CAPÍTULO 5

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"Fiesta"

Mi segundo día de colegio fue más relajado y me tomé la libertad de reírme en clases haciendo bromas tontas. De vez en cuando, miraba al chico omega de reojo, pero casi siempre lo vi charlando alegremente con esa chica. Me convencía cada vez más de que posiblemente ambos eran pareja. Ella era una beta, estaba seguro porque no desprendía olor de omega, de hecho, no tenía olor alguno. Además, sabía de antemano que la única mujer alfa aquí era Danielle.

En un momento dado, la chica se inclinó delante del omega y cómo cargaba su chaleco desabrochado le dejó ver todo su escote. Mis ojos casi saltan de mis cuencas al ver que el omega metía una de sus manos en su pecho.

Aparté rápidamente la mirada, sonrojado.

—¿Todo bien Louis? — me preguntó Danielle.

Le asentí con una sonrisa fingida y me dediqué a observarla mientras contaba algo de su hermana a Zayn. Al parecer, él quería con ella, pero ella no le correspondía. Yo solo podía pensar en el omega y su chica, así que a fin de cuentas sí eran pareja. Me preguntaba si a ella le agradaba tanto el olor dulzón de su novio.

Cuando llegó la hora de receso, necesitaba ir a los sanitarios. Quedé con los chicos en encontrarlos en la cafetería y entré hacer mis necesidades. Cuando salí del cubículo, casi me da un paro cardíaco al observar quién se estaba lavando las manos. El aroma del jabón había tapado su propio olor.

—Hola— me saludó mirándome desde el espejo —¿Vas a seguir mirándome cautivado? — sonrió.

Palidecí de inmediato.

—¿Cómo te llamas? — preguntó dándose la vuelta para mirarme de frente.

—Louis— no pude contenerme y pregunté —¿Y tú? —.

Por su voz tan bajita no había entendido bien su nombre cuando se presentó el primer día de clases y yo no podía preguntarlo.

—Harry— me extendió su mano y yo se la di temblando.

Y ahí estaba, otra vez. Fuego, cosquilleo, electricidad, todos juntos concentrados en las palmas de mis manos. ¿Por qué su contacto me generaba estas sensaciones? Tiempo después, él retiró su mano y se dedicó a observarme. Yo hice lo mismo, embobado. Harry, era un muy bonito nombre. Eso era lo único que mi mente podía procesar.

—¿Qué desayunaste hoy? —.

—¿Qué? —.

—No me digas que volviste a saltarte el desayuno— dijo serio colocando ambas manos en sus caderas.

Y qué caderas...

—Eh, no... fue, fue cereal con leche—.

—Ahora entiendo por qué hoy sí tienes color—.

Me miré al espejo. ¡Estaba colorado! No, maldita sea. Bajé la cabeza.

—¿Irás a la fiesta del viernes? —.

—¿Tú vas? —.

¿Por qué tenía la palabra esperanza impregnada en mi tono de voz?

—Claro. Iré con Gigi, es la chica que se sienta a lado mío—.

Claro, su novia.

—Nos vemos allí— sonrió y se despidió agitando su mano.

Cuando el salió de los baños pude sentir como su aroma se iba alejando, pero eso no impedía que mi mente me siguiera recordando lo dulce que era. Mi lobo interno quería probar más de eso. Cuando llegué a la cafetería, lo primero salió que de mis labios fue un:

No es fácil - Omegaverse (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora