CapÍtulo III

67 35 8
                                    

—Si me hubieses encontrado manchada de sangre fuera de tu casa ¿Cómo hubieses sabido que toda la sangré que estaría impregnada en mi ropa, es mía? —Dijo Jana mientras observaba a Jhak preparando el desayuno.

—Por tu forma de actuar en ese instante —Respondió de manera cortante Jhak.

—¿Mi forma de actuar? Te refieres a ¿miedo? O ¿desesperación? —Movió sus manos y se las pego en su rostro, mientras en su pequeña cara se formaba una sonrisa —Y si yo hubiese fingido ¿Qué tal si, hubiese fingido tener miedo? Solo para buscar que alguien me ayude, luego ganar su confianza y finalmente utilizarlo y manipularlo a mi antojo ¿Cómo hubieras sabido que lo que hubiese hecho en ese momento era verdad?

Jhak miro a Jana sin reflejar nada en su rostro, limpio la mesa y en ella puso dos vasos de leche —Una persona cuando se encuentra en el peor momento de su vida, se apaga la luz de sus ojos; eso que lo hace brillar y sentir bien, desaparece; la forma de latir de su corazón no es la misma, se siente más pesada y aunque duerma lo debido, siempre se le notara sus ojeras, porque esas personas solo tienen una duda que los atormenta y es "¿Por qué sigo viviendo? o ¿Por qué me toco sufrir más a mí que a otros? ¿Qué tengo que pagar para que todo este dolor se acabe?" y ellos llegan a encontrar una salida, solo una y es la muerte. Y así, encuentran su libertad, a eso que la tenía encadenada a su dolor lo llamaban vida —La miró fijamente e intentaba acercarse poco a poco a ella — Eso mi pequeña, es algo que no se puede fingir.

—Me dices que la muerte da la libertad a eso que la vida les condena a sufrir —Miro fijamente a Jhak —¿Entonces en verdad crees que todo eso, nadie lo puede fingir?

Jhak se acercó por completo a Jana y la comisura de sus labios se inclinaron hacia los labios carnoso de ella, indicando que no tramaba nada bueno. Sin embargo, su mirada estaba llena de simple curiosidad. Después de una pausa, él toco el pecho de Jana para sentir el latir de su corazón.

Jana estaba confusa, no entendía que hacia Jhak o por qué lo hacía, pero, el tan solo hecho de sentirlo cerca, sentir su respiración y el calor de su cuerpo, hacia que su corazón latiera muy fuerte, la respiración aumentara, que sus ojos se llenen de brillo, las manos y las piernas le tiemblen y provocando que ella se sonroje.

Jhak sonrió y se alejó de ella —¿Lo que sientes ahora es fingido?

—No...no...por...porque ... ¡hiciste esto! — Tartamudeando respondió Jana, mientras intentaba taparse el rostro.

—Solo quería que entendieras que no es fácil fingir un sentimiento, emoción o la forma de como tu cuerpo sufre los diversos cambios, solo nace de acuerdo a la situación en que estes pasando ese momento —Respondió Jhak mirándola.

Jana entre llantos dijo —Jhak eres malo, muy malo, porque eres así.

—Que... que... que hice... Jana por favor no llores... perdóname ¿sí? —Toco su rostro e intento calmarla.

Jana hecho una carcajada mientras veía a Jhak — ¿Viste? Fue fácil fingir, y tú caíste como si nada, sueles confiar mucho en las personas que lloran — Con uno de sus dedos tocó la nariz de Jhak y sonrió.

—Ahh, está bien, tienes razón —Toco su cabello dando un profundo suspiro —En el mundo hay personas que opacan la luz de otros dejándolos en sombras y tinieblas — Levanto sus manos e hizo puños, luego miro la mano derecha y dijo —Imagina que aquí se encuentran las personas bondadosas, las que tan solo existiendo pueden provocar un camino de luz a otras —Luego miró la mano izquierda —Ahora en esta mano, imagina que están las personas crueles, esas personas que provocan dolor sin importar nada, las que asesinan solo por diversión, los abusadores y demás —Junto sus manos provocando que sus puños se deshagan, para luego extender los dedos y las palmas de las manos quedaran frente a frente rozándose —Así es como nace el mundo, cuando estas dos clases de personas se juntan, y solo para que haya un equilibrio.

Unas Palabras desesperadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora