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Tres corazones rotos

Tres corazones rotos

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RAYAN

Deja de verme como si estuvieras enamorado de mi.

Las palabras de Amelia lo perseguían. Ella lo perseguía.

¿Cómo crees que se sentiría Courtney si se entera?

No podía poner las manos al fuego, pero él, por su parte, se sentía como el más grande de los idiotas, sufriendo por alguien que jamás iba a corresponderle. No del mismo modo en que él lo hacía. Incluso si Amelia llegaba a quererlo... ella jamás se permitiría ser vulnerable frente a él, frente a nadie. Rayan no podía confiar en sentimientos tan fríos y calculados como los de Amelia.

Eso era lo que pensaba mientras, con un dolor oprimiéndole el pecho, observaba cómo Amelia tomaba su ropa del suelo y abría la puerta del baño sin vacilar. Mantuvo su expresión neutra: no quería que ella se diera cuenta de cuánto le dolía su apuro por salir, su constante indiferencia... y lo peor era ese juego al que estaban jugando, ese de los besos robados y caricias en las sombras. Todo con ellos era a escondidas, un tira y afloja en que en un momento si y al siguiente ya no. Cada vez que Rayan creía ver una chispa de emoción en sus ojos esta desaparecía tan rápido que siempre terminaba por creer que se lo había imaginado, que solo estaba viendo lo que quería.

Lo cierto era que Rayan estaba total e irrevocablemente enamorado de Amelia, y la deseaba con una pasión que lo consumía por dentro. Pero ella jamás sería suya, ni él de ella, porque ella no lo permitiría.

Suspiró con pesar, arreglándose la ropa y restregándose los ojos con las manos. De pronto se sentía tan cansado como si el peso del mundo le hubiera caído encima.

Amelia se precipitó hacia afuera, tropezando sobre sus pasos. Rayan permaneció quieto, viéndola salir con el corazón estrujado. Cómo le habría gustado engañarse a sí mismo pensando que la chica huía de otra cosa y no de él o de sus propios sentimientos. Estaba tan cansado de ser para ella un trapo que usar y tirar.

¿Cómo crees que se sentiría Courtney si se entera?

La voz de Amelia se repetía una y otra vez en su cabeza. Esa era otra de las preguntas que lo perseguían. Él y Courtney habían sido amigos desde la infancia; se conocieron cuando la familia de él se mudó al vecindario de Courtney, y un día jugando en el parque también descubrieron que vivían a dos casas de distancia. Tenían siete años en ese entonces; Rayan jamás podría olvidarlo. De hecho, hubo un tiempo en que pensó que pasaría algo más entre ellos, pues su amistad solo se fortaleció con los años y con los problemas que enfrentaron juntos, sin embargo, cuando llegó Amelia todo eso cambió.

Ocurrió cuando tenían quince años. Amelia era la chica nueva en la clase; venía de otra ciudad y, por ende, no conocía a nadie. Era extrovertida y graciosa. Siempre tenía una broma o un comentario sarcástico a la mano y no le daba miedo ser directa o decir las verdades. Eso le chocó a la mayoría de las personas, pero no a Courtney. Y por supuesto que tampoco a Rayan. Él se sintió atraído por su personalidad desde el primer minuto en que la escuchó hablar en público en la clase de lengua, cuando tenían que presentar sobre un tema de interés personal en parejas y, ya que ella había llegado tarde y todos los grupos estaban conformados, lo hizo sola. Y lo hizo de maravilla. Rayan había quedado fascinado con cada uno de sus gestos, con su seguridad y su fuerza al hablar. Cada palabra que salía de su boca lo hechizaba: Amelia hablaba con tanta convicción y entusiasmo que era imposible no querer escucharla todo el día.

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⏰ Última actualización: May 31, 2022 ⏰

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