Por fin llegó el día en que el Clérigo hizo su aparición en la residencia, Susana aún dormía, antes de indicarle a Terry que fuera por ella el padre aprovechó para preparar la habitación, hizo un semi circulo en el suelo con agua bendita mientras leía la biblia en latín, siguió esparciendo el líquido bendito por toda la estancia en donde llegaría Marlow. De igual manera tomó las manos de las jóvenes y de Terry e hizo una oración de protección. Cuando indico que estaba preparado, Terrence subió a la habitación para bajar con la que aparentaba ser su esposa, después de veinte minutos entró con ella, él le había dicho que tenían visita y ella creyó que se trataba de otra persona, pero en cuando vio al sacerdote se volvió hacia su esposo con irritación.
—Mi amor, no me dijiste que se trataba de un sacerdote —murmuró.
—Lo siento mi amor, quería que fuera una sorpresa, ya que no recuerdas que el día que llegamos aquí fuiste a la iglesia y saludaste al padre Jonás —mintió percatándose del aturdimiento de ella, continúo— Y como últimamente te he notado agotada, al grado de que no has querido acompañar a tus amigas a la iglesia —ella frunció el ceño y él se apresuró a agregar— sé que no la frecuentas, pero por cortesía sonríe, el sacerdote nos cayó de sorpresa —susurró.
Susana sonrió forzadamente, la ponía muy nerviosa la presencia del clérigo y temía ser descubierta, trato de actuar natural, pero sentía el aire pesado, inmediatamente el padre la saludo, y después tiró agua bendita para cerrar el círculo que había quedado incompleto. Ella lo miró con expresión de desconcierto, después observó a Paty, a Annie y finalmente a Terry.
—¿Qué es todo esto? —preguntó tratando de controlar su enfado, sin embargo, su voz no se escuchó como la de Candy, sino distorsionada.
Mientras Susana cuestionaba a Terrence, el sacerdote aprovechó para echarle en la cabeza el agua bendita, comenzó a leer algunos salmos y a rezar en latín. Sin embargo, no fue tan fácil, ella quiso arrebatarle el libro sagrado, emitiendo una voz aterradora, pero el clérigo apretó con más devoción su rosario e hizo énfasis en su lectura y logró hacerle una cruz en la frente, ella se lanzó al suelo, se movía como una serpiente, emitiendo maldiciones y expulsando toda la ira que sentía.
—Son unos malditos... jamás te librarás de mi Terry...
Quiso salir de ese lugar arrastrándose, pero no le fue posible, después comenzó a llorar despavorida ahora la voz de Candy hacía eco en los oídos de Terry, quería abrazarla, consolarla, le dolía verla en ese estado, pero antes de que pudiera dar un paso el padre lo detuvo y pido que se tomaran las manos indicando que repitieran las oraciones que él decía, ante esto Susana reaccionó rasguñando los brazos y el rostro de Candy, hasta que se fue quedando en calma, recostada boca abajo en el suelo.
Marlow o Candy estaba tan serena que parecía dormida, el padre continuó recitando en latín. Y nuevamente esparció agua en la cabeza de la mujer, un suspiro escapó de sus labios y un aire frío llenó la habitación, una bruma espesa se formó en una de las esquinas de la habitación y después desapareció, el ambiente de nuevo se hizo cálido, y el pequeño cuerpo emitió un quejido, lentamente abrió los ojos y al ver a su esposo las acuosas esmeraldas se desbordaron, el corrió abrazarla y lloraron juntos.
El sacerdote hizo muchas oraciones antes de irse.
—Les dije que era un exorcismo simple pero no por eso menos delicado —les mencionó a los ahí presentes— el alma pura de tu esposa ayudó mucho, cuídala y no dejen de ir a misa —aconsejo.
—Eso no lo dude padre y nuevamente gracias, por devolverme a mi esposa.
Candy no dejó a Terry en ningún momento. Se sentía confundida, no sabía exactamente lo que había pasado, pero sentía como si hubiera despertado de una pesadilla, aunque no entendía a ciencia cierta de que se trataba, expresó.
