𝐑𝐄𝐆𝐀𝐋𝐎 •° 𝙼𝚒𝚗𝚌𝚑𝚊𝚗 °•

16. Lee Minho

Chan entró a la comisaría, con sus esperanzas por el suelo. Ya no había nada que hacer, y él lo sabía. Habían pasado 3 días desde que los vídeos desaparecieron. 3 días en dónde no le gustaba el hecho de seguir vivo, dónde la tristeza abundaba y su corazón se había desgarrado cada vez más. 3 días en dónde su mano dolía al tener cerca un celular y no poder llamar a su amado. Según le habían dicho, la policía siguió investigando, pero no encontraron nada. Alzó su mirada del suelo, y se encontró con el detective. En su rostro pudo confirmar lo que estaba pensando: era imposible atrapar a su acosador. El pelinegro sintió sus piernas temblar y por poco cae al suelo de rodillas. Sintió las manos de su mejor amigo, evitando que se derrumbe de nuevo. Hyunjin lo ayudó a llegar hasta dónde se encontraba el detective, y se frenaron delante de este.

—Señor Bang, lamentamos no haber podido conseguir esos vídeos.

—¿No hay otra forma de conseguir sospechosos? ¿Hay otras pistas que seguir?

Fue Hyunjin el que preguntó, al ver que Chan estaba sin habla. El detective Collins los miró a ambos en silencio.

—Vamos a interrogar a todas las personas que estaban presentes en el edificio en el momento del incendio.

—¿Cuándo? – Volvió a preguntar Hyunjin.

—Enseguida, ya hemos llamado a varias personas.

—Debo ver los interrogatorios – Habló Chan por primera vez. Hyunjin lo observó en silencio, preguntando con la mirada si estaba seguro de lo que estaba haciendo, y el otro asintió.

Luego de unos minutos, el interrogatorio comenzó. Chan estaba detrás del vidrio, viendo y escuchando todo lo que ocurría en la pequeña sala de interrogatorios. El sólo hecho de que una de esas personas lo había alejado de Minho lo estaba volviendo loco, quería romper el cristal y saltar sobre cada una de las personas y sacarle las respuestas él mismo. Debía controlarse, de esa forma no iba a conseguir nada. Poco a poco, todas las personas estaban siendo interrogadas, y ninguna parecía culpable. Chan jamás habría pensado que una de esas personas querría hacerle daño, pero ahora ya no sabía que creer. Su desesperación era cada vez más grande, necesitaba respuestas, quería volver a lo de antes. Interrogaron a su secretaria, a sus socios, a algunos clientes diarios, dos de los conserjes, empleados de seguridad, y varias personas más.

Una de las últimas personas que entró a la sala, fue uno de sus mayores socios, Seo Changbin. Chan no se sorprendió al verlo, sabía que seguramente este se encontraría en el edificio. No quería admitirlo, pero tenía mucho miedo en ese momento. Changbin le caía bien, confiaba mucho en él. Aunque realmente quería que una de esas personas sea culpable y toda la situación termine. Lo que más ansiaba era volver a tener a Minho entre sus brazos, acariciando su suave cabello. Quería besarlo, y dormir acurrucado a su lado. Necesitaba que se encontrara un culpable, para ir corriendo a buscar a Minho. Para su mala suerte, nadie parecía sospechoso. No hacían falta las palabras, claramente pudo notarlo en el rostro del detective: ya no tenían nada.