UNLEASHED

95 7 0
                                    


—Buscamos en todos lados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Buscamos en todos lados. —dijo Scott sacando cosas de su casillero. —Es como si se hubiera ido. Dejó su auto, su perro.

—Bien, ¿Era...? ¿Podría haber sido virgen tal vez? —pregunto Stiles nervioso. —¿Parecía virgen? ¿Crees que era virgen?

—No, definitivamente no. Deaton me hace tener sexo con todos sus clientes. Nueva política. —dijo Scott sarcásticamente. Yo reí fuertemente.

Stiles nos miró mal y yo aprete los labios.

—No, no sé si era virgen. —dijo Scott mirándolo.

—¿Por qué hablas como si estuviera muerto? Solo está desaparecido. —dije mirándolo.

—Y presuntamente muerto, porque probablemente es virgen. —dijo Stiles. —¿Y saben quién más es virgen? Yo. Yo soy virgen. —dijo Stiles alterado.

—Liv también. —dijo Scott mirándome. —O bueno eso espero. —dijo viéndome con mala cara. Lo mire con mala cara.

—¿Saben que significa eso? —continuo Stiles. —Que mi falta de experiencia sexual amenaza mi vida. Necesito tener sexo ahora mismo. Alguien debe tener sexo conmigo hoy. ¡Debo tener sexo ahora mismo! —exclamo Stiles alterado.

—Está bien, yo lo hare. —dijo Danny cerrando su casillero y Stiles dio un leve brinco y lo miro.

—¿Qué? —dijo Stiles mirando a Danny.

—Ven a mi casa a las 9:00. Y quédate toda la noche. Me gusta acurrucarme. —dijo Danny y yo intentaba aguantarme la risa.

Los tres nos miramos entre sí.

—Eso fue muy dulce. ¿Bromeas? —dijo Stiles sonriendo y Danny rio.

—Si, bromeo. —dijo Danny alzando ambas cejas y comenzó a caminar.

—No juegues así con los sentimientos Danny, no es atractivo. —dijo Stiles y solté la risa acumulada.

[...]

—Te queda bien la ropa deportiva. —dije mirando a Isaac coquetamente, él sonrió y se acercó a mí.

Me dio un corto beso y después se acercó a mi oído. —Tú te verías bien sin nada en este momento. —susurro en mi oído para después alejar su rostro y verme a la cara con una sonrisa. Le di un leve golpe en el hombre y reí.

Íbamos a correr. Como odiaba correr.

Isaac se agacho para abrocharse las agujetas y yo comencé a estirar. Vi a los gemelos, fruncí el ceño al ver como Isaac se tensaba.

El entrenador hizo sonar el silbato y todos comenzamos a correr.

—¡Regulen el ritmo, vamos! —exclamo el entrenador.

THE DARACHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora