D a d d y I s s u e s 🔞 [Tokyo Revengers | Bonten]

0 6 ☁️

—¿Esto es necesario? —Cuestioné mirando la faldita y las medias hasta medio muslo.

—Completamente necesario. —Sonrió Hanma mirándome desde atrás.

—Aleja tus ojos pervertidos de mi bebé. —Gruñó Kakucho tomando el borde de mi falda para bajarla un poco más.

—Esa falda está muy corta. —Murmuró Koko. —Me agrada, ¿No tienen otra más corta? Esas piernas merecen ser mostradas, bueno, sólo para nosotros. Me encantaría llevar tus piernas como aretes.

—Esto es vergonzoso. —Murmuré tapándome la cara.

—Ven aquí. —Me dijo Takeomi y yo fui hacia él, luego palmeó una de sus piernas. —Sientate.

Le hice caso y pronto sentí como metía su mano entre la falda y mis bragas para tocar mi trasero.

—Redondito, como me gusta. —Sonrió expulsando el humo de su cigarrillo. Sentí como dió un suave apretón y luego comenzó a jugar con el borde de las bragas.

—No seas injusto, no por ser el mayor deberías tener tantas libertades. —Se quejó Baji cruzandose de brazos.

—Ven aquí tú, te tocaré el trasero también.

—Jalo. —Dijo acercándose para sentarse en la otra pierna, pero Takeomi lo empujó. —Hijo de puta.

—No digas malas palabras frente a la niña. —Regañó Ran dándole un sape.

—Ay no es como si yo no supiera decirlas. —También me crucé de brazos.

—No tienes permitido decir groserías, y nadie tendrá permitido decir groserías frente a ti. —Sentenció Mikey mirando duramente a los demás, pero en cuanto me miró a mi su semblante cambió. —Eres nuestra bebé, sería extraño escucharte decir eso.

Sonreí algo enternecida por aquello. Mikey se acercó jalando suavemente hacia atrás una de mis coletas y luego me dió un beso en los labios, algo torpe de mi parte cabía mencionar.

—Me gusta el sabor de tus labios. —Murmuró sonriente, lamiéndose los suyos.

Quedé embobada, parecía algo irreal que yo estuviera en esta situación con ellos.

—Jefe, lamentamos interrumpir. —Llegó de pronto uno de los chicos de traje. —Nos acaban de avisar que hay una pandilla tratando de arrebatar parte del territorio que les corresponde.

—¿¡Ah!? ¿Quiénes se creen esos bas... delincuentes? —Cuestionó molesto Mochi tomando su arma para guardarla.

Y automáticamente los demás, excepto Mikey, sacaron de quién sabe donde sus armas y las colocaron en sus cinturones.

—Vendremos después bebé. —Dijo Takeomi y me hizo levantar, antes de irse se acercó a mi para darme un beso y un apretón en mi trasero. —Espero ser el primero.

Los miré irse y entonces mi celular comenzó a vibrar encima de la mesa, lo tomé llevándolo a mi oreja.

—¡Follalos, follalos a todos y me cuentas todo con lujo de detalles!

—Hina, es una locura.

—¡Cuentaaaaa!

°°°

Miré el armario en donde habían montones de prendas de tonos pastel, el armario era grande, incluso podría decir que era otra habitación.

Me paseé por el lugar tratando de encontrar algo lindo que usar después, me llamó la atención un vestido como de piel rosa, así que me quité la falda que tenía, dejándome el polo blanco que llevaba y me puse el vestido pero como que no me convencía porque me daba calor, así que sólo me quité el polo.

Pero ahora me sentía muy expuesta, afortunadamente llevaba sujetador pero sobresalía del vestido.

—Mejor otra cosa. —Murmuré.

Seguí buscando ropa, algo lindo que pudiera cubrirme el trasero.

—Cool. —Sonreí mirando una sudadera gigante azul, iba a tomarla pero se cayó de dónde estaba colgada. —Vale quesooo.

Me puse de rodillas, bajando el vestido para que no se me viera nada, y luego me agaché extendiendo el brazo para intentar alcanzar la sudadera.

—Lindo trasero. —Dijo alguien y yo me asusté tomando los zapatos que estaban en el suelo para después lanzarle uno al individuo. —¡Ay, eres una bruta!

—¿¡Koko!? —Exclamé. —¿¡Qué haces aquí!?

—Mikey dijo que me quedara a hacerte compañía, así que... Disfrutame bebé. —Sonrió mostrando su lengua.

Koko me ayudó a levantarme, y de inmediato su mirada bajó hacia mi escote, traté de taparme pasando mis coletas hacia enfrente.

—No las tapes, te ves hermosa. —Sonrió colocando su mano en mi mentón, pasándola por mi mandíbula y luego con su pulgar acarició mi mejilla. —Muy hermosa.

Él se acercó para besarme, colocando su mano libre en mi cintura para de esa manera hacer que mi vientre chocará con su pelvis.

Nos separamos en busca de aire y luego él decidió atacar mi cuello, dejando suaves mordiscos y besos.

—Dejame ser el primero. —Susurró ronco, su mano comenzó a acariciar mi cintura.

—Hazlo. —Dije sin pensar y él sonrió cargándome para después llevarme a la cama y dejarme ahí mientras iba a cerrar la puerta con pestillo.

—Será una noche larga, bebé. —Sonrió comenzando a quitarse el cinturón.