CAPÍTULO 4

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Alessandro.

Han estado muy pesados estos días en el trabajo, no he dormido bien y me siento estresado, maldita sea, llevo más de 1 hora con un maldito informe y no entiendo ni una puta palabra, estoy harto.

Voy hacia el buró donde se encuentra una amplia variedad de licores, siempre ayudan a concentrarme, mi cabeza ha estado echa un lío estos días.

Llaman a la puerta, debe de ser la secretaria. "Adelante" digo a la persona detrás de la puerta.

-Buenas noches señor, solo venía para avisarle que mi turno se ha terminado y que ya me iré, hasta mañana - escucho cierto temor en su voz, todas las mujeres y algunos hombres que entran a esta oficina entran con miedo, es el efecto que causo en las personas y sinceramente me agrada.

-Bien, lárgate - respondo secamente, no tengo ganas de platicar con nadie

La secretaria se queda parada en la puerta, ¿que espera?

-¿Qué esperas para irte? ¿Que me despida de abrazo y beso? Ya lárgate - no tolero a Mariana, ¿o se llamaba María? no lo recuerdo, es la única que ha soportado mis cambios de humor.

Aflojo un poco mi corbata, me siento en el sillón que da directo hacia la ciudad, es un vista increíble, algo digno de ver, no tanto como su mirada. ¿Qué? no, no puede ser, suelto una risa sarcástica, no puedo estar pensando en ella, la chica del café, solo la ví una sola vez, no es para tanto. Fue impresionante como mi máscara de frialdad desapareció en el momento en que la ví, eso solo pasa con mi familia. Me porté como todo un idiota a su lado, ¿que me pasó?. Después de irme del café decidí ir a un bar por sexo rápido, las cosas tenían que ser a mi manera, nadie me podía tocar ni besar alguna parte de mi cuerpo.

La vería de nuevo el miércoles, no dejaré que me pase lo mismo, ya no.

Decido dejar el trabajo para mañana, de cualquier modo soy el jefe.

Tomo mi auto y me dirijo hacia aquel lugar en el que me podía desahogar. Me estaciono y bajo, al entrar al bar siento como la temperatura es mucho más alta aquí adentro a que afuera, que asco.

Veo que se me acerca una señora un tanto plástica que conozco hace tantos años, jamás me he metido con ella, es la más usada de todas.

- Que gusto verte por aquí, tenías muy abandonadas a mis muchachas.

-Sí como sea, sabes lo que tienes que hacer, la de siempre-ordeno y me dirijo al pequeño cuarto que yo mismo mandé a hacer, no estaría en un cuarto en el que han estado miles de personas.

Entro al cuarto y ya me espera Sirse, es mi chica favorita.

-¿Esta vez si me dejaras tocarte?-dice en un tono sensual, camina hacia mi contorneado sus caderas sensualmente, solo utiliza una pequeña braga y un pequeño brasier que no deja nada a la imaginación. Mi verga está muy dura, llevo más de tres semanas sin tener un orgasmo.

-Sabes las reglas-Sirse va hacia la cama y empieza a desnudarse, ella nunca ha estado con alguien más que no sea yo, Sirse es una bartender que solo me atiende a mi. Eso es lo que me encanta de ella.

Empiezo a quitarme la ropa, me siento necesitado, saco un condón de mi cartera, jamás lo eh echo sin condón, no me gustan las sorpresas.

Me acerco a la cama, en la que me espera una Sirse necesitada con las piernas abiertas, no hace ningún movimiento, sabe que es lo que debe de hacer.

Me abalanzó sobre ella y planto un beso húmedo sobre sus pezones, que se endurecen con mi tacto, esos piercing en sus pezones me vuelven loco. Dejo un recorrido de besos húmedos por todo su abdomen hasta llevar a su pubis, siento su olor en mis fosas nasales. Escucho jadear a Sirse sin embargo no mueve sus manos, si lo hace me largo de este lugar.

Mis dedos empiezan a recorrer su entrepierna hasta llegar a su botón, quien me invita a tocarlo, empiezo a masajearlo lentamente, disfruto ver a Sirse retorciéndose de placer, mis dedos hacen un recorrido circular por su clítoris, empiezo a sentir como se hincha y es ahí dond empiezo a bombear mi verga de arriba hacia abajo, necesito liberarme ahora. Recorro el condón por toda mi longitud, sin previo aviso la penetro de una sola estocada, Sirse grita del dolor, sin embargo no me detengo, tomo sus manos y las pongo arriba de su cabeza, mis embestidas son fuertes, voy aumentando mi velocidad, veo como una capa de sudor recorre nuestra piel, siento a Sirse tensarse y apretar mi verga, ahí se que ya falta poco para que se venga, aumento la velocidad de mis embestidas, siento mi pelo pegado a mi frente por el sudor, siento el orgasmo de Sirse en todo su esplendor, estocadas después yo igual me vengo, lo necesitaba tanto. Segundos después saco mi verga y tiró el condón hacia un lado.

Empiezo a vestirme, solo vine por esto, saco mi billetera y dejo un par de billetes en la cama, Sirse los toma y veo sus intenciones de acercarse a mi, pero de inmediato me alejo.

-Nos vemos luego-hablo fuertemente, no le doy oportunidad de contestar y salgo del cuarto.

Salgo de aquel lugar y de inmediato siento el frío en todo mi cuerpo, manejo hacia mi casa, al llegar tomo una ducha y me sirvo una copa de vino, agarro mi teléfono y me debato entre mandarle mensaje a Alessia, al final dejo el teléfono en mi cama y no le mando mensaje, lo que menos quiero es demostrar interés aunque no pueda sacarla de mi mente.

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