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Pov omnipresente:

Kiyotaka continúo siendo observado sin que lo notara, demasiado perdido en las nuevas sensaciones que le resultaban abrumadoras y el hecho de que solo subieran de intensidad no le ayudaba, sin embargo, sentía mucha curiosidad por estas, bien se dice que la curiosidad mato al gato, una lástima que no haya oído sobre este dicho.

Al principio el de cabellos marrones trato levantarse, pero al intentarlo y fallar repetitivamente dejo de intentarlo y parecía que se había resignado ya que se acomodó cerca de la esquina y abrió una bolsa de papas, se veía un poco extrañado y si mirabas bien podrías ver un destello muy suave de emoción en ese generalmente inexpresivo rostro, el aire que con ligeras pero refrescantes brisas se llevaba aquel dulce olor esparciéndolo por todo el aire de manera muy minuciosa y restregándole a aquel que le observaba una leve tentación, la vista de la pieza maestra de la sala blanca en ese momento no hubiera cabido ni siquiera en la imaginación de los delirios más alocados de quienes conocieron al muchacho antes de que saliera de ese atroz lugar.

Debería de verse como un ser atroz, letal, peligroso y sobre todo intrigante, tanto por su manera de ser como por las duras condiciones de vida a las que fue sometido, su cuerpo, su mente y todo su ser en general fue entrenado para ser lo que se considera perfecto, para ser adaptable en toda clase de condiciones desalentadoras que pondrían en duda hasta a los más valientes todo sin titubear. Sin embargo, ahora está aquí luciendo pequeño, delicado sensible e incluso curioso, con el cuerpo colocado cerca del rincón de la pared haciéndolo lucir pequeño, vulnerable y delicado, las hojas se movían levemente por las brisas haciendo un sonido muy tranquilizante también la brisa movía con delicadeza y suavidad su cabello y empujaba algunas hojas y flores cerca de donde se encontraba algunas estaban a centímetros de tocarlo, sus ojos tan carentes de cualquier clase de emoción reflejaban una hermosa puesta de sol con curiosidad y derivado de la curiosidad inocencia que contrastaba con su sonrojado rostro y el olor que brotaba de él era simplemente magnifico y adictivo, sus labios, una lengua paso sobre ellos para humedecerlos de saliva haciéndolos brillantes y apetecibles, no paso ni un segundo de eso antes de que su mano sacara una fritura y se la acercara hacia la boca, igual que antes la olfateo como si fuera un cachorro curioso, no parecía más un gato por la forma en la que abrió lentamente la boca para darle un pequeño mordisco cerrando los ojos por algunos segundos para saborear mejor y concentrarse en el sabor en un intento por ignorar el molesto sudor que envolvía su piel nívea y lo hacía brillar, haciendo que algo que las personas comunes consideren insignificante de una manera provocadora, elegante y que desborda de inocencia, inocencia debido a su ignorancia por no conocer su aspecto actual y por el hecho de no conocer que estaba siendo observado mientras realizaba sus actividades, inocencia que desconocía que era observado por alfa mientras realizaba estas actividades que no debería realizar por 2 motivos muy importantes que este nuevo amante de las golosinas no tomo en cuenta.

La primera la hora de clase ya había comenzado, pero al segundo no le había importado en lo más mínimo, es decir ¿que era perder una clase a cambio de tener esta escena frente a sus ojos? era algo que ni si quiera debería de compararse, contemplar la decisión de ir a clase y perderse este suceso era imperdonable no más bien impensable. Y el primero ni siquiera tenía conocimiento de que el receso había acabado, estando tan concentrado en saborear las sensaciones que le brindaban sus alimentos como para tomar en cuenta el ambiente que lo rodea, su alrededor parecía no importarle y él mismo había bajado su estado de guardia alta, por lo menos en este plazo de tiempo parecía que tenía la guardia baja, su estado no estaba alerta parecía muy fuera de si, como si una ninfa que está siendo espiada por un aventurero explorador sin notarlo, incitándolo con su belleza y seduciéndolo de una manera inconsciente y sutil pero notoria y sobre todo muy efectiva.

Luego repentinamente dejo de comer y abrió los ojos, volteo hacia todas partes, frunció el seño levemente e hizo un leve ¿puchero? Al no encontrar lo que sea que buscase, parecía un poco sorprendido pero su cuerpo delato que esta en un estado de alerta con todos los músculos tensos y preparados para un ataque, aunque al no encontrar nada parecía que se resigno poco tiempo después dejo de hacer eso para volver a cerrar los ojos y comer otra vez

¿Omega? ΩDonde viven las historias. Descúbrelo ahora