Capítulo 16

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Soy una caníbal. Te comeré. Te amo. Te lo advertí.

Ke$ha —Cannibal

Hermanos Bloody

Heaven miraba a los hermanos.

Los miró con seriedad, antes de soltar una pequeña risa y que la mujer saltase a abrazar a la chica.

—¡Maldita perra! ¡¿Cómo te atreves a desaparecer y no hacer una puta señal?! No se te caerían los dedos por hacer una llamada.—reclamó la mujer causando el desconcierto de los chicos y una risa de la castaña.

—No podía arriesgarme a que me rastrearan, aunque me alegra saber que les importo.

—Eres como la hermana que nunca quisimos.

Heaven lo miró con asco.—Que asco ser su hermana y hacer lo que hacen.

Onan fue quien habló.—Angelito, ¿Te molestaría que pregunte quienes son estos dos?

Ella sonrió.—Son los hermanos Bloody, así los conocen en este mundo. Yo los conozco como los caníbales e incestuosos hermanos Emma y Emette.

Los hermanos sonrieron con sorna.—Solo ella habla así de nosotros, los demás que lo intentaron murieron.—confesó el chico.

—¿Son amigos?—inquirió Aidan curioso por conocer más el mundo del que su chica venía. Le gustaba esa frase, "su chica".

—Claro que somos amigos.—respondieron los hermanos.—Quizás somos los únicos amigos que ella tiene.—comentó con gracia.

—Emma y Emette, son dos asesinos caníbales que cazan por diversión.—les explicó a los muchachos.—Además de que son unos muy fastidiosos amigos.—soltó con burla.

Emma alzó la mano y le alzó el dedo del medio mientras abría la boca ofendida. Emette la miró con gracias antes de hablar.

—Tu familia te ha estado buscando como lunáticos, removieron cielo y tierra, vinieron a vernos para preguntarnos si te vimos.

—¿Cuando?

—Hace un par de meses.

—Antes que atacaran el hospital.—razonó Aeneas.

—Si vuelven a preguntar, no me han visto ni a mí ni a ellos. —ordenó la castaña con seriedad, demostrando que tan importante era el asunto, no quería que nadie supiera donde se estaban quedando y que la organización lo supiera no le agradaba en lo más mínimo, lo único que la tranquilizaba era que ellos eran sumamente discretos y que la posibilidad de que le dijeran a alguien donde se hospedaban era casi nula.

—Heaven, ¿Qué hiciste?—cuestionaron los hermanos al mismo tiempo mientras miraban a la chica con completa seriedad y curiosidad.

Ella lo pensó un poco, los chicos estaban detrás de ella y por un momento pensó en no decir nada porque no quería que ellos supieran, lo pensó, pero luego recordó que se los debía y que ellos no se irían por eso.

—Vengan a nuestra habitación después de la fiesta, les contaré.—prometió.

Ellos aceptaron y se alejaron para no levantar ninguna sospecha, no sabían quienes estaban en esa fiesta o si eran una amenaza para ellos.

La fiesta continuó hasta la madrugada y los hicieron pasar por una enorme pared donde había una pizarra con los nombres de todos los invitados y a su lado el número de una habitación.

Los muchachos se dirigieron a la habitación y cuando se detuvieron frente a la puerta Onan soltó un comentario.

—¿6969? ¿Creen que sea una señal?—inquirió con burla.

El club de asesinos seriales. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora