Hana, una chica de 14 años, estatura promedia, pelo negro, ojos grises estaba tirada en su cama. Eran las 08:30 y aún no había ni desayunado. En total, ¿para qué? Si ni al instituto quería ir. Solo quería quedarse en su cama sin hacer nada. De pronto, empezó a escuchar pasos que iba en dirección a su habitación.
-Hana, despierta de una vez- Una voz de un hombre se escucha desde fuera de la habitación.
-Ya voy, ya voy- Le responde sin levantarse de la cama.
El hombre entra a la habitación -Ya veo como te levantas- se acerca a su cama -Levántate de una vez- le dice dándose la vuelva
Hana da un suspiro y se levanta de la cama. Tras un rato se viste y sale para ir al instituto. Ahí no tenia amigos pero tampoco es que le importara. Estaba cómoda sin tener que socializar o hablar. En sus clase el día seria normal. Nadie le hablaría, nadie le molestaría. Se pasaría las clases escribiendo cartas. En el recreo no pasaría nada interesante. Y así, su día escolar daría fin. Al salir del instituto da un suspiro para dirigirse a su casa. Una vez ahí, ve una nota en la mesa "Hana, ven a mi oficina a las ocho" ella da otro suspiro y calienta la comida que estaba en el frigorífico.
Tras comer y hacer la tarea que tenia sale de la casa para ir al cementerio. En su mano izquierda llevaba las cartas que escribió y en la derecha su móvil. En la entrada al cementerio un señor de unos 76 años le saluda -Hana, cuanto tiempo. Como no pasabas estos días pensé que te pasaba algo- dice amablemente.
-Lo siento, estaba ocupada con mis estudios- le responde un una pequeña sonrisa.
-Tranquila, todo esta bien. Bueno, no te entretengo más- le da una palmada en la espalda -Nos vemos dentro de poco-
-Claro- le responde y se va a la tumba de siempre.
Mientras caminaba se le venían recuerdos de hace 3 años. Su madre, estaba en una cama de hospital. Llena de tubos. Recordaba como la abrazaba. Como la abrazaba en sus últimos momentos. Como lloraba cuando su pulso se paro. Sentía tristeza pero a la vez rabia ya que, su padre nunca visito a su madre con la excusa del trabajo. Le daba asco, lo detestaba pero no podía hacer nada. Al llegar a la tumba se puso de cuclillas -Hola mama ¿qué tal estas? Yo estoy bien, sinceramente nada cambio en mi vida. Te traje cartas. Espero que las puedas leer ya que mi letras es mala...- de pronto paro de hablar. Se le formo un nudo en la cargante y le brotaron lágrimas de los ojos. Callo de rodillas -Te extraño...vuelve...por favor...- Recordaba como pasaban la tarde viendo películas, como reina juntas, como cocinaban. Todos esos recuerdos se mezclaban con los del hospital. En eso sonó su móvil. Era la alarma que se puso para salir del cementerio y estar justo a tiempo en la oficina. Como pudo se calmo, seco sus lagrimas. Dejo las cartas -Nos vemos madre...pasaría más tiempo contigo pero tengo que irme- tras eso se va. En la Salida del cementerio se despide del señor y se dirige a la oficina.
No sabía para que su padre le dijo que fuera a su oficina. Tras casi una hora ya había llegado. Miro la hora en el móvil. Eran las 19:50. Había tarado 50 minutos caminando. Da un suspiro y entra a las oficinas. En la recepción dijo que era la hija de Natru y le dejaron pasar. Al ir al ascensor se asombro del numero de pisos que tenia el edificio. De las pocas veces que al trabajo de su padre nunca se fijo en el tamaño del edificio. En el ascensor pulso el botón con el numero 15. Le producía cierta intriga para que le dijo que fuera a su oficina. Al salir del ascensor vio a su padre hablar con una mujer y al lado de esa mujer estaba una niña que aparentaba su misma edad.
-¿Necesitas algo?- Pregunta Hana al acercándose a su padre.
-¿No sabes saludar?- Le responde su padre sin mirarla.
-Vamos, Natru, ¿no vas a presentar a tu hija?- Le responde la mujer acercándose -Hola, yo soy Nejiru-
Hana sorprendida por la situación -Ahm...supongo que encantada señora. Lo siento, pero no entiendo nada-
Nejiru hace una pequeña sonrisa -No me digas señora, si quieres dime madre-
-Nejiru y yo nos vamos a casar- añade el padre.
Hana sin saber que decir -Ahm...ehm...me alegro supongo...lo siento, no se que decir-
-¡Yo soy Kata y seré tu hermanastra!- Exclama la chica que acompañaba a Nejiru era muy parecida a ella. Ambas tenían el pelo rubio, ojos azules y piel un poco pálida.
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Corazon de azabache
RomanceHana pierde a su madre a la edad de 11 años. Eso sumado a que su padre nunca esta feliz de sus logros la hace ser una persona indecisa. Pasado unos años, su padre se vuelve a casar y su esposa tiene una hija de la misma edad. ¿Como lo tomara Hana?