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Capítulo 5

Minjeong casi se atora con su cerveza cuando Kate apareció en la escena nuevamente. Estaba acostada en la cama, ambas piernas atadas en cada extremo de los postes de la cama y sus manos esposadas por encima de su cabeza. Sus piernas estaban abiertas de par en par y la cámara tenía una visual clara de su coño. Varios látigos, cadenas, y juguetes estaban a un costado de la cama tamaño king.

Solo se podía escuchar la voz de Abbie. "¿Lista para tu castigo Kate?"

"Si Ama"

Abbie entro en escena, posándose sobre la cama. Su mano presionando justo por debajo de los pechos de Kate hundiéndola contra el colchón. La respiración de Kate se entrecorto y gimió delicadamente.

"Mmm. Tan sumisa. ¿Te gusta ser mi zorra Kate? ¿Hace que el coño te pulse cuando te domino?"

Karina ya ni si quiera trato de censurarse. Un gemido escapando de sus labios perfectos, llenando el aire. Minjeong sintió como su sexo se contrajo con el sonido.

"Oh si, Abbie. Me encanta." Kate se mordió el labio, levantando la mirada hacia su ama.

"Lo supuse." Abbie se inclinó hacia abajo, succionando un pezón en su boca y mordiéndolo. Mientras Kate soltaba gritos de placer tratando de arquearse en su boca Abbie mantuvo la presión en su pecho, forzándola a mantenerse quieta.

Karina se movió nerviosamente en su sitio, sus piernas contraendose. Minjeong no pudo detenerse; escupiendo la pregunta antes de poder censurarla

— ¿La idea de alguien sometiéndote te moja?

Los ojos de Karina se abrieron de par en par, dirigiéndose a Minjeong quien la estaba mirando de vuelta. Se permitió un pequeño baile victorioso en su mente ante la participación de Minjeong. Significaba que Minjeong la deseaba tanto como ella deseaba a Minjeong.

—Si —no podía mentir aun si quisiera– Nunca he estado atada antes. Jamás confié en alguien lo suficiente como para hacerlo, pero ahora mirando esto, me excita la idea.

Minjeong asintió, sus ojos mirando la lujuria en los de Karina.

— ¿Confiarías en mí? —Karina ni siquiera dudó.

– Sí.

Un grito de "¡Oh Dios mío!" de Kate y un fuerte manotazo hizo que Minjeong y Karina regresaran su atención a la pantalla.

Abbie estaba ahora sentada a horcajadas encima de Kate, frente a sus pies y su mano se alzaba sobre su sexo. "¿Alguna vez te han azotado en el coño Kate?

"No... nunca"

"Empezaremos lento ¿vale? Quiero saber cuánto puedes aguantar."

"Vale."

Las caderas de Minjeong se levantaron levemente y su mano se aferró al sillón cuando la mano de Abbie cayó sobre Kate las primeras veces. Fuertes y húmedos sonidos de azotes eran escuchados y las piernas de Kate estaban tensadas en los postes de la cama. Su sexo se estaba hinchando, enrojeciendo y humedeciendo con cada azote.

—Mierda —Minjeong susurro mientras Kate solto un grito, sus caderas elevándose.

—Su clítoris se sentirá extra sensible después de eso —Karina acoto, su voz más grave de lo normal. Minjeong simplemente asintió, no confiando en que su voz se mantuviera calmada.

"¿Tuviste suficiente Kate?" Abbie pregunto, haciendo bailar sus dedos entre sus pliegues.

"Si. Por favor Ama. Por favor déjame correrme."

"Nuh uh uh." Abbie sacudió su cabeza, quitando su mano y su toque. "Tienes que ser castigada primero"

Kate gimió. "Déjame compensarte."

Abbie sonrió. "Estas tratando de librarte de tu castigo Kate?

Kate se mordió el labio. "¿Tal vez ambos?"

"Así está mejor." Minjeong se terminó el resto de su cerveza, antes de mover la lata a un costado para liberar su visión y poder ver solo la pantalla y Karina. "¿Qué tienes en mente Kate?"

"Quiero complacerte. Siéntate sobre mi cara para que pueda comerte y hacer que te corras."

Karina jadeo y Minjeong gruño en placer.

– Mierda, eso es sexy —Minjeong exclamó.

—Asfixia erótica. –Karina dijo algo asombrada— Es peligroso.

— Supongo que va junto con todo el aspecto de la confianza –Minjeong comentó, mirando a Karina.

—Supongo que tienes razón Min —Karina sonrió brevemente antes de que sus ojos regresaran a la pantalla. Minjeong sonrió para sí misma decidiendo ahí y en ese mismo instante que si para el final de todo esto Minjeong admitía que la deseaba, iba a poner su mundo de cabeza.