Prólogo

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Aquella noche solo había silencio. Es el momento en el que todo entra a calma y que el estallido de paz y tranquilidad llega para ella. Enfrentar a los cazadores nunca había sido tan fácil, todos ellos lo sabían y aunque ella también, nunca pensó que todo terminaría así.

En ese momento se encuentran cinco niños en casa a la espera de que su familia entre por esa inmersa puerta, todos con vida.

Pero de repente el silencio se ve interrumpido por un torrente de aire que trae consigo a todos los que restan de la familia, en lugar de ser algo tranquilo con la oportunidad de librarse de ellos, se escuchan más bien gritos desesperados.

-¡Apresúrense, no puede morir, muévete Elijah! ¡Kalina! ¡Dónde carajos están cuando se les necesita!

Los gritos alertan a los más pequeños que salen apresuradamente de sus camas, el bebé despierta comenzando a llorar, la más grande de los cinco sale de la cama e intenta bajar, pero es detenida por la voz de la que trata como su tía.

-Ve con ellos Agatha, no dejes que bajen, tranquiliza a Dafne-la chica no sabe qué hacer, todos siguen siendo gritos sin sentido-¡Ahora Agatha!

-¿Papá? ¿Agatha que es ese ruido?

La voz de aquella niña alerta a la más grande volviéndose hacia ella para evitar que alguno de los tres llegue al primer piso y vea el desastre que se está llevando.

-No pasa nada niños. Vamos, Dafne está llorando, intentaremos tranquilizarla ¿Sí?

Kalina confía en que Agatha sea lo suficientemente madura para evitar que vean el desastre de abajo.

Con eso Kalina puede seguir avanzando y llegar abajo para acudir a los gritos desesperados de Niklaus Mikaelson.

-Hasta que te dignas a aparecer, apúrate, se está muriendo.

-Aquí estoy, no podía dejar que los niños se enterasen o vieran esto, ¿qué sucedió Nick?

El panorama muestra a Niklaus con su esposa en brazos, con una herida en la mitad del estómago que aun sigue sangrando.

Las otras dos chicas que son como sus hermanas están detrás de él, Kayla está aún conmocionada, eso no se suponía que pasara hoy, solo debían terminar con aquel grupo de cazadores y volver a casa, el momento es un poco borroso para todos.

El último momento que Elijah recuerda es ver como un cazador enterraba una espada en el estómago de su cuñada, luego su grito desgarrador, unos instantes después su hermano corrió hacia ella para tomarla en sus brazos y luego todo es confuso.

Kalina al ver la situación se apresura a abrir aquella habitación donde todo está preparado para momentos así. Tiene varios instrumentos para cualquier hechizo, pero para ellos eso no es importante en esos momentos.

-¡Vamos, ponla en la mesa!

Elijah Mikaelson se apresura a barrer con sus manos todo lo que se encuentra en la mesa tirando varios frascos en el proceso.

Desde ahí todos se mueven tan rápido intentando detener su sangrado, no pueden usar ningún hechizo ni su propia sangre por que ella moriría al instante.

Todo sigue moviéndose, hasta que en un momento Niklaus detecta una voz, voltea hacia todos lados, pero nadie corresponde a esa voz, hasta que cae en cuenta que la voz no es física, sino que está en su cabeza.

Era la voz de su esposa, durante todos estos años no se había acostumbrado a que ella se metiera en su mente y le hablará, pero en ese momento sintió la gloria al saber que con sus pocas fuerzas le habló a él.

-Nicklaus, diles que paren, ahora.

En ese momento se dio cuenta que no era su esposa la que le hablaba sino que era ella. Había vuelto. Y se notaba que no estaba para nada contenta con la situación.

-¿De qué hablas? Necesitan salvarla, por favor, solo necesitas resistir un poco, va a estar bien.

-No Nicklaus, diles que paren, este dolor la supera, su cuerpo no resistirá, no necesita que la salven. Yo lo haré. El trato se acabó.

Entonces todo vuelve a detenerse cuando él se separa de la pared para acercarse a su esposa para tomar su mano.

-¡Nick, necesito que te apartes! ¡Necesito que me des espacio!

-No, ya basta que todos salgan de aquí. Kayla, ve con los niños, ayúdale a Agatha. Elijah, ve con tu familia y espera mis noticias, evita que Alexandra se entere de esto. Kalina, busca a Marcel, encuentren a esos cazadores y tráelos aquí con vida yo me encargó de ellos.

-Pero Nick, necesito hacer que su herida cierre, debo salvarla.

-No Kalina, dile a Victoria que prepare la cena, seguro mis hijos aún no cenan, a Neira esto no le gustaría nada.

-Escucha Klaus sé que estás en shock por esto, pero no puedes dejarla morir.

-¡DIJE QUE SE LARGUEN, QUIERO ESTAR SOLO CON MI ESPOSA!

Todos acatan las órdenes saliendo y dejando a los reyes de New Orleans. Cuando se quedan a solas el se acerca y acaricia su cabello volviendo a intentar entrar a su mente, pero es ella la que vuelve a entrar en su mente.

-Buena decisión Nicklaus, ahora llévame a su habitación, ahora.

Sin objetar nada, él la tomó en brazos, afortunadamente no encuentra a nadie en el camino, abre la puerta de su habitación encontrando una totalmente ordenada, con las sábanas que ella misma eligió, pero en este momento no importa, porque se manchan de sangre en cuanto el la pone sobre la cama.

-¿Qué hago ahora, estará bien?

-Maxim. Llama a Maxim, dile lo que está pasando él sabrá qué hacer.

Por otro lado, aquel chico que perdió todo en el camino, recibió aquella noticia que lo dejó paralizado por un momento.

Esa noche pasaron muchas cosas cada una encadenada a la otra. Nadie sabe qué sucedió en realidad, el único que pudo saberlo se obligó a sí mismo a olvidar, pero de lo que sí están seguros es que nadie nunca volvió a verla, aquella mujer se convirtió en una leyenda.

Neira Mikaelson, la mujer que hizo que Klaus Mikaelson se apagará totalmente y el demonio resurgiera una vez más.

La vida de una mentira -Historia Pausada- (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora