"En el laberinto de salones y miradas furtivas de la sociedad londinense de 1813, su corazón buscaba refugio en los recuerdos de una infancia compartida y en el anhelo silencioso de conquistar el alma de la joven que, sin desear el matrimonio, cauti...
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Querido y amable lector, a menudo se dice que los que casan precipitadamente suelen arrepentirse, un sentimiento que comparte claramente la señorita Daphne Bridgerton; quien al parecer ha rechazado no una sino tres peticiones de mano esta semana.
Algunos piensan que muestra una admirable precaución en sus deliberaciones, pero yo me atrevería a aventurar una conjetura diferente. Que ella como esta autora, espera al único pretendiente digno de mención.
Quien parece haber vuelto al campo de batalla es la señorita Elizabeth Featherington. Tras una corta temporada en las sombras de la irrelevancia, a la joven se la ha visto en varias ocasiones en compañía de la reina, ya sea dando un paseo por los jardines del palacio o en una noche de ópera.
¿Es posible que estos encuentros tengan algo que ver con la esperada llegada del príncipe de Prusia?
Si es así, está escritora está dispuesta a contarlo.
La menor de las Featherington bajaba velozmente las escaleras para recibir el correo de cada mañana, a la espera de encontrar una carta que portara el sello español - Cierto príncipe viene a Londres - comentó Prudence mientras bajaba con sus hermanas y esquivaba a algunos criados.
- Pues me pondré mi vestido más deslumbrante - afirmo Phillipa emocionada mientras imaginaba un encuentro con el príncipe.
- Sí, algo debe despertar su interés, ya que tu conversación no lo va a ser.
- Ni mucho menos la tuya Prudence - se burló la mayor recibiendo como respuesta un simple bufido.
- Muy graciosa Elizabeth - rodó los ojos antes de entrar al salón.
- Madre, Evie y yo vamos a salir - informó Elizabeth mientras se colocaba sus guantes.
- ¿Y a dónde vais querida? - cuestionó mientras se observaba en el espejo del salón y murmuraba cosas a Varley, la cual intentaba arreglarla el peinado.
- ¿No lo recuerdas? El duque de Hastings me invitó a dar una paseo - la recordó curiosa de que hubiera olvidado un detalle como aquel. En el momento en que Elizabeth le reveló a su madre que Simon la había invitado, esta se volvió loca, pero ahora parecía indiferente.
Curioso, curiosísimo.
- Ah, es verdad cielo. Lo había olvidado. Disfruta el paseo - sin nada más que decir, la joven salió de su hogar junto a su doncella y puso rumbo al lugar de su encuentro.
En el parque encontró a Simon, el cual la esperaba emocionado. Tenía muchas ganas de pasar tiempo con la castaña, ya que había comprendido que las palabras de Lady Danbury eran ciertas. Su corta relación con la Featherington le estaba alegrando enormemente su estancia en Londres, y deseaba disfrutar más de su compañía pensara lo que pensara la sociedad.
