Sam Uley - Crepúsculo

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-Un amigo que te ama-

— Magnolia, Sam vino a verte de nuevo ¿No crees que deberían de hablar? 

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— Magnolia, Sam vino a verte de nuevo ¿No crees que deberían de hablar? 

Suspiré dándome la vuelta entre mis sábanas de nuevo, ni siquiera me había atrevido a salir de la casa luego de lo que había pasado con Sam, sabía que no era su culpa, él me había contado todo, estaba pasando por demasiadas cosas y yo lo había obligado a salir de su área de confort. 

Me sentía mal con ambos, por supuesto que Mateo no comprendía lo que estaba pasando y tampoco podía decirle, cómo explicar que mi mejor amigo era un perro gigante que cuidaba de la reserva y que casi se había transformado frente a él por un mal entendido y aunque lo comprendiera era prohibido que él lo supiera, pero Sam había estado intentando verme después de ese día, pero no podía verlo, no después de que Mateo me dijera que no le agrada cómo se comportaba últimamente y temía que él fuera peligroso para mí. 

Estaba entre la espada y la pared, entre mi mejor amigo y el amor de mi vida, tampoco sabía cómo reaccionaría Sam cuando le dijera que pensaba mudarme a Phoenix en cuanto mi pasantía a su universidad fuera aceptada, peor aún cuando le dijera que planeaba vivir con Mateo, veía a mi madre preocuparse por mi salud mental y física, pues apenas había tomado sol o comido correctamente desde aquel incidente; los nervios me mataban lentamente y debía afrontarlo en algún momento. 

Di una última vuelta antes de ver a mi madre en la entrada de mi habitación, apoyada en el marco de la puerta, con esa mirada de reproche, ella aún no comprendía nada de lo que pasaba, en especial porque Sam me había pedido que no le dijera nada, no era seguro aún que ella supiera, no aún.

—Tienes razón, le enviaré un mensaje para verlo luego en el comedor.

Mi madre pareció tranquilizarse con la idea de que al menos vería a Sam, seguramente su estado era igual de deplorable que el mío o inclusive peor, la vi darse la vuelta para salir de mi habitación cerrando la puerta en su camino. 

Me levanté de mi cama viendo las ventanas cerradas, Sam siempre subía por ellas así que había preferido cerrarlas junto a la cortinas, la poca luz que cubría mi cuarto fue suficiente para ayudarme a llegar al baño y darme un ducha rápida. 

Al regresar a mi habitación vi directamente a mi teléfono donde habían varios mensajes, muchos de Sam y un par de Mateo, abrí los mensajes de Sam para leer un par en el que me suplicaba verme, proclamando que necesitábamos hablar, tecleé rápidamente la invitación a desayunar en el comedor de camino a la estación como siempre, era miércoles, lo que significaba que estaría casi vacio, perfecto para poder hablar sin problemas. 

Su respuesta llegó rápido y por alguna razón solté un suspiro al verlo, "pasó por ti en veinte minutos, iremos en mi moto", no sabía que tan buena idea sería pero ya no había marcha atrás, fui por un par de sweatpants negro junto a una t-shirt amarilla, tomé un juego de ropa interior y me dispuse a ponerlo todo en mí, ni siquiera me maquillaría porque tenía seguro de que iba a llorar, pero entonces otro mensaje llegó a mi telefóno. 

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