La fortaleza Evans

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Llevaba un mes en casa de los Evans, no había visto a nadie en ese mes. Redacte una carta de renuncia en el jardín y no volví a poner un pie en ese lugar.

Mis amigas se mudaron a dos cuadras, como estaba planeado. Pero no hubo fiesta, ni cena. Hablé largo y tendido con las tres y les conté todo.

Al igual que Chris se estaban acostumbrando a llamarme por mi nombre, pero ellas tampoco me juzgaron.

Lisa, la mamá de Chris, viene a diario a pasar el día conmigo. Al principio dudé en si era buena idea decirle todo. Pero ella comenzó a hacer preguntas, no era normal que yo me mudara con su hijo y no saliera de la casa.

Fue una tarde de jueves, estaba lloviendo. Ella preparó dos tazas de chocolate caliente y se sentó conmigo.

– Tenía 20, acababa de conseguir un trabajo como bibliotecaria. Él estaba en la biblioteca, me vio y me sonrío, me llenó de halagos y luego me invitó a un café. Parecía un buen sujeto, me dijo que era policía y yo le conté que estudiaba para ser maestra – Lisa me escuchaba atenta, no me interrumpió y todo el tiempo sonreía.

– Luego de ese día tuvimos muchas citas, una mejor que la otra. Él era muy atento y atractivo... me enamoré. No fue muy difícil convencerme de vivir juntos, llevaba una vida entera sintiéndome sola. Ese mismo año comenzamos a vivir juntos y ahí comenzó todo – Tomó en una de mis manos y la apretó delicadamente, me sonrío y me dio ánimos para seguir con mi relato.

– Chris no sabe esto... pero estuve embarazada, tenía 21. Cuando le dije se alteró, me dijo "¿Por qué no te cuidaste?" Luego salió y no volvió hasta en la madrugada. Estaba totalmente borracho y me sacó de la cama, me arrastró por el departamento y me sacó de allí. Me dijo que él no iba a arruinar su vida por mi culpa. Un vecino vio todo y me dejó quedarme en su departamento. Pasé la noche ahí y al día siguiente entré a buscar mis cosas, él estaba en la cama con otra. Me altere y comencé a gritarle, se enfureció y fue la primera vez que me golpeó. Caí mal sobre la mesa de la sala... terminé en el hospital y con un aborto espontáneo. En ese momento tuve que irme... pero no lo hice – para ese entonces ella lloraba conmigo y me abrazaba.

Esa tarde, por primera vez, pude hablar con alguien sobre todo. Le conté cada detalle, cada pelea, cada golpe. Al finalizar solo me abrazó y me besó haciéndome saber que no estaba sola.

Al parecer ella se encargó de hablar con el resto de la familia, porque nadie hizo preguntas. Todos hacían parecer que nada estaba pasando, que esta era una situación completamente normal.

– ¿Tienes hambre pajarito? – me preguntó Scott, usando el apodo que me había puesto. Él decía que era porque "siempre estás cantando"

– Quiero esperar a Chris – asintió y se sentó junto a mí.

– Hoy viene Bruno a cenar, quiero cocinarle pasta – me comentó alegre.

– Si quieres, puedo encerrar a Chris en la habitación para no ser mal tercio – asintió complacido con mi idea.

– ¡Te lo agradecería! Hace mucho que no tenemos tiempo a solas... pero tampoco se me antoja salir y dejarte sola – todos se preocupaban mucho y lo agradecía, pero no quería interferir en la vida de los demás.

– Scott, si quieres salir adelante. Además está Chris o las chicas, tu mamá o tus hermanas... en serio que no deberían tomarse tantas moles...– me tapó la boca con su mano.

– No Oli, no vas a comenzar con esa tontería de "no merezco" te amamos y por eso te cuidamos. Hasta que no encontremos una solución definitiva, no vamos a dejar de cuidarte – me abrazó y besó mi coronilla.

– Gracias Scott, te quiero – le devolví el abrazo.

– Scott... necesito pedirte un favor, verás... quiero ir al ginecólogo. Pero no quiero pedírselo a tu hermano ¿Podrías acompañarme? – se atragantó con su propia saliva

– ¡Tú estás! – negué rápidamente.

– ¡No! Es solo qué hay que hacer chequeos, sabes... – respiró más tranquilo.

– Por un segundo creí que este sería un típico caso de embarazo adolescente – me comencé a reír.

– Tengo 25 y Chris ya es un viejito... creo qué ya no entramos en esa categoría – ambos seguimos riendo hasta que Chris entró y nos vio curioso a ambos.

...

– ¿Por qué debemos quedarnos encerrados acá? – Chris estaba terminando de comer y puse una película.

– Scott está teniendo una cita y prometí que los dejaríamos tranquilos – asintió y se acomodó para ver la película conmigo.

– Amo a mi hermano, pero estoy pensando echarlo de la casa – le pegué en el hombro y negué molesta.

– ¡No es en mal plan! ¿Sabes por qué está aquí? – negué, nunca cuestioné la razón por la cual los dos hermanos Evans vivían juntos.

– Tengo problemas en su mayoría emocionales, sufro de ansiedad, periodos pequeños de depresión y problemas de sueño – lo vi sorprendida pero no dije nada, en todo este tiempo no pude ver nada de eso.

– Tranquila, llevo años trabajando en eso y he mejorado muchísimo. Todo comenzó por el estrés y la ansiedad que me provocó mi trabajo... En fin, él está conmigo por lo mismo. Viví un largo tiempo con mamá, pero hace unos años decidí que era demasiado, que debía conseguir mi propio lugar. Entonces él se ofreció a venir conmigo, ya sabes para "cuidarme". Pero creo que ya es tiempo... y ahora estás tú – me vio y me sonrió.

– Tú eras lo que le hacía falta a mi vida, linda contigo no siento miedo, ansiedad o soledad. Estar contigo me permite estar conmigo, ser solo yo, hace tiempo no me sentía tan "libre" – lo abracé y me recosté en su pecho.

– Me alegra saber que te soy de ayuda... tú eres importante para mí – con su mano hacía círculos en mi espalda.

– Regresando a Scott, amo a mi hermano, pero sé que se quedó estancado acá conmigo. No sabes cuantos planes ha hecho con Bruno... quiero que por fin los cumpla y deje de hacer más planes – no sabía que decirle, es decir, no era de mi incumbencia. Ellos debían de hablar y ver que pasa.

– No lo eches... habla con él, dile lo que sientes y lo que quieres. Luego deja que Scott decida – besé su mejilla y él asintió.

– Por cierto... estuve pensando y creo que debería de denunciar a Joe. ¡Ya sé que dije que no serviría de nada! pero tengo que hacer algo... no puedo vivir escondiéndome o con miedo todo el tiempo, no puedo permitir que tú vivas pendiente de que algo me pase... Quiero hacerlo Chris – no me dijo nada, pero me abrazó y besó mi frente.

Nos quedamos callados un momento y solo se escuchaban nuestras respiraciones, tomó una de mis manos y la entrelazó con la suya. Luego la levantó y la besó.

– Voy a apoyarte en todo. Si quieres hacerlo, hagámoslo – asentí y lo besé en los labios. Chris Evans era perfecto, amaba todo de él.

– ¡Te amo Evans! – me correspondió el beso y me levanté justo encima de él.

– Te amo Olivia – me susurró y comenzamos a quitarnos la ropa, sus manos rozaban y acariciaban mi piel desnuda y sus labios jugueteaban en los míos y el cuello.

Desconocidos [Chris Evans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora