Herido entre cantares de los grandes, acompañado de copas sabor a versos, que desembocan en el alma de un poeta muerto.
Toca la guitarra el músico de las tardes y las mañanas, mientras un suspiro los apaga.
Ahora se encuentra solo, del humo su inspiración, mientras escribe versos de amor.
En Sabina haya letras de los amantes del amor, de camino a su corazón.
El amor que fue... el amor que nunca volverá a ser...