Invertido «L.S.»

05

Después de lo sucedido con el trío de chicos, los dos mayores de dieron que Louis se quedaría con ellos lo que restaba del día y hasta que hayan averiguado que fue exactamente lo que les sucedió.

Fue la última campanada anunciando la salida del instituto la que hizo que los omegas Styles tomaron a él pequeño alfa para retener su huída -cosa que ni siquiera intento por lo cómodo que estaba-.

Edward era el que sujetaba al más pequeño con la mano posada en su nuca sin ejercer mucha precisión, y Harry que era más suave se había estado encargando de hablar con él.

-Bien… -soltó un suspiro mientras veía a todos marcharse, y después darse la vuelta para quedar frente a frente con el alfita y su hermano -Ocupo que me prestes tu celular, lindo.

El tono el el que Harry le hablaba se comparaba mucho a como alguien le habla a un animalito herido tratando de que esté no sé altere, y a Louis eso no parecía molestarle, más bien, cumplía con la función.

El chico de ojos azules asintió de manera lenta, para bajar su mirada a sus pantalones y rebuscar en su bolsillo delantero y sacar el aparato para ofrecérselo al intimidante omega frente a él.

-Olvidas la contraseña, pequeño -habla bajo y en el mismo tono con una sonrisa ladina impresa en su rostro por lo bonito, y lindo, que se veía el alfa frente a él.

El ojiazul hizo lo pedido, y nuevamente extendió el aparato a Harry, que lo tomó y caminó un poco para posarse al lado contrario de dónde su hermano estaba -al lado derecho de Louis-.

Después de unos minutos Harry nuevamente volteó a mirar a su hermano con Louis, y se dió cuenta de que tanto Edward como Louis tenían los ojos cerrados. El alfita tenía la boca ligeramente abierta, y Edward estaba masajeando la nuca del chico con su mano, ambos se miraban muy relajados uno con el otro.

Harry había estado hablando con la madre del alfita de ojos azules, haciéndose pasar por él, diciéndole que iría a casa de unos amigos.

Ya con eso hecho solo quedaba ir a la casa de los Styles a intentar resolver el "problema".

Al tiempo un coche de color blanco se detuvo frente a la escuela y esa fue la señal para que los gemelos junto al otro chico caminarán a él. Una vez adentro el conductor del coche les dió un saludo y empezó a conducir a un destino desconocido para el único alfa del coche.

-¿A dónde vamos?

Edward que hasta ese momento no había dicho mucho lo miró para nuevamente tomarlo de la parte trasera del cuello y presionar suavemente, haciendo que se relaje casi de inmediato.

-Vamos a ir a nuestra casa niño -dijo Edward en un tono sereno.

-Pero, pero no le he dicho a mi mamá -los suspiros que salían de él no le permitían hablar correctamente-, y, y se va a… a preocupar.

De sus labios salió un pequeño gemido placentero, y con los ojos cerrados se dejó recostar en Edward mientras empezó a ronronear.

-No te preocupes lindo, ya se lo he dicho -hablo Harry con su voz suave.

El ojiazul asintió de forma lenta y pausada para dejar su cabeza recostada en el hombro de Edward y dormirse

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