta.

-Un cigarrillo... o bueno ¿me lo vendes? ¿o podrías darme una pequeña calada del tuyo? -Jeongin quiso darse un golpe al darse cuenta de que estaba jugueteando con sus dedos.

-¿Fumas? -volvió a preguntar el más alto y al ver a Jeongin con tal grado de nerviosismo esbozó una sonrisa burlona.

-No realmente, pero yo... bueno, quería intentarlo y veo que tú tienes cigarrillos y sí, eso...

El pelinegro asintió aún con esa sonrisa en sus labios y le dio la vuelta a su cigarrillo para que quedara frente a los labios de Jeongin.

-Una calada, vamos. No te daré uno completo si después resulta que no lo toleras.

Jeongin sintió que sus piernas temblaban al tener la intensa mirada del más alto sobre él, directamente en sus ojos. Jeongin se inclinó levemente, haciendo que el cigarrillo quedara entre sus labios y sin despegar su mirada del pelinegro, jaló aire a través del cigarrillo y sintió que su garganta quemaba, así que se alejó rápidamente y comenzó a toser como nunca había tosido en su vida, expulsando todo el humo por su boca e intentando recuperar el aliento desesperadamente. De pronto una leve, gruesa y melodiosa carcajada inundó sus oídos. Volteó hacia arriba y sintió que su corazón se detuvo abruptamente, para que después se estrellara una y otra vez contra su pecho. El lindo pelinegro sonreía ampliamente, dejando ver sus lindos y grandes dientes, las comisuras de sus ojos se fruncían, mientras estos mismos se mantenían cerrados.

Mierda, Jisung tiene razón, estoy muy enamorado de éste idiota... se dijo Jeongin.

-Inténtalo otra vez -aún mantenía el cigarrillo frente a sus labios, así que Jeongin volvió a dar una calada y sintió humo en su boca, pero se obligó a no toser estrepitosamente.

La mirada del más alto le calaba más que el humo en la garganta, pero se negó a despegar su propia mirada. El pelinegro sonrió levemente al ver que tosió sólo un poco menos de lo que anteriormente lo había hecho y que sacaba todo el humo de golpe.

-Cariño, creo que no sirves para fumar -dijo el pelinegro y redirigió el cigarrillo casi completamente consumido y dio una calada. Jeongin admiró la manera tan "profesional" en la que exhaló el humo sin atragantarse como él. Pensó en lo genial que se veía el pelinegro, mientras él debía de haberse visto ridículo.

-No, no, prometo que lo haré bien ahora -dijo Jeongin en un tono rozando en la desesperación.

El más alto retiró nuevamente el cigarrillo y lo acomodó entre los labios de Jeongin, a lo que éste intentó imitar la manera en la que el contrario lo había hecho anteriormente y por poco lo logró.

-Bien, vas agarrando la maña -dijo el mayor mientras relamía sus labios y tiraba el cigarrillo al suelo, para luego pisarlo y sacar su cajetilla, tomar otro y colocarlo entre sus labios-. ¿Gustas más?

Jeongin no pudo siquiera contestar, pues el sonido del timbre indicando que el receso había finalizado le interrumpió.

-Creo que lo dejaremos para otra ocasión -contestó Jeongin y sin más se dio la vuelta, dispuesto a irse.

Comenzó a caminar, alejándose cada vez más, aferrando sus libros a su pecho.

-¡Espera! -gritó el pelinegro, haciendo que Jeongin detuviera su andar y se girara a verlo expectativo-. ¡Me llamo Hyunjin!

-¡Lo sé! -gritó levemente Jeongin, de igual manera, para que el contrario pudiera escucharlo por sobre el estruendo de las demás personas que se dirigían a sus clases. La sonrisa en su rostro hizo que Hyunjin sonriera al instante-. ¡Yo me llamo Jeongin! -y ésta vez sí caminó hasta quedar fuera de la vista de Hyunjin y dejando a éste último con cierta sensación cálida en su pecho.

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Esto es una adaptación todos los derechos a nothingbutykg quien amablemente me permitió adaptar su obra.

Cigarettes • HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora