capitulo 2

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Aïwa tomó la colonia penal negra que estaba a sus pies y sonrió. La sonrisa para ella reemplazó los murmullos, las quejas, las lágrimas, los sollozos. La sonrisa, en la madrastra, sembró brasas. Con los brazos acortados, Ella cayó sobre el huérfano que seguía sonriendo.Finalmente, Aïwa tomó el taparrabos negro y se fue. Después de caminar una luna, llegó a la orilla de un arroyo. Metió el taparrabos en él. El taparrabos no estaba mojado. El agua fluía bien, con en su cama, peces pequeños , nenúfares. En sus orillas, los sapos hincharon sus voces como para asustar al huérfano que sonreía. Aïwa volvió a sumergir el taparrabos negro en el agua y el agua se negó a mojarlo. Luego reanudó su viaje cantando.Madre mía, si me vieras en el camino

¡Aïwa-ô! ¡Aïwa!

En el camino que conduce al río

¡Aïwa-ô! ¡Aïwa!

La manta negra debe volverse blancoY el arroyo se niega a mojarlo

¡AÏwa-ô! ¡Aïwa!

El agua se desliza como el diaEl agua se desliza como la felicidad

Oh mi madre, si me vieras en el camino

¡Aïwa-ô! ¡Aïwa!

Caminó durante seis lunas más.Frente a ella, un gran framager tendido al otro lado de la carretera y en un hueco del tronco, agua, agua muy joven y muy límpida, agua que dormía en la brisa, y alrededor de esta agua gigantesca provista de enormes pinzas, montaba guardia. y estas hormigas hablaban entre sí. Se fueron, Ellea vino, cruzó, pasó la orden. En la ama blanca que señaló con un dedo hacia el cielo, un dedo blanqueado, muerto, fue pos'un buitre fenomenal por lo que sus alas más de leguas y leguas velaron el sol; sus ojos arrojaban llamas, relámpagos y garras, como poderosas raíces aéreas, arrastradas por el suelo; y tenía uno de esos picos En esta agua amarilla y límpida, la huérfana mojaba su lino negro, que el agua se negó a mojar.

Madre mía, si vieras en el camino

¡Aïwa-ô! ¡Aïwa!

El camino a la fuente que mojará el taparrabos negro

¡Aïwa-ô! ¡Aïwa!

la manta negra que el agua del quesero se niega a mojar

¡Aïwa-ô! ¡Aïwa!

Y todavía sonriendo, siguió su camino.elle camina durante muchos lunes  ,tanto lunas  que no se acuerda .Ella caminaba dias y noches ,sin jamas descansar ,se alimentaba las frutas  que cogia al borde del camino,bebia el agua que se quedaba en las hojas cuando llovia.Llegó a una aldea de chimpazés, a la que relató su aventura.

la manta negraWhere stories live. Discover now