𝐑𝐚𝐢𝐧𝐲 𝐃𝐚𝐲 [𝐒𝐞𝐧𝐣𝐮 𝐊𝐚𝐰𝐚𝐫𝐚𝐠𝐢 𝐱 𝐎𝐜]

CAPÍTULO SEIS

CAPÍTULO SEIS

Salida,

— ¡Quiero ese! — Señaló Senju, Mirai sonrió y tomando uno de los tantos pequeños balones de básquetbol se preparó, lanzando momentos después.

Fue una total victoria para la castaña quien sonrió con arrogancia.

— El peluche de oso grande, por favor. — El encargado del puesto asintió, descolgando el peluche que entregó momentos después a la chica de azules orbes. Senju agradeció y juntas continuaron su camino por la gran feria.

— Eres increíble, Mirai.

— Solo sé encestar, no es la gran cosa. — Hayashi sonrió acariciando la cabeza de la más baja. — ¿Quieres subir a alguna atracción?

— La montaña rusa.

— Andando.

Una enorme sonrisa se estiró en el rostro de Akashi, no podía negar que no era feliz estando al lado de la castaña, y se alegraba de que su amistad no estuviera arruinada al punto de tener que comenzar de cero nuevamente, ambas mantenían la misma confianza y aprecio hacia la otra que hacía tiempo atrás cuando se separaron.

No necesitaba nada más, Senju se sentía feliz con sólo tener a la mayor a su lado.

Qué afortunada la persona que ganara el corazón de la chica de orbes verdes, Akashi no podía siquiera pensar en Mirai con pareja, parecía tan libre y que por sus pensamientos lo último que pasaba era tener pareja.

Pero en realidad era todo lo contrario.

En el corazón de la castaña siempre hubo alguien, con quien compartió muchos momentos felices y tristes, por quien daría incluso su vida con tal de verle feliz.

Pero nadie más que ella lo sabía, y dudaba que nunca nadie fuese a ser conocedor de ese pequeño detalle.

Mirai estaba segura de que la sociedad la condenaría de ser así.

— Mirai. — Senju tomó su mano, fue entonces que la mayor cayó en cuenta de que era su turno de subir a la atracción, y sonriendo acompañó a la menor, tomando asiento juntas.

— Sostén bien a ese oso o saldrá volando. — Akashi asintió.

Después de colocarse el cinturón de seguridad, la atracción se puso en marcha. Hayashi hizo una mueca al notar el pequeño vagón elevarse a varios metros de altura dispuesto a caer pocos segundos después.

— Voy a vomitar. — Susurró Mirai, Senju le miró preocupada.

— No mires abajo. — La albina tomó su mano, Mirai la aceptó cerrando sus ojos con fuerza.

Por supuesto que fue increíblemente ruidosa gritando al aire al sentir la atracción dejarse caer repentinamente, sus ojos cerrados con fuerza, con la misma fuerza de la que tomaba la mano contraria. Akashi rio disfrutando de la atracción hasta que esta culminó.

Fue ella quien se encargó de ayudar a bajar a la castaña quien se encontraba mareada y a pesar aguantaba las ganas de devolver su desayuno.

— No volveré a subir nunca más a esa cosa.

— Pero era apenas el nivel inicial. — Hayashi hizo una mueca. — Está bien, no volveremos a subir, pero no vomites.

— No lo haré. — Juntas reanudaron su caminar, sin darse cuenta ninguna de las dos que conforme los minutos pasaban el sol descendía lentamente, dando paso a la noche estrellada.

Mirai ayudó a Senju a subir a un pequeño columpio colocado en lo más alto de una montaña que daba hacia el enorme campo de la feria, desde allí podían verse las luces de diferentes colores y las atracciones funcionando, escucharse incluso unos que otros gritos y música.

— Me gusta este lugar. — Senju sonrió abrazando con fuerza el peluche entre sus brazos. — Aunque hace frío.

— ¿Sí? Yo tengo calor.

Mirai se sacó su abrigo, colocándolo sobre los hombros de la albina quien agradeció.

— Gracias por hoy, Mirai. Fue muy divertido.

— No fue nada. — La mayor sonrió. — Me gusta pasar tiempo contigo.

Las mejillas de Akashi tomaron un leve tono rosado, Mirai rio por lo bajo.

— Oye, Mirai. — La castaña observó a la más baja. — ¿Qué harás cuando seas grande?

— Dios, no me preguntes eso. — Hayashi soltó un pesado suspiro. — No tengo ni la mínima idea de qué haré con mi futuro, no puedo hacer más que vivir el presente y recordar el pasado.

— ¿Nunca has pensado en lo que harás? ¿Qué estudiarás? ¿Con quién te casarás o cuántos hijos tendrás?

— La idea de los hijos está totalmente descartada. — Hayashi negó. — No quiero niños, olvídalo.

— ¿Pareja? — Senju notó las mejillas de la mayor pintarse de un leve rojo, una presión se instaló en su pecho. — ¿Hay alguien que te guste?

— Sí, hay alguien. — La mayor suspiró. — Pero no podremos nunca ser pareja.

— ¿Por qué? — Akashi notó los ojos verdes de Mirai posarse sobre ella con tristeza.

— Dos razones: la sociedad y su rechazo.

— ¿Sociedad? — Senju miró por unos segundos a su amiga antes de mirarle con sorpresa. — ¿Acaso tú-

— Sí. — Una sonrisa triste se estiró en el rostro de la castaña. — Es una mierda, espero que en un futuro la situación del mundo mejore y las personas puedan amar a quiénes ellos quieran.

— Puedes amar a quien quieras, Mirai. — Akashi bajó la mirada sintiendo sus mejillas volver a calentarse. — No importa que diga o piense la sociedad, puedes escapar con esa persona de aquí o irse a vivir en una isla en donde nadie les moleste... Vivir una vida feliz.

— ¿Sabes? Es una buena idea. — Hayashi rio. — Ahora solo queda su rechazo ¿Qué solución tienes para eso?

— ¿Se lo has preguntado ya?

— No. No lo he hecho. — Mirai negó. — Tenemos una bonita amistad y... No quiero arruinarla, acabo de recuperarle y sería horrible que las cosas no funcionaran por culpa de mí y de mis sentimientos.

— Inténtalo, si te rechaza quizá tengas suerte y su amistad continúe, pero si no es así... Llegará alguien más para ti. — Hayashi asintió. — No saques conclusiones precipitadas.

— ¿Entonces crees que debería de confesar mis sentimientos? — Akashi asintió. — Bien, lo haré.

— ¿De verdad? ¿Cuándo? — Mirai sonrió.

— Uno de estos días, le citaré en el parque y le diré lo que siento. — Senju asintió mirando hacia otro lado, sus ojos brillaron a causa de las luces lejanas, Mirai no pudo evitar notar la belleza resaltada en su rostro ante el brillo golpeando su piel.

— Espero que esa persona te acepte, Mirai.

— También lo espero.

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