Capítulo 6

4.4K 579 789
                                    

—¿Dónde está Nathan?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Dónde está Nathan?

—¿Nathan? He oído ese nombre en algún lado —dijo Simon recordando—. Oh, claro. Tengo un amigo que se llama Nathan. Curioso.

—¿¡Dónde está él!?

—¿Mi amigo o Nathan?

—¡Tú amigo Nathan, el chico de la tienda! —gritó Leo desesperado.

—Hay varios chicos en la tienda, está Roberto, Nathan y yo.

—¿¡Dónde está él!?

—¿Quién? ¿Roberto? Creo que salió a caminar un rato en la mañana. Me escribió un mensajes hace quince minutos.

—¡No me importa ese tal Rigoberto! Quiero saber dónde está Nathan, por favor —dijo Leo arrodillándose ante Simon.

—Roberto si importa, es muy importante aquí en la tienda.

—Solo dime dónde está Nathan, no te pido más.

—¿Podrías ser más específico? Estoy seguro que hay más de un Nathan en este mundo.

Antes de que Leo le gritara por enésima vez sintió la mano de Nathan sobre su hombro.

—Simon, ¿qué le has hecho? —preguntó Nathan viendo a Leo arrodillado en el piso.

—Nada, solo le estaba tratando de ayudar a encontrar un tal Nathan. ¿Conoces alguien que se llame Nathan?

—Yo me llamo Nathan, Simon.

—¡Cierto! Yo le dije eso, pero el seguía insistiendo que quería saber dónde estaba Nathan. Ya ves como es la gente.

—¡Me estabas cambiando de tema todo el tiempo! —reclamó Leo.

—¿¡Cómo iba a saber que el Nathan del que hablabas era mi amigo Nathan!?

—¡Era obvio!

—Ya, ya, no peleen. ¿Querías verme, Leo?

Leo se levantó evitando mirar directamente a Nathan.

—Vine por mis fresas.

—¿Y por qué preguntaste por mí? —Nathan lo cuestionó.

—En realidad si quería verte.

—¿Siempre vienes a verme o solo lo haces por las fresas?

Leo se mordió el labio inferior con nerviosismo. ¿Era buena idea confesar tal cosa? ¿Estaría mal que solo fuera a la tienda para ver a Nathan?

—Los dos, puede que lo haga más por ti, pero también me gustan las fresas.

Nathan sonrió con satisfacción al escucharlo.

—Ya lo sabía.

—¿¡Qué!?

—Ya lo sabía. Desde el primer día lo supuse. No eres un buen mentiroso, Leo, o debería decir chico del pijama de ositos.

Igual a las fresasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora