-No te deseo ningún mal; solo que si por alguna razón murieras atropellado, probablemente yo estaría conduciendo.
🎴Escenarios/one-shots🎴
🎴De varios personajes🎴
🎴Especificaciones para los pedidos al inicio🎴
🎴No tengo pensado escribir +18, per...
Donde le demuestras que jamás lo necesitaste, sino que él te necesitaba aquí
Lectora x Bonten!Kokonoi Hajime
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—Duplico la cantidad.
—La triplico.
—Triplico la cantidad triplicada.
Te volteó a ver con ojos filosos, las pupilas dilatadas por la adrenalina del momento.
Tocabas tranquila la copa que tenías frente tuya con tu uña roja; el olor a vino llegaba a tus fosas nasales desde hace tiempo que llegaste al club. Despegaste tus ojos del líquido carmesí para clavarlos en los del señor frente a ti.
Un empresario bastante conocido por sus productos de mala calidad y el lavado de dinero. Ha estado teniendo mala fama los últimos años, y poco a poco va perdiendo buenos inversionistas. Va yendo lentamente a la quiebra, pero siendo el hombre obstinado y terco que es, se aferra a su poca fortuna como una mosca a la basura.
Y como si eso no fuera suficiente, venía y gastaba sus últimos fajos de billetes en tu club.
Ja.
Este cretino tiene agallas, eh.
Con tu dedo índice, arrastraste una pila de fichas hacia el centro de la mesa con determinación. La mirada del hombre no se despegaba de estas, no hasta que las pusiste en el centro y chasqueaste tus dedos enfrente suyo.
—Señor Minami, usted parece estar en bastantes aprietos —tomaste la copa en tu mano y le diste vueltas cerca de tu boca mientras seguías hablando—. Y no me refiero solamente al juego que estamos teniendo.
De manera imperceptible, le indicaste al guardia que estaba en la puerta que cerrara estas con un asentimiento. Este, ya entrenado para situaciones así, presionó el brazalete que tenía debajo de su manga, y viste los seguros instalarse en sus cerraduras. Con otro asentimiento, hizo lo demás: avisarle al personal y guardias que se armaría un show.
—¿A qué te refieres?
—Uh-uh —negaste dándole un sorbo a tu vino. Saboreaste la bebida en tu paladar; al final, emitiste una expresión de disgusto y aventaste hacia atrás tuya la copa. El vidrio resonó mientras se rompía—. A mí no me habla como si —te levantaste de tu asiento, y usando la silla como escalón, plantaste tus tacones en la mesa donde tenían el juego— fuera alguna clase de amiga o persona cercana a la que conociera por años —encajaste la punta del tacón en el reloj de oro que había apostado en un intento patético por seguir y seguir apostando—. Me habla de "usted", ¿entendido? —te hincaste y tomaste el cuello de su deteriorado traje y lo acercaste a ti—. Si vuelvo a oír que me llamas de "ti", no dudaré en meterte esta pistola —le enseñaste tu mano libre con el arma— en la boca, y hacer que tragues mi bala, ¿oíste, idiota?