—Gracias, creí que jamás volvería a estar con ustedes, yo no podía despertar...
—Traté de olvidarlo, hija —dijo el sacerdote y después de darles una última bendición se marchó.
Ahora que la pesadilla había terminado, Terry no quiso seguir en esa casa, tomaron sus maletas y se marcharon sin importar que el sol ya se estuviera ocultando, no quería exponer a nadie y mucho menos a su amada, aún sentía miedo, aunque el sacerdote aseguró que ya no había ningún peligro, ya que hizo oraciones de protección. Incluso bendijo el crucifijo que la señorita Pony le había obsequiado a Candy y que él había insistido en que se lo quitará, para que en su lugar usara el collar de perlas que le compró antes de llegar a esa maldita casa.
El sacerdote les explicó que cuando un alma atormentada como Susana, muere no logra irse al lugar que debería para descansar, si su ira es mayor genera energía negativa que las retiene en este mundo.
Había pasado un mes desde que regresaron a su casa, Candy constantemente tenía pesadillas, el sacerdote les dijo que posiblemente ella no recordara nada, pero sin embargo ella sabía que algo muy grave había sucedido, y aunque al principio no querían decirle nada, ante la insistencia de ella y los sueños en los cuales ella despertaba gritando por las madrugadas, Terry decidió llevarla con el sacerdote para que le explicara lo sucedido.
El sacerdote la tranquilizó diciéndole que nada malo le sucedería, pues él había pedido su protección, le recomendó que no dejara de rezar y que llegara frecuentemente a la iglesia a lo cual Terry le prometió que llegarían todos los días de ser necesario.
Otro mes pasó y Candy supo que estaba embarazada, el temor la invadió porque ahora sabía que esas pesadillas no eran más que los recuerdos de todo lo que había acontecido en los suburbios, lo recordaba todo, desde el momento en que Susana la poseyó, como Marlow usurpó su lugar y mantuvo intimidad con su esposo, eso era algo que la atormentaba.
No se atrevía a decirle nada a Terry, eran solo sus miedos y no tenía porque externarlos y tampoco podía reclamarle que hubiera tenido relaciones con Susana, aunque se moría de celos.
Desde que supo de su embarazo tenía una mezcla de emociones, estaba feliz porque el fruto de su amor llegaría a su vida, pero ahora en sus pesadillas se veía acariciando su vientre y después acunando a un bebé en una mecedora, ella estaba de espalda, pero al ver su rostro la cara de Susana aparecía sonriendo mientras amamantaba a la bebé.
Los meses pasaron con normalidad en su embarazo, pero las pesadillas no desaparecían. Estaba en su noveno mes, sabía que en cualquier momento daría a luz, ya estaba preparada. Una noche mientras dormían, un fuerte dolor se apoderó de su vientre bajo, esperó un rato antes de despertar a Terry, pero las contracciones fueron incrementando.
—Terry, creo que él bebé ya va a nacer —al pararse rompió fuente y era un hecho que su retoño llegaría esa noche.
Terry estaba feliz, quería volar hasta el hospital, cuando llegaron Candy estuvo en labor de parto aproximadamente una hora, él estaba desesperado, el tiempo se le hizo eterno. Hasta que por fin oyó a lo lejos el sonido más hermoso que sus oídos pudieron escuchar, era el llanto de su hijo.
—Mi amor es lo más hermoso que he visto en mi vida. Mira amor, el fruto de nuestro amor.
Candy extendió sus brazos para recibir y conocer a ese pedazo de ser que amo desde que supo que existía. Era pequeña y tenía el cabello rubio, es una niña dijo Terry con emoción, al tomarla Candy sintió algo extraño, su carita blanca y pálida, su cabello rubio, lacio y fino.
—¿Cabello rubio y lacio? —preguntó, la bebé comenzó a llorar, de pronto Candy sintió miedo no quería tenerla entre sus brazos, el recuerdo de una persona con esas características le vino a la mente, las pesadillas que la atormentaban de una Susana con su bebé le daban pavor