Seduced By a Married Teacher (Seducida por un profesor casado) 🔞

Capítulo 10 - Jugando dentro del coche 🔞

No pudo evitar apretarle las caderas, clavando sus cortas uñas en su tierna carne. Se enterró hasta la empuñadura y finalmente se liberó, pintando sus paredes de blanco con su semen.

Tras el clímax, Cheng Yuzhou se rió y apretó cuidadosamente a Tang Guo contra la mesa.

"¡Eres pesado, Yuzhou!", resopló ella y le golpeó ligeramente en el hombro.

"Dime, ¿se sintió mejor el plátano o se sintió mejor mi polla?".

"¿Qué tonterías dices?" Volvió a golpearle en el hombro.

"¡No es una tontería, estoy hablando en serio! ¿O podemos comparar lo fuerte que gemiste, la intensidad de tu clímax y el número de veces que pediste clemencia y ver?

"Está bien, está bien, no digas nada más. Eres tú, ¿de acuerdo?"

"¿Yo qué?" Se negó a rendirse.

Ella lo ignoró, pero bajo su pecho desnudo y sudoroso, sus puntas sonrosadas comenzaron a endurecerse. En respuesta a su silencio, él pellizcó y frotó las puntas excitadas de la chica entre el pulgar y el índice y tiró de ellas hasta que empezaron a doler.

"¡Duele!" Ella le lanzó una mirada de agravio.

"¿Quieres que pare? ¿Hm?"

Él bajó la cabeza y se llevó la excitada punta a la boca, lamiéndola y dándole golpecitos con su lengua húmeda mientras ignoraba deliberadamente el otro lado.

"¡Ngh... el otro lado también!" Tang Guo no pudo evitar retorcerse coquetamente.

"No has respondido a mi pregunta. Lo haré si respondes bien".

"¡Hmph! Tu polla era mejor, ¿de acuerdo?"

"¡Por supuesto!", respondió descaradamente.

***

Después de limpiar la mesa, Cheng Yuzhou fue a ayudar a Tang Guo a bañarse. Sin embargo, no pudo resistir la tentación de apretarla contra las frías y resbaladizas baldosas y la violó una vez más.

Cuando terminaron, la secó con una toalla y eligió un vestido corto para que se lo pusiera. No preparó ni sujetador ni bragas.

"¿Cómo voy a seguir sin llevar ropa interior?", protestó ella. Las puntas de su pecho eran claramente visibles bajo la fina tela del vestido, y podía sentir un viento helado entre sus piernas cada vez que daba un paso adelante.

"Vamos a la ciudad vecina. Allí nadie te conoce y nadie se acordará de ti", le dijo mientras la metía en el coche. La ayudó a abrocharse el cinturón de seguridad y continuó con un guiño travieso: "La razón principal es que me resultará más fácil jugar contigo".

Al escuchar la voz profunda y magnética del hombre, Tang Guo sintió inmediatamente que se mojaba. Inconscientemente apretó las piernas y se olvidó de seguir protestando.

Mientras conducía, Cheng Yuzhou sostenía el volante con una mano mientras jugaba y amasaba los montículos con la otra. La cara de la chica estaba enrojecida y, finalmente, no pudo evitar empezar a gemir y a acariciar el lado descuidado con su propia mano.

Él miró su cara, sus ojos cerrados, antes de deslizar su mano bajo el vestido. Con el dedo índice, acarició sus húmedos pliegues de arriba abajo, a izquierda y derecha, frotando de vez en cuando su tierno nudo con la yema del dedo, pero se abstuvo de entrar en ella.