CAPÍTULO 20

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"Mi Perdición"

Corría de un lado a otro decorando la casa de Danielle. Globos por aquí, serpentinas por allá. Tenía que sacar los adornos que parecían frágiles y llevarlos a un cuarto aparte. No podíamos arriesgarnos a romper algo, puesto que nos estaban prestando la casa.

Me levanté antes que Louis y fui corriendo a mi casa. Mi papá había llegado, lo supe por sus ronquidos. Me pregunto si mamá le dijo que no me encontraba en mi cuarto, o si pudo detectar mi olor cerca de Louis. Lo más probable era que no, ya que, de lo contrario, hubiera corrido a sacarme. Me sentí un poquito culpable al dejar a Louis dormido y no despedirme, pero tenía que venir lo antes posible para empezar a arreglar todo para su fiesta de cumpleaños. Pretendía que este fuera un gran y maravilloso día.

—¿Le echas la crema?—.

Miré a Danielle que me extendía un bote de crema chantillí. Asentí y la batí fuerte antes de echarla sobre el pastel que ella misma había preparado. También hizo los demás bocaditos. Aunque odiaba admitirle alguna virtud, debía decir que esta chica tenía un don para la repostería.

Cuando el hilo de crema batida descendió a la cobertura del pastel, un recuerdo sucio llegó a mi mente. Recordé el olor y sabor de la crema de Louis. Me sonrojé. Aunque por poco morí asfixiado, me encantó probarlo.

Yo despertaba sensaciones y deseos en él, pero continuaba frenándose ante la idea de tomarme. Me agradaba que fuera así de cuidadoso y respetuoso conmigo, pero si estaba empezando a desesperarme. Era normal que un omega al encontrar pareja, se dedique a tener largas sesiones de sexo con él. Esto podía durar incluso meses, antes de que la revolución de hormonas cediera. Yo estaba con mis hormonas a tope. ¿No entendía que ya estaba listo para desflorarme? A lo mejor tenía que decírselo más directo, o debía de tomar el consejo de mi tío. Provocarlo hasta obligarlo a perder el control. Eso me recordaba su gran fuerza de voluntad y de espíritu. Louis no era un alfa normal, tenía más fuerza física y espiritual que cualquier otro alfa que antes hubiera conocido. Incluyendo a mi papá.

Louis llegó a la casa. Mi loba lo sintió. Limpié mis manos y salí de la cocina para recibirlo. Maldita sea. Otra vez Danielle estaba poniéndole las manos encima. Tenía una gran sonrisa mientras se mantenía enganchada a él con un abrazo, felicitándolo por su cumpleaños. Tosí un poco.

—Disculpa— le dijo él, apartándola. Caminó hasta mí —No es justo que te hayas ido mientras estaba dormido— dijo como un niño pequeño, haciendo un mohín.

Me acerqué para abrazarlo de la misma forma en que lo había hecho Danielle.

—Y no es justo que se te guinden así— siseé en voz baja.

Él rió —Vamos, ya deja tus dramas—.

Me aparté de él mirándolo mal.

—No hagas que te arruine tu cumpleaños— me crucé de brazos —¿A qué viniste?—.

—Fui a verte para almorzar juntos. Me dijiste que ibas hacer de este mi mejor cumpleaños y suponía, que lo íbamos a pasar juntos— volvió hacer un puchero —Gran sorpresa que me llevé cuando me dijeron que no estabas, pero entonces Gemma me dijo que habías venido para acá—.

—Bueno, alguien debe ayudar a las hermanas con la fiesta—.

—Por eso no quería celebrarlo— giró los ojos —Es demasiado trabajo—.

—No lo es— repliqué —Por lo menos, no para mí—.

Cerca de la una empezaron a llegar los amigos de Louis. La fiesta no comenzaba hasta las siete, pero ellos se habían ofrecido a ayudar a terminar de arreglar la casa. La mamá de Danielle que era una ternura de señora, se ofreció a cocinar para nosotros. Al igual que su hija, tenía un talento innato para la cocina.

No es fácil - Omegaverse (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora