cuando ponga "male!" significa que es un one shot con un hombre, y cuando ponga "fem!" significa que es con una mujer
por su atención, gracias<3
Acomodó su ropa y pasó una mano por su cabello tratando de arreglarlo de nuevo. Se paró frente a la puerta de tu casa y tocó varias veces. Tuvo que voltear hacia arriba cuando tu padre le abrió.— ¿Sí?
— Buenas tardes, vengo a recoger a su hijo —colocó las manos en su espalda.
— ¿Se puede saber para qué? —enarcó una ceja.
— Vamos al parque —contestaste saliendo por detrás suya—, él es Cinco.
— ¿El niño del que tanto hablas? ¿El que hace que te pongas rojo como tomate? ¿El que?...
— Sí, pa —interrumpiste entre dientes—, ese. Ya vuelvo, ya tomé dinero, adiós.
Jalaste la mano de Cinco, mientras él se despedía de tu papá con la mano. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de tu casa soltaste un suspiro y pasaste tu brazo por los hombros de tu lindo novio.
Si bien, tu familia, toda, sabía sobre tu amorío con un chico, más nunca lo han visto más de diez minutos por culpa tuya. Tu familia puede ser intensa en cuanto a las preguntas, y quieres pasar la faceta del "serías un buen yerno" pero en otros términos.
— No me gusta que hagas eso —murmuró.
— A mi no me gusta que Diego venga, pero oye, las cosas nunca salen como uno quiere.
— No es Diego, es Klaus.
— Peor aún. La última vez que lo trajiste, se robó mi celular y se empezó a tomar fotos, cambió mi adorable fondo de pantalla y le cambió la contraseña. Pude cambiársela cuando lo volví a ver, o sea después de seis días.
— Lo siento.
— Tú no tienes porque, pero ya no siento mi celular —dijiste deteniéndote. Revisaste tus bolsillos y efectivamente, ya no estaba—. Creo que tendré que ir pensando en que hacer si no tengo celular.
— Sonríe —exclamó Klaus tomándote una foto justo en la cara—, sales horrible, otra.
— Hola, Klaus —murmuraste en suspiro—, vámonos.
Klaus no te caía mal, para nada, pero si pudieras hacer que su cara pierda los colores y deje de acompañara a su hermano a sus citas, pues bien.
Empezaron a caminar, pero esta vez pusiste tus manos dentro de los bolsillos de tu pantalón. Cinco fulminó a su hermano con la mirada y le señaló que fuera detrás de ellos, o sea mínimo a cincuenta metros.
Klaus le sacó la lengua y obedeció quejándose. Cinco suspiró y te codeó.
Cinco se acostumbró tanto a tu tacto que el no sentirlo era raro, no le gustaba caminar de la mano y eso lo sabías, pero poco te importaba y aún así hacías que caminara contigo como la pareja feliz que eran.
Querías hacer que se acostumbrara y desarrollara emociones diferentes, querías enseñarle que no todo en la vida es horrible, casi.
— ¿Cuándo te dejarán salir sin necesidad de traer a tus hermanos?
— Lo dice el que en nuestra primera cita trajo a su hermana.
— De hecho fuiste tú, mi hermana tiene siete. Y una tiene ocho, otra catorce y una tiene... bueno en fin.
— No lo hago a propósito. Ellos se enteran por culpa de papá, y porque entran a mi habitación sin tocar.
— Siempre vamos...
— ¡Cuñado, desbloquea tu celular! —pidió Klaus poniéndose frente a ti.
— Klaus, es el cumpleaños de Cinco.
— ¿Cuándo es su cumpleaños?
— ¿En serio no lo sabes? —arqueaste las cejas.
— Es el tres de mayo —contestó Cinco jalando tu brazo para que de nuevo empezaran a caminar.
— ¡Ese no es!
Cinco rodó los ojos tomándote por los hombros(o eso intentaba, ya que su estatura no ayuda mucho) y los teletransportó a la otra punta del parque.
— ¡Eso no se vale! —exclamó Klaus a la nada.
— Te estabas tardando —dijiste sentándote en una banca.
— Trataré de volver solo la próxima vez —dijo imitando tu acción.
— Voy a traer a mi hermanita para que veas lo que se siente.
— Tu hermana me cae bien. Sólo cuando no llora, o te jala a algún lugar.
— O sea que nunca.
— ¿De qué hermana estamos hablando?
— Tal vez la más pequeña, o la anterior a ella.
— ¿Taylor?
— No, ella es la más grande de las mujeres, estoy hablando de Lily.
— ¿Y quien es Judith?
— La bebé que mamá cuida en la casa del vecino, Dios, ni siquiera te aprendes los nombres de tus cuñadas.
— Cielo —sonrió con ironía—, tienes como ocho hermanas, ¿esperas que me aprenda los nombres cuando unos son similares?
— Yo me aprendí los de tus hermanos y mira que son seis.
— ¿Por qué estamos hablando de mis hermanos?
— ¿Por qué no mejor nos vamos y?... bueno no, Klaus tiene mi celular.
— ¡CINCO! ¡CINCO, CINCO, CINCO! El cuñado tiene mensajes de alguien que se llama Griffin.
— Klaus, ¡es mi papá!
— ¿Qué no tu papá se llama Gregg?
Te diste una face palm mientras negabas con la cabeza. A veces Cinco podía ser un caso, pero de lo que estabas seguro era que te gustaba ver cómo se confundía con tu familia. Y de qué estarías dispuesto a aguantar ese tipo de cosas sólo por él.