Donor by Mistake

IV.

—¿Han? —Yunxi estaba de pie junto a la puerta del despacho—. Lo siento. 

—¿Qué ha ocurrido? 

—Bueno, Gong Jun ha llamado y ha preguntado si estabas libre para comer. Le he dicho que tenías reuniones hoy, y que habíamos decidido pedir comida. 

—¿Entonces qué es lo que sientes?
 
Luo Yi se quedó callado por un momento. 

—Ha enviado a una mujer con un cáterin y está en la sala de  conferencias. 

—Dile que se vaya. 

—Demasiado tarde. He oído el ruido del microondas —añadió su amigo, y bajó la voz a modo de conspiración—. Creo que hay sopa de pollo. 

ZheHan se quedó con la boca abierta. 

—¿Es que hay cámaras en este lugar? ¿Cómo sabía que estábamos deseando tomarnos una sopa de pollo? —en realidad le apetecía fideos de arroz con salsa picante de guindillas de Sichuan, pero el sentido común prevaleció y supo que la sopa de pollo era la  mejor opción. 

—¿Intuición? —preguntó Leo—. Bueno, hace frío. La sopa sienta bien y, desde luego, el que tú estés bien parece ser lo que más le preocupa últimamente. 

—Ojala no fuera así. 

—¿Por qué no? —preguntó Yunxi de pronto—. Gong Jun podría  cuidar de ti de modos que ni te imaginas. Tiene dinero, poder y es un buen tipo. 

ZheHan tenía que admitir que era rico y poderoso. Todo lo referente a él lo colocaba nervioso, pero también despertaba su curiosidad. 
Ya estaba cayendo en su trampa.
Cuando se había despertado en sus brazos la noche anterior, se había sentido completamente avergonzado. Su vecino lo había llamado para ver si estaba bien y había dicho que el vehículo aparcado enfrente había estado casi una hora allí antes de que Jun lo ayudara a salir del coche y lo escoltara hasta la puerta. 
Y, sin embargo, cuando había aparecido ante su puerta esa mañana, se había puesto su abrigo y lo había seguido como un cordero al matadero.
Algo dentro de Han se derretía al verlo y le hacía pensar en cosas que era mejor dejar sin explorar. 

Se dió cuenta de que estaba siendo un estúpido y que tenía que dejar de fantasear así. Un hombre como Gong no lo querría una vez que llegara a conocerlo.

—Leo, puedo cuidarme solo. Me lo pensé mucho antes de decidir tener a Ziyi sin el otro padre presente. Sé que no será fácil, pero creo que es lo mejor. He conocido al menos a cien madres y donceles solteros en mi trabajo en la fundación y sé que puede hacerse. Mis abuelos estuvieron ausentes físicamente y mis padres lo estuvieron emocionalmente. Haré todo lo que esté en mi mano para  evitar que mi hija pase por eso. 

En ese momento Ziyi le dió una patada en un costado y ZheHan pensó en la dificultad de la paternidad incluso antes del parto. 

—Además —dijo—, Simon Gong ha dejado muy claro que no soy lo  suficientemente bueno. Tendrías que haber visto cómo se puso con mi abrigo regalón el otro día. 

—Pero… 

—No necesito a ningún hombre que cuide de mí, o que me utilice y  me abandone. 

—¿Abandonarte? ¿De qué diablos hablas? 

—Nada. Olvídalo. ¿A qué hora es mi reunión con la gente de Wang y asociados? 

—No es hasta dentro de una hora. Tienes tiempo de sobra para tomar una buena comida caliente.
 
—No quiero su comida —masculló Han. 

—No seas tonto. Es gratis. Además, los de la tienda seguro que no nos  envían cosas tan buenas. Te ahorrarás algo de dinero para la universidad de esa pequeña mocosa y, al mismo tiempo, tomarás tus vitaminas —dijo Yunxi y, antes de salir de la sala, añadió—. ZheHan, sé que trabajo para ti,  pero también recuerda que primero soy tu amigo.