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Una vez hicimos contacto visual se quedó manteniendo el contacto. Tal vez se había dado cuenta, esperaba que no.

-Jay: Espera un momento...

Se quedó pensando pero no apartaba la mirada mientras lo hacía. Ahora las cosas le comenzaban a cuadrar poco a poco; el no saber expresarse en persona, el conocerse, el llevarse mal, el nivel de argumentación, el pulso acelerado aquel día y léxico elaborado... todo en uno.

-Jay: Eres tú..!

Le tapé la boca en décimas de segundo para que no dijera nada e hice un pequeño sonido de silencio para que no dijera nada.

-Tú: Lamento ser yo Jay, te lo dije, te avisé, no me busques, te vas a arrepentir, y no me has hecho caso.

Intentaba decir algo.

-Tú: Si no dices mi nombre, "ese nombre" te dejaré hablar.

Asintió y le solté con suavidad.

-Jay: C-cómo puedes esconder tanto secreto? Tanta emociones todo, yo Ah-

Se agarró la cabeza, sus pensamientos eran una bola, seguro, se le veía un poco estresado.

-Tú: No sé expresarme en persona, por eso lo hago bien, lo siento, sé que te esperabas algo mejor, hice cuando pude por esconderme.

-Jay: No me Ah-! Tenía que haberle dado más fuerte.

Ahora era yo la que pensaba mucho, ahora yo tenía el lío en la cabeza.

-Tú: De que hablas?

-Jay: Del profesor este, le hubiera metido una hostia mayor si supiera que eras tú, pero tu otro tú.

-Tú: No hacía falta.

Apareció un profesor caminando por los pasillos mandando a los alumnos a sus clases o a donde debían y me asusté.

-Tú: Ay madre!

No sé ni cómo, ni cuando me até tan fuerte a él.

-Profesor: Vayan a sus clases o a donde deban ir, no se pueden quedar en los pasillos.

Hasta que pasó de largo no me solté y tampoco hacía el amago de hacerlo. Cuando se alejó un poco me separé y tomé la compostura.

-Tú: Lo siento, me ha salido solo, no volverá a pasar.

-Jay: Pequeña.

-Tú: Ah? Que pasa?

-Jay: Ahora ya no te puedes escapar de mí.

-Tú: Soy invisible, recuerdas? A parte, ni que me fueras a hacer algo. No, no?

-Jay: No te haría nada malo. Pero tampoco se me hace cómodo hablar aquí, aún hay gente, y algunos nos miran.

-Tú: Vamos a ver, el hijo de una persona con mucho dinero, guapo, alto, popular y carácter fuerte acorralando a una chica que hasta la gente de su propia clase no sabía que existía hasta hace poco contra las casillas. Muy normal todo Jay, yo también miraría.

Se separó un poco, se veía nervioso y puso sus manos en mis hombros para acariciarlos y luego su mano derecha bajó hasta mi mano izquierda tomándolo con suavidad para luego entrelazar nuestros dedos.

-Jay: Vamos a la azotea.

-Tú: Como me hagas algo te lanzó de esta.

-Jay: No podrías.

-Tú: Tu tampoco hacerme nada, pero por si a caso.

Me llevó de allí hasta la azotea y nos quedamos en un banco de piedra sentados.

ᴇʟ ᴘᴏᴇᴍᴀ [ᴘᴀʀᴋ ᴊᴏɴɢꜱᴇᴏɴɢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora