Extra

533 66 6
                                    

—¿Está bueno?

Nezuko mira curiosa a su novio, quien tenía su cara untada de chocolate.

—Come más despacio, no seas tan sucio.

—L-, Lo siento.

Diligentemente limpia su boca con una toalla.

—Nezuko.

A la voz de su hermano empuja la cara del rubio hacia atrás al tiempo que se daba la vuelta.

—N-, Nii-chan.

—¿Sabes dónde están los moldes de animales? Inosuke insiste en querer chocolates con forma de jirafa.

—L-, Los moldes, claro.

Ella mira hacia la derecha, izquierda, derecha otra vez y corre hacia la estantería.

—¿Zenitsu? ¿Qué te pasó?

El pelirrojo se acerca a él y le sonríe algo incómodo.

La mitad de la cara del rubio, que en algún momento fue limpiado por Nezuko, ahora estaba sucio.

Ajá, por la toalla.

—Me limpiaba.

—Límpiate bien.

Algo regañón Tanjiro habla mientras lo limpia.

Luego vuelve a ver a Nezuko, quien de un recipiente de plástico transparente saca varios moldes.

—¿Estos sirven?

—Sí, si está la jirafa.

Tanjiro recibe los moldes y vuelve hacia la sala, en donde estaban Kanao, Inosuke y Aoi haciendo galletas y esperando el chocolate de Zenitsu y Nezuko para darles forma.

Una vez el hermano mayor de ella sale de la cocina, ambos suspiran.

—Casi me da un paro.

—¿Verdad?

Ambos se miran, luego ríen.

Y sin dejar de prestar atención a lo que cocinaban, terminan de hacer el chocolate.

[ · · · ]

—¿Seguro?

Algo nervioso Zenitsu mira a Tanjiro, quien terminaba de vestirse.

—Sí, cuando acaben saquen la basura. Y Aoi...

—No te preocupes, no dejaré que Inosuke la tire por la ventana.

La de ojos azules alza su pulgar.

—Entonces, nos vamos.

Tanjiro sacude su mano, al mismo tiempo que Kanao.

Ambos abandonan el hogar de los Kamado.

Aoi aplaude.

—Acabemos rápido, quiero visitar la tienda que vi de camino aquí, según sé cierran en una hora.

Ella mira fijamente a Zenitsu, quien es el primero en moverse.

—Trabajando.

—¡Yo-!

—No te daré nada mañana si no ayudas.

Inosuke se calla y empieza a arreglar la casa en donde hicieron comida, comieron y pasaron toda la tarde.

En cuestión de 10 minutos, tiempo que habría sido mucho más extenso si Zenitsu no estuviera muy entusiasta (e Inosuke tomó esto como una competencia y también empezó a trabajar rápidamente).

—Me escriben cuando vuelvan.

—¿Segura que no necesitan ayuda?

—¡Yo puedo solo!

Inosuke mira mal a Zenitsu.

—Yo lo digo por Aoi, bestia.

El de ojos verdes mira de una manera amenazante a Zenitsu.

—Ya, ya, está bien. Estoy segura de que ustedes dos... tienes cosas de que hablar.

Aoi le guiña un ojo a Nezuko, luego tira a Inosuke con ella y cierra la puerta.

El rubio cae en silencio, Nezuko no es ajena a su forma de actuar y también guarda silencio.

Estaban solos en el hogar de ella.

Y Tanjiro seguramente tardaría en llegar.

—Eh... ¿quieres... jugar algo?

Nezuko se sobresalta y con su cara enrojecida lo mira.

—Yo-, digo-, eh... ¿Cartas?

Y luego de unos minutos terminaron jugando cartas y comiendo algunos de los chocolates que su hermano había comprado.

Se sientan uno frente al otro, Zenitsu la miraba fijamente mientras ella revolvía la baraja.

—Nezuko-chan.

—¿M-, Mm?

El nerviosismo en sus ojos era muy visible.

—Real, real, realmente me gustas.

Ella sonríe, sus mejillas se ponen rojas.

—Yo también te amo.

Le brinda una sonrisa. Expresión que causa un revoleteo en el estómago de Zenitsu.

El rubio sonríe.

—¿Puedo besarte?

Nezuko aprieta sus labios un poco, pero aun sonriendo asiente.

Él se pone de pie y se acerca a ella, sus ojos conectan y la sonrisa de Nezuko se hace más amplia.

Sus respiraciones se juntan, luego sus labios.

Y la puerta se abre.

De un solo salto Zenitsu vuelve a su asiento.

—Volví.

Tanjiro pasa por el pasillo de la entrada y da con la sala, en donde ellos estaban sentados.

—¿Jugando?

Les sonríe, luego deja de hacerlo.

—¿Por qué están rojos?

La sangre cae a los pies de ambos.

Él se acerca con una mirada muy seria a ellos.

—Nii-chan yo-

—¡Nezuko! ¡Te dije que no sacaras esos chocolates!

—¿Eh?

—Uzui-sensei me los dio, pero tienen contenido de alcohol, ten cuidado.

Él les quita la caja de chocolates de la mesa.

—¿Cuántos se comieron? De estos no.

Mientras los regañaba va hacia su habitación.

¿La abriste?

Zenitsu le pregunta en un muy leve susurro.

Nezuko niega.

Ya estaba abierta.

Le responde.

Y ellos, sin saberlo, habían sido salvados por la glotonería de Kanao.

Good Ending, Zenitsu pudo volver a su hogar en paz.

Siesta - ZeniNezuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora