𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 4

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La joven Reiko, sale despavorida del edificio y se apoya en la pared perteneciente al burdel, el sentimiento de que casi muere, que casi deja a su madre sola y desprotegida, su corazón se estruja ante tal pensamiento doloroso

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La joven Reiko, sale despavorida del edificio y se apoya en la pared perteneciente al burdel, el sentimiento de que casi muere, que casi deja a su madre sola y desprotegida, su corazón se estruja ante tal pensamiento doloroso. Las lágrimas se asoman por sus ojos y con brusquedad las saca antes de que caigan por su mejilla, le da miedo mostrarse débil ante el mundo, no quería volver a pasar lo mismo que su madre y verla sufrir porque algunas personas no tienen respeto hacia otras.

—¿Estás bien?—Preguntan a su lado.

Rápidamente Reiko levanta su cabeza y se encuentra con un hombre de por lo menos 30 años o menos, lleva anteojos y un traje muy caro ante los ojos de ella, ni en sus sueños podría comprar ropa así de lujosa y cara.

—Si, solo me asuste.—Responde con cautela, alerta a cualquier movimiento sospechoso.

—Lo note, tenías miedo a que te dispararan. ¿Es tu primera vez en estos lugares? ¿Verdad?—Del bolsillo de su traje saca un cigarro.

—Si, no me gustan estos tipos de lugares.—Mira con el hombre enciende el cigarro y se pone a un lado de ella, apoyando su peso en la pared también.—¿Cómo te llamas?

—Kisaki, ¿Y tú?—Expulsa el humo luego de darle una calada y la mira de reojo.

Ahora logra admirar la belleza completa en Reiko, no solo su cuerpo, sus ojos, sus labios, su mandíbula marcada y ojos cansados, junto a unas bellas cejas pobladas. Reiko, tarda en contestar, pensando en algún nombre que pueda gustarle, no piensa darle su verdadero nombre a alguien como Kisaki.

—Luna.—Sonrie.

—Lindo, las madres saben elegir nombres.—Se ríe, dejando el cigarro entre sus dedos.—Los padres, son un tanto tontos y relajados.

—¿Por qué?—Pregunta curiosa, mirandolo fijamente, encontrandose con los ojos de él.

—¿Por qué, que?—Pregunta Kisaki, posando el cigarro en sus labios.

Eso me exita... ¡No es el momento para pensar en eso! - se regaña mentalmente.

—¿Por qué dices que los padres eligen nombres horribles?—Pregunta con cautela, sin intenciones de ofender u algo así.

—Bueno... Parece que el único idiota que le pone "Tetta" a su hijo es mi padre.—Dice avergonzada de haberle dicho su nombre, desvía la mirada y la centra en la calle de enfrente.

—Si no te gusta puedes cambiarlo, ya eres alguien independiente y adulto.—Dice Reiko, sorprendiendo a Kisaki.

—¿No te burlaras?—Pregunta Kisaki, volviendo a verla fijamente.

Si, me quiero reír, pero prefiero seguir viva a que morirme porque me burle de su nombre.- Piensa Reiko, desviando sus ojos a las manos de Kisaki. - son grandes, me gustan.

—No, ¿Que ganaría si lo hago?—Responde volviendo su vista al rostro del rubio.—No me gustaría morir porque me burle del nombre de alguien, sería muy tonto.

—¿Te parezco malo?

—Sí.—Responde, jugando con sus manos, nerviosa.

Kisaki, sonríe de lado viendo la acción que hace la joven con sus manos, su cabeza está llena de ideas para poder secuestrarla, pero una parte de él, quiere hacerlo bien y tenerla para el solo de una manera la cual la chica no quiera huir rápidamente. Pero el haberse conocido en un lugar así, le quita varios puntos al asunto, aunque a leguas se nota que Reiko no es de juzgar a las personas por nada del mundo, pero no podría escuchar lo que pasa por su cabeza.

—Está bien.—Habla natural, Kisaki.

Reiko, deja sus manos quietas y se gira a ver a Kisaki lentamente, con miedo a que el hombre en esos minutos de silencio haya sacado un arma y le esté apuntando ahora mismo. Pero solo se encuentra con el hombre expulsando el humo de sus labios, dejando que el humo se esparza por el aire y desaparezca. Las mejillas de Reiko se tiñen de rojo y una diminuta sonrisa aparece en sus labios, pero la borra al instante de darse cuenta.

—¿Ahora eres muda o qué?—Pregunta Kisaki, al no escucharla decir algo.

—No, solo que...—Fija la mirada en la calle y sobrepiensa lo que dirá.—Ya es tarde, es momento de irme.

Reiko, despega la espalda de la pared y se pone el abrigo, sintiendo como el aire se vuelve frío, sus manos se sienten frías también y las cubre en sus bolsillos. Su madre la mataría si la viera en estos lugares y más hablando con un posible mafioso buscado por la policía y más, recibiría la discusión de su vida, junto a unos pequeños golpes de su parte, solo para terminar con una pizca de dramatismo e intimidación. Kisaki, arroja la colilla al piso y la apaga aplastandola con su pie, escanea a la joven de abajo había arriba y también se despega de la pared, dándose cuenta que la chica está por irse.

—¿Te irás?—Reiko asiente y empieza a caminar lento hacia el auto de Max.—¡Nos vemos!—Kisaki alza un tanto la voz y le sonríe de lado, sabiendo que no volteara.

Reiko, de su bolsillo saca la llave del auto de su amigo y se adentra al vehículo luego de abrirlo, abrocha el cinturón de seguridad y lo enciende, va hacia atrás y sale rápidamente de ahí, sin importarle nada, solo queriendo estar a salvó y tranquila. Aún está asustada de Kisaki, aunque no lo haya demostrado en el momento, no significa que tenía miedo de morir ahí mismo. Al estar ya varias calles lejos, reduce la velocidad y baja el vidrio de la ventana, dejando que el viento la calme un tanto.

—Vete a la mierda, Max.—Dice mirando hacia delante, maldiciendo a su amigo.

Luego de varios minutos, logra llegar a casa, baja del auto y cierra con seguro, a pesar de que haya sido un mal amigo, no dejaria que le roben el auto, el cual se esforzó por comprar y poder llevar a su madre al hospital con comodidad. Saca las llaves del bolsillo de la gabardina y se adentra a la residencia, las luces de la entrada/sala están apagadas, dejando que solo la tenue luz de los faroles de la calle alumbren traspasando las cortinas, con sumo cuidado cierra la puerta y deja sus tacones en la entrada, suplantandolos por unas pantuflas de entre casa con forma de unicornio, con cuerno incluído.

Deja las llaves y el bolso en sus lugares y se va directo a la habitación de su madre, abre la puerta lentamente para no despertarla y con pasos suaves se acerca a la cama y planta un beso en su mejilla, con un susurro acompañado ;

—Ya estoy en casa, mamá.






—Ya estoy en casa, mamá

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Holi (♡ω♡ )

Espero que les haya gustado el capítulo y disculpas por haber tardado tanto, pero no me había sentido bien emocionalmente. Recuerden tomar awita :3

Bye bye <3

𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗘𝗗╰ ᴷⁱˢᵃᵏⁱ ᵀᵉᵗᵗᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora