Dastan Sinclair
La vi sacar el teléfono marco unos números, pero después se quedó quieta, frunciendo el ceño y me acerco al notar que se estaba por desmayar.
La sostengo de la cintura, antes se que caiga.
— Y ahora quien es la inútil—digo solo para molestarla.
—Imbécil...—fue lo último que pronunció antes de perder el conocimiento.
Noto que la camisa que lleva puesta comienza a llenarse de sangre había perdido mucha con todo el esfuerzo que hizo, la cargo en mis brazos y la dejo en el sofá, vuelvo y tomo el teléfono para llamar a Giovanni, diciéndole rápidamente que vengan por mí y traigan un médico, como no tenía ni la más remota idea de donde estábamos les pido que rastreen mi celular. Los perros no se movieron de su lado ni un segundo, mientras yo intentaba detener la sangre. Pasaron unos 30 minutos cuando al fin oigo un helicóptero, salgo con el arma en la mano, y veo como desciende en el campo, de inmediato reconozco a Giovanni bajar del helicóptero, junto a tres hombres más, salgo a recibirlos y acompaño al médico junto a Asia.
— ¿Pero qué mierda paso ?—me dice Giovanni apenas entra por la puerta.
Cuando le estaba por responder los gruñidos de unos perros hicieron que voltearon a ver al doctor que estaba acercándose a Asia, claramente no iban a dejar que la toque, el doctor me mira suplicando ayuda.
Giovanni saca su arma y les apunta, pero antes que dispare lo detengo.
—Baja el arma ahora— Ordeno con cansancio, mientras lo hacía frunció el ceño sin entender frunció el ceño sin entender. Me dirijo hacia los perros con cuidado, ¿Cómo mierda iba a hacerles entender que era un doctor? — chicos, él es bueno solo la va a ayudar— digo con suavidad, sintiéndome un tonto, pero ni siquiera me miraron, seguían colocados justo en frete de ella. Me sigo acercando con cautela y ellos se mueven para dejarme pasar y entrar en su círculo de protección junto a Asia.
—Asia, Asia... despierta, pídele a tus perros que se calmen—intento despertarla, pero nada— diles a tus perros que se calmen.
—Sit— dice en apenas un murmuró y los perros se sientan tranquilos, el doctor pasa entre ellos y ahora sus miradas eran dirigidas hacia Giovanni.
—Así que es ella— dice mirándola. No digo nada solo me mantengo serio, quería que esto se acabara lo más pronto posible y en esta situación esto iba a tardar un poco más.
Le cuento a Giovanni lo sucedido, y él se pone manos a la obra para averiguar qué pasó, mientras el doctor decía que teníamos que trasladarla a un lugar mejor con los equipos necesarios para tratarla. En menos de una hora ya estábamos en mi mansión y la colocamos en unas de las a habitación con los equipos necesarios para que el doctor pudiera trabajar, fue algo complicado mover a los canes que de nuevo en ningún momento se apartaron de ella. Que leales eran, aunque no me atacaron cuando ella se los pidió, la muy perra iba a dejar que me atacarán, definitivamente ya me empecé a acordar porque nos llevábamos pésimo en el cuartel. Aunque ella no fuera de mi agrado, era lastimosamente la única capaz de poder ayudarme.
Asia Darling
Abro los ojos lentamente acostumbrado a la luz, mi cuerpo dolía horrores, miro a mí alrededor y no reconozco el lugar.
¿Qué me paso? ¿Abre perdido la memoria? ¿Quién soy?
Soy Asia Darling, hago un repaso mental de mi vida y justamente no recordaba este lugar, intento levantarme y veo mi brazo conectado a una máquina, estaba en una cama conectada a aparatos de hospitales, estoy en un hospital, ¿cómo?, la habitación era amplia y elegante con colores neutros una perfecta combinación con los muebles el lugar.
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Vindicta
RandomAsia Darling, líder de las fuerzas terrestre encargada de buscar, capturar y muchas veces matar a las personas no deseas para el gobierno de turno. Dastan Sinclair, con múltiples medallas de honor obtenidos en las fuerzas armadas, rodeado de enemi...