Los sentimientos, positivos y negativos, ambos, hacen parte de lo que somos. Reconocerlos y dejarlos fluir nos invita a ser más fuertes, resilientes e inteligentes, emocionalmente hablando.
A veces un silencio, un abrazo o un "llora tranquilo, sácalo", vale más que un "por qué estás triste si lo tienes todo, por qué te aburres por tonterías, por qué te ahogas en un vaso de agua, la vida es bella...".
En la actualidad, como sociedad no somos sinceros, vivimos en una sociedad que ni premia al bueno, ni castiga al malo. Nadie asume las consecuencias de las decisiones que ha tomado ni reconoce su responsabilidad cuando las cosas se tuercen. Lo usual en nuestra sociedad, y hay continuos ejemplos cotidianos, es señalar con insistencia la culpa ajena y airear las equivocaciones de los demás, pero nunca admitir las ocasiones en que el error nos pertenece.
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Reki está tocando fondo, el mar de sus problemas lo persiguen por doquier y no tiene la fuerza para permanecer lo suficiente en la orilla.
Hay tanta agua que es imposible mantener la respiración por mucho tiempo.
No sabe cuánto tiempo podrá contenerse y seguir viviendo con normalidad, escuchando los comentarios e ignorarlos sin poder hacer nada.
Intenta escapar, pero entre más cerca está de la salida, más lejos parece estar.
El desespero que siente al no poder hallar la tranquilidad que tanto añora le crea un nudo en la garganta que va creciendo a medida que crecen sus miedos, imposibilitando los gritos desgarradores que luchan por salir y ser escuchados.
Reki parece en la superficie como un despreocupado y con su personalidad extrovertida que lo ayuda a llevarse bien con todos.
Encontró el skate como una escapatoria a su dolor llegando a volverse adicto a las carreras ilegales de S, es alguien que se siente inferior al resto, lo que lo lleva a tener más luchas con su estado mental que en competencias. Siente como si no tuviese talento comparado con los 'prodigios' con los que está rodeado. Cubre su inseguridad con una sonrisa, pero lo carcome por dentro progresivamente.
Su día fue extrañamente normal, tenía la sensación de que algo estaba por pasar aunque no sabía que era exactamente...
Hasta que a aquel chico de cabello azul claro (descrito como "parecido a la nieve") que crece más allá de sus orejas y ojos azules, entro al salón de clases, pero al verlo volvió a sentirse "vivo" alzando inmediatamente la mano a la pregunta del profesor.###
- ¿Quieres comenzar tu tutoría?- Pregunté con la mejor sonrisa que tenía, viendo cómo respuesta el intento de ocultar su sonrojó y un asentamiento de cabeza.
Comenzaron con su "clase" avanzado en diferentes temas que se vieron a partir del año lectivo, llegando a sentirse muy a gusto el uno al lado del otro.
Sienten que encontraron aquella luz de esperanza que les dará un hombro en el cual apoyar, aquella isla llena de cocos después de que su barco se hundió al fondo del mar por aquel iceberg.
Reki detiene su hablar al sentir la mirada de Langa sobre él, cruzan sus miradas y se quedan estáticos admirando los ojos del contrario, hasta que aquella atracción crece y los hace acercarse poco a poco mientras cierran sus ojos lentamente deseando sentir el contacto de sus labios chocando entre sí, el contacto de sus lenguas bailando la una con la otra, la excitación del momento que los hará abrazarse y sentir ese calor que tanto desean...
Hasta que Langa vuelve a la realidad y esquiva a Reki.- Ya es tarde debo irme, gracias por tu tiempo- Dijo Langa tomando sus cosas y, saliendo rápidamente del aula.
- Mierda- Susurro para si mismo mientras veía como Langa se alejaba -Creo que lo arruine - Pensó.
Mientras tanto Langa no le daba tanta importancia al asunto, estaba ya cerca de casa y solo se preguntaba por su madre que hace ya semanas no ve, la extraña, y el vacío que creo su abandono es grande, necesita el consuelo y sentirse amado...
