"En el laberinto de salones y miradas furtivas de la sociedad londinense de 1813, su corazón buscaba refugio en los recuerdos de una infancia compartida y en el anhelo silencioso de conquistar el alma de la joven que, sin desear el matrimonio, cauti...
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Ya sea vergüenza o calumnia; seducción o difamación, solo hay una cosa que humille incluso a los miembros más respetados de nuestra aristocracia: un escándalo.
Pues, querido lector, parece que toda la plazaGrosvenor está especulando sobre un tema de los más escandaloso.
¿Podría ser la reciente caída en desgracia del diamante de la temporada, el escándalo más comprometedor de todos?
Toda la alta sociedad se encontraba reunida en el baile anual de Vauxhall, donde en cada evento se realizaba un espectáculo nuevo. Elizabeth y Penelope conversaban tranquilamente mientras observaban la pista.
Pero los pensamientos de la castaña no podían estar más lejos de aquella conversación. Su mente seguía atrancada en la escena que, días antes, había vivido con Benedict Bridgerton. Sabía que estaba mal, que después de todo lo que la había costado no podía volver ha sentirse así.
Pero no podía evitarlo.
Aquel encuentro había traído a su mente recuerdos que hacía mucho que no revivía, y que simbolizaban todo para ella.
- Señoritas - la voz de Colin la distrajo de sus pensamientos.
- Qué elegante, si te has duchado y todo - bromeó mientras codeaba al recién llegado.
- Colin, no sabía que venías - la menor de las Featherington decidió hablar, a pesar de los nervios que estaba sintiendo en ese momento.
- No esperaba venir, por cierto, ¿habéis visto a la señorita Thompson?
- Siento decepcionarte, Colin, pero no ha podido venir. Está enferma - explicó la mayor.
- Mamá, se ha quedado con ella, hemos venido con papá. Me alegro de que se haya quedado en casa, sino no me hubiera dejado ponerme este vestido - comentó mientras reía nerviosa - Supongo que no es lo suficientemente amarillo.
- Señor Bridgerton - frente a los tres jóvenes apareció la figura de Cressida Cowper - Me debe un baile, y solo tengo un hueco en mi tarjetero está noche - le insinuó con una sonrisa seductora.
- Qué oportuno... - el susurro de Penelope se vió interrumpido en cuando sintió como una copa caía sobre su vestido.
- Oh, Penélope lo siento, no te había visto - se lamentó con notable falsedad.
- Me temo que no puedo señorita Cowper, debo acompañar a la señorita Featherington hasta la pista - al percatarse de la situación, Colin tomó de la mano a una avergonzada pelirroja y se la llevó a la pista, sin saber que estaba acelerando su corazón.
La rubia los observó con recelo - Vaya, parece que ese hueco va a seguir vacío - la sonrisa de Elizabeth se ensanchó al ver como la Cowper miraba con odio - Disfruta la velada Cressida - se marchó de allí, no sin antes golpear sutilmente el hombro de la contraria provocando que volcara el contenido de su copa sobre su propio vestido.
