Watson 2: La Era de Gokzu

El Ritual

Intentaban ser fuertes, pero el miedo invadía sus corazones de vez en cuando.

Parius lideraba la resistencia y compartía con los demás su plan de contraataque. Lo primero en la lista era saber el estado general de los supervivientes y las armas con las que contaban. Luego pensaría en como enfrentar a Gokzu sin hacerlo de frente; pues eso sería suicidio.

- Yo propongo ocultarnos detrás del Palacio Místico. Gokzu no esperará encontrarnos allí. - sugirió Bruthan.

- No es mala idea Bruthan, pero el camino está lleno de bestias, sin contar a esa serpiente que oye las vibraciones de la tierra. - respondió el duende.

- ¡Entonces librémonos de esa serpiente! - agregó Gugok, enérgicamente.

- No será sencillo, habrá que tender una trampa. - confesó el duende.

- ¡Hagámosla! - responde el ogro. - ¿Quién está de acuerdo? - preguntó al resto.

Todos levantaron las manos en gesto de aprobación.

- Está bien, pongamos en marcha ese plan. - agregó Parius con mirada desafiante.

Mientras tanto en la Región Vacío.

- ¿Ya te sientes mejor? - le pregunta Lucinda al cíclope.

- Sí. había oído de estas hierbas, pero no creí que fueran tan eficaces. - respondió Boower.

- Lo son y lo mejor es que crecen casi por todas partes. - agrega ella, más animada.

- Yo.. debo agradecerte por eso.. si no hubieses colocado esas hierbas en mis heridas, tal vez estaría peor - comenta con cabeza abajo el cíclope.

- Descuida Boower, estamos del mismo bando, te ayudaría siempre que pueda - Agrega ella regalándole una sonrisa a su único y enorme ojo color castaño oscuro.

Ambos se miraron por un instante, casi conectados incómodamente, hasta que Sam rompió el hielo.

- Creo que debemos ir con las chicas y avisarles sobre Siboru. - comentó el chico.

- Sí, vamos. - respondió Lucinda.

- Sólo espero que esa serpiente no haya dañado a Susan - agregaba Boower con enojo.

Los tres tomaron rumbo hacía el refugio.

En el laberinto.

James que tenía tres trozos de papel, pertenecientes a Sam, Lucinda y Larisa, se preguntaba si además de Susan y Boower, también se incluiría a Colussus, o si por el contrario, serían más habitantes místicos por encontrar, incluyendo sus padres.

- Espero que esto no tarde mucho, no disponemos de mucho tiempo. - comentaba James.

Entonces mientras caminaba, gira hacia la derecha y logra ver el cuerpo casi flotante de Susan.

La chica miraba hacia arriba y su cabello se deslizaba como por obra del viento. Su rostro daba un aspecto fantasmagórico. La muchacha tenía extendido los brazos y eso causó nerviosismo en el chico, que tuvo que buscar el pedazo de papel para guardarlo antes de que el cuerpo se desvaneciera.

Antes de seguir su viaje por el interior del laberinto, el suelo se agrietó, y James cayó al vacío.

En el bosque Ledem.

- ¡Bien! ¿Todo está listo? ¡Es hora de ir hacia el Palacio Místico! - Se oyó decir al viejo duende.

- ¿Y qué haremos si aparece Crummer? - preguntó Bruthan.

- ¡Mukdor! ¿Puedes avisarnos de la presencia de Crummer? - le indaga Parius.

- Sí, podré detectarlo, si se encuentra cerca me puedo encargar de eso, si no está acompañado. - responde el hechicero.