A pasado media hora y Reki no se ha movido de su lugar, viendo al vacío, pensando en el pasado y en eso recuerda aquello que creyó superar, aquello que creyó olvidar, aquel pasado donde fue abusado y abandonado por su figura paterna, siendo encontrado por su madre en un estado precario, siendo encontrado en la últimas...
Viajemos un poco al pasado.
Era una fría y tenue noche de sembrina, la mayoría de las casas tenían sus luces apagadas significando que sus habitantes se encontraban durmiendo cálidamente en el amor de su hogar, no es el caso de Reki, quien se encuentra sentado en el sofá de la sala, buscando aquel conford que anhela encontrar mientras espera a su madre quien salió a trabajar desde muy temprano en la mañana gracias al ingrato de su jefe.
Reki siente un hilo de viento bastante frío para hacerlo temblar y, siente la presencia de alguien tras de el, mientras un escalofrío pasa por su cuerpo al sentir una mano grande y fuerte en su hombro izquierdo mientras se lo aprieta, se prepara para gritar y rogar por ayuda cuando la otra mano tapa su boca con fuerza y un susurro llega a su oreja -Tranquilo, soy yo, tu querido padre que tanto te ama -
Reki podía sentir perfectamente el olor a alcohol que emanaba su hablar, empezó a llorar sintiéndose en peligro, sintiéndose débil e inútil por ser tan pequeño y no poder hacer nada, se quedó estático al sentir el primer beso en su mejilla, un beso áspero, repugnante y lleno de lujuria, siendo como ya mencioné el primero, pero no el último.
El infante se sintió perdido cuando la mano que antes estaba en su hombro se deslizó hasta su entrepierna, que no importa cual menor sea, su cuerpo empezó a reaccionar al asqueroso tacto satisfaciendo a la escoria que le tocó como procreador, sus lágrimas cada vez eran más grandes y sus intentos de gritos más desesperados, y como si la suerte estuviera de su lado se logró zafar del agarre del más grande, aunque no pudo ni dar tres pasos ya que saltaron encima de él esfumando toda esperanza.
- No hay nada que temer, soy tu "padre", sería incapaz de dañarte, al contrario, me agradecerás después- Dijo el padre del menor con su repelente voz mientras bajaba el pantalón del niño.
Intentaba gritar, pero su voz se había ido, no emitía sonido y aunque peleará y luchará por su libertad, todo fue en vano, total es un simple niño incapaz de hacerle frente a alguien que le triplica en estatura, solo se designó en llorar en silencio mientras se dejaba ser, se designó a rezarle al Dios imaginario que le inculcaron mientras pide ayuda en sus versos obteniendo nada a cambio.
Una hora transcurrió, una hora de mero sufrimiento, una hora donde fue maltratado, abusado, escupido, y rebajado a lo más bajo de las mierdas, no tenía fuerzas para seguir y solo quería que ese sufrimiento parará, no quería más y justo cuando cerro sus ojos dándose por vencido, el estruendoso y agudo grito de su madre se escuchó por toda la cuadra.
Las lágrimas negras caían por sus mejillas, su perfecto maquillaje arruinado gracias al sentimiento negativo experimentado y, después de varios segundos viendo a su hijo corrió a su auxilio.
Pobre niño, fue abusado a temprana edad por su padre y abandonado por el mismo, su círculo familiar estaba roto y solo le quedaba el consuelo de "mañana será un nuevo día"...
Un hilo de viento frío lo despertó de su tormento, se limpio las lágrimas rápidamente mientras volteaba a ver la ventana por donde entró aquella brisa.
Reki suspira parándose de su asiento y tomando sus pertenencias, se hunde en si mismo cuando los recuerdos del pasado lo golpean justo cuando está empezando a levantarse, haciéndole regreso a las escenas pecaminosas y sucias de su oscuro pasado.
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Amor imperfecto ┆ Lanki
Fiksi PenggemarCon la mirada caída y los ojos llorosos, le dije: - Quédate otro rato. Con su sonrisa traviesa respondió: - No, tengo que irme y tú ya debes despertar. - ¡No! te necesito. - Por favor, déjame ir. ¡! Lanki © dwniehl