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— ¿Qué harás hoy, Midoriya? — preguntó la chica parada en la puerta de la casa de aquel joven. Con una mano sostenía un hacha y con la otra un pequeño morral que usaba para guardar la caza del día.

— No lo sé, en realidad... — contestó el chico. — Tengo que ir a buscar la ropa que usaré en la cosecha, creo que la camisa que tengo ya no me queda, tiene rotos algunos botones, ¿Qué harás tú?

— Iré a cazar algo, la verdad es que la comida está escaseando y no me queda otro remedio. ¿Vienes?

— Claro, deja voy por mis cosas.

El chico volvió a entrar a su pequeña casa con la chica de ojos marrones detrás. Ella dejó el hacha en la mesa de la cocina mientras se colgaba en la espalda su morral. Él, por otro lado, tomaba unos cuantos cuchillos y mochilas que tenía por ahí.

— Limpiaste la casa, ¿Cierto? — preguntó Uraraka, tratando de sacar un tema de conversación. — Ya le hacía falta.

— Si, lo hice. — contestó el peliverde. — No fue tan difícil como pensaba. De hecho, — acto seguido buscó algo entre una pila de papeles que se encontraba encima de la mesa. — mira lo que encontré.

Midoriya le tendió a Uraraka una pequeña y vieja fotografía, en la cual salían los dos cuando eran niños. En sus rostros se veía una gran sonrisa.

— ¿Recuerdas lo complicado que fue conseguir una cámara? — dijo ella, mientras se acomodaba unos mechones de cabello detrás de la oreja. — Casi nos descubren al salir de los límites del Distrito.

— Si, en realidad no nos cuidábamos para nada en ese entonces... — dijo Izuku mientras tomaba su pequeño arco de la mesa de la cocina y se ponía su larga capa marrón. — ¿Nos vamos?

Uraraka asintió y tomó su hacha para después dirigirse a la puerta del hogar. El frío del invierno cobijaba a todo el país, por lo que salir sin ningún tipo de abrigo sería un acto suicida. Ambos comenzaron a caminar en dirección al típico árbol por el cual brincaban la malla ciclónica que separaba al Distrito del campo abierto, mientras intercambiaban una que otra palabra.

Izuku Midoriya. Era de los chicos más fuertes del Distrito 11, —por no decir que el más fuerte—. Tenía pocos amigos, a decir verdad, no le gustaba mucho la convivencia. Disfrutaba de cazar y pasar tiempo con su padre y madre, hasta que su padre, en un día de caza, desafortunadamente fue atrapado por las tropas del Capitolio. Lo subieron a la nave en la que ellos viajaban y lo asesinaron frente a él. Izuku nunca se sintió tan triste, al igual que su madre. Ambos cayeron en una gran depresión, nunca se imaginaron que algo así pudiera suceder. Claro que cazar tenía sus riesgos, pero no se esperaban que la muerte de aquel integrante de la familia fuera tan repentina.

Luego de unos meses, con la ayuda de Uraraka, comenzaron a superar aquel hecho tan trágico que sacudió sus vidas, además de que comenzaron a salir más seguido a cazar. De ahí viene el odio de Midoriya hacia el Capitolio. ¿Qué es lo que piensan, los sumergen a todos en una pobreza extrema y esperan que no hagan nada para sobrevivir? Por eso él salía casi todas las mañanas a cazar con Uraraka, así conseguían algo de comida y aprovechando vendía una que otra cosa para conseguir algo de dinero y comprar pan caliente.

¿Qué era el Capitolio? Fácil, un lugar en el cual vive la gente tranquilamente, con buenos recursos y no tiene preocupaciones, y, básicamente, la capital del país, Panem. En el Capitolio se cometen todo tipo de atrocidades: Torturas, amputaciones, manipulaciones... Pero lo más destacable sin duda —y no en el buen sentido—, eran los Juegos Del Hambre.

Estos se efectúan cada año y su mecánica es totalmente horrible. Escogen al azar a una chica y un chico de cada Distrito para que acudan al Capitolio a pelear hasta la muerte en una arena que se construye cada año para Los Juegos. Los chicos, llamados tributos, eran elegidos durante la cosecha, un evento en el cual se reunían —a la fuerza— todos los habitantes del Distrito y se escogían dos entre todos los chicos y chicas de doce a dieciocho años. Esos dos "afortunados" irían a luchar ese año a Los Juegos.

𝚑𝚞𝚗𝚐𝚎𝚛 𝚐𝚊𝚖𝚎𝚜 - 𝚋𝚗𝚑𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora