Parte única

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-¡Joder! ¡Eso a sido puto espectáculo! Tiene que haberse escondido una carta, la última vez que miré tenía dos, lo juro. Revisarlo.

-Te ruego que te retires, si no tendré que llamar a seguridad.

-Volveré a por lo que me pertenece, te vas a quedar más pobre que las ratas que recorren el barril -cojo el sombrero que había dejado sobre la silla y me levanto de esta, mirándolos a todos por encima del hombro. Sin mis pistolas a mano, mi estatura es la única carta que tengo para intimidar, a nadie le daría miedo mi bonito rostro. Recojo mis pistolas y salgo del local, el olor a alcohol barato me estaba aturdiendo, aunque el aroma de las calles de Ketterdam no es mucho mejor. Me escabullo entre los callejones, buscando algún otro sitio donde ganar algunos kruge, apenas me quedan unas monedas, que repiquetean en mi bolsillo derecho, así que me tengo que conformar con una taberna en la que todos visten con colores depresivamente apagados.

-¿Aquí a qué jugáis? -al tabernero le falta más de la mitad de la dentadura, y no parece muy fanático de los largos baños.

-Dados y billar, pero primero tienes que consumir -¿esto es una broma?

-Una birra entonces.

-Dos. Si no no juegas.

-Hecho -me bebo ambas en menos de un minuto, casi sin respirar entre una y otra, y le dejo unas monedas sobre el mostrador, dirigiéndome a las mesas de juego.

Una partida, y otra, y otra. Entre ellas caen algunos tragos para armarme de valor y volver a jugar.

Acabaron echandome del local, así que estoy solo, quizás algo más ebrio de lo que me gustaría admitir y desconociendo la localización. Se me entrecierran los ojos.

Joder Jesper, no puedes dormirte aquí en medio, hay que volver a casa.

Intento hacerle caso a mi conciencia, lo juro, pero no puedo. Oigo pasos, alguien se acerca.

-¿Quién anda ahí? Estoy armado, ni se te ocurra acercarte.

-Soy yo -consigo distinguir una cabeza pelirroja en medio del callejón-, Wylan.

-¿Wylan? ¿Qué haces aquí?

-Kaz me ha mandado ir a buscarte, antes de que cometieras alguna estupidez, pero veo que ya lo has hecho.

-No he hecho ninguna estupidez. ¿Sabes lo que si es estúpido? Ese pelo tuyo. Parece de muñeco.

-Bien Jesper, lo que tu digas, pero ahora levanta -me coloca un brazo sobre sus estrechos hombros-. Mierda.

-¿Siii? -mi voz sale gangosa, es gracioso.

-Tendrás que caminar solo.

-¿No va a ayudarme mi querido Wylan? -rueda los ojos.

-Eres demasiado alto, joder. Si te llevo así irás arrastrando tus escuálidas piernas -intento incorporarme por mi solo, pero caigo de nuevo al suelo.

Tras varios intentos consigo caminar, aunque bastante encorvado y apoyándome sobre el pelirrojo. Me lleva a uno de los edificios de Kaz, está a apenas tres minutos del primer local en el que he estado.

-Al menos hay ascensor -prácticamente me tira dentro de él.

-¡Auch!

-Exagerado.

-Vas a rasguñar mi atractiva cara.

-Quizás así te la arreglo.

-Touche -me guia a la habitación 17, en la tercera planta.

Botones (Jesper y Wylan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora