Susurros del mar

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Las olas del mar golpeaban incesantes unas tras otras las rocas de la costa. Acompañadas por la tenue luz de la luna, que apenas y era visible gracias a la brumosa y espectral neblina.

Dando una noche perfecta para quedarse en la calidez del hogar y dormir. Dormir bien acurrucado en una confortable cama y entregarse al mundo de los sueños.

No obstante, a pesar de aquella noche ideal para no salir a merodear por ahí, aun así, por las calles casi desiertas de un pequeño pueblo costero, se oían un par de penetrantes pisadas, recorrer sigilosamente las adoquinadas calles.

Con el manto de la noche cubriendo sus figuras cerca de una vieja pescadería, dos hombres hablaban entre susurros a pesar de lo desolada que se encontraba la calle.

Su charla no duro mucho y con un ligero gesto de despedida, se separaron. Siguiendo cada uno su respectivo camino.

Solo un par de pasos después de haberse despedido, sintió una penetrante mirada a su espalda, volteo rápidamente por instinto, pero no encontró nada, la adoquinada calle se encontraba igual de desierta que cuando había empezado a caminar por ella.

Se quedó unos segundos inspeccionando la vacía calle, hasta que el frio lo obligo a reanudar su andar con más ahínco.

Hasta que el sonido de unos pasos detrás de él se hizo presente. Sin embargo, esta vez en lugar de voltear, incremento la velocidad de sus pasos, deseoso de llegar a su destino.

A cada paso que daba, sin importar que tan rápido caminara, el incesante sonido de alguien tras él no paraba. Así que con un rápido movimiento se giró para encontrarse con su perseguidor.

Y en cuanto su mirada se encontró con los ojos inyectados en sangre de este, no dudo ni un segundo en empezar a correr.

Corría por los callejones a una velocidad alarmante, invadido por el terror de ser perseguido por aquella cosa a la que no le encontraba descripción exacta. Hasta que en su desesperación entro en un callejón sin salida.

Lleno de impotencia golpeo a puño cerrado la pared de ladrillos que obstruía la salida, antes de buscar a su alcance algo con que defenderse. Encontrando solo un par de barriles vacíos, los cuales no dudo en lanzar.

No obstante, apenas lanzo el primer barril, su vista fue nublada por un fuerte golpe, para después ser brutalmente impactado una y otra vez en la dura pared hasta que su vista se nublo por completo.

*****

Guardado en el confortable calor de su habitación, con la única compañía de un antiguo libro, el frio de la tormentosa noche y las gotas de lluvia deslizándose por la ventana, resultaban casi imperceptibles para cierto rubio, que solo tenía atención para el libro que se encontraba en sus manos.

Tan concentrado estaba en su lectura que cuando, unos golpes se hicieron sonar en la puerta de su habitación, no fue capaz de escucharlos.

—Otra vez estás leyendo, vamos deja ese libro, tendrás todo el verano para leer todo lo que quieras—soltó su mejor amigo, mientras entraba.

—Cuando este en casa lo último que hare será leer. Mi madre me tendrá tocando el violín exclusivamente para ella casi todo el día.

—En ese caso porque no pasas las vacaciones conmigo, no vivo en un castillo como tú, pero mi mansión tiene lo suyo.

—Me encantaría aceptar tu oferta. Pero no puedo, sabes como es mi madre, si por ella fuera ni siquiera estaría aquí. La desaparición de Menma la cambio mucho.

—Siguen sin tener noticias de él.

—Sí, hasta la fecha aún no tenemos noticias de su ubicación. En la última carta que recibí de mi hermana, esta menciono que mi padre ya lo da por muerto, pero mi madre se niega a pensar de ese modo.

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