Historias cortas, OneShots y más, este es el mundo de todos, donde todos pueden elegir qué leer, cambiaremos de personaje cada semana hasta que repasemos todos los personajes que deseen, todos los fandoms son aceptados, aquí no aceptamos críticas qu...
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— Ahora que tienes tu varita, guárdala bien Harry, Lyra no debe estar lejos ella jamás llega tarde.
Harry volteó a ver al gigante con curiosidad, no conocía a ninguna Lyra obviamente, el chico se preguntó si sería alguien de su edad con quién pasar tiempo en Hogwarts.
— Ah, ahí está, Harry ven conmigo.
Volvieron a internarse en el gentío caminando apenas unos metros, Harry detrás del gigante intentando ver algo más sobre las personas, una mujer de cabello rubio casi blanco, morena y con una deslumbrante sonrisa los saludaba de lejos en lo que parecía ser una tienda de artilugios.
— Harry te presento a Lyra Miller, era gran amiga de tu madre.
— Y tu madrina.
Añadió la mujer antes de dejar un beso en la mejilla del más pequeño que lo hizo sonreír, estando más cerca pudo notar la boina roja que adornaba su cabeza y también la gran cicatriz que cruzaba su mejilla, boca y parte de su oreja derecha.
— Es un placer volver a verte Harry, gracias por traerlo Hagrid y veo que haz adquirido ya tu varita y que hermosa lechuza tienes ahí.
Hagrid sonreía orgulloso por haber escogido un buen espécimen para Harry, Lyra vio su reloj de muñeca antes de señalar a su amigo.
— Querido amigo, se te hace tarde, yo me encargaré de que Harry llegue al andén a salvo.
El medio gigante se despidió el pequeño antes de darle la bolsa con dinero a Lyra para caminar hacía el gentío y misteriosamente perderse de vista, Lyra se hincó para poder ver a Harry y peinarlo un poco.
— Te conseguiremos otros lentes, para tu suerte me adelante a su llegada y aparté los libros desde ayer, iré por ellos mientras te ayudan con tus túnicas, usarás uno de mis calderos así que no necesitas uno nuevo, tenemos que ir por tus uniformes y qué te parece ir por un helado después.
Harry asintió con felicidad antes de tomar la mano que Lyra le extendía, la mujer no era especialmente grande pero se movía con agilidad entre el gentío dando poco movimiento a la capa que colgaba despreocupadamente sobre sus hombros.
— Bien llegamos, Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones, es la mejor costurera que conozco.
Entraron a la tienda, Harry vio asombrado como telas e hilos volaban por todas partes, seguidos de lo que parecían ser cintas métricas.
— ¡Madame! Te traigo un niño para Hogwarts.
La regordeta bruja caminó feliz mientras que Lyra ayudaba a Harry a subirse al escabel y pasarse por la cabeza una túnica que le quedaba larga y algo grande.
— Quédate quieto para que queden bien ¿de acuerdo? Iré por tus libros aquí al lado, pero será mejor que me esperes aquí, te dejo el dinero suficiente para que pagues.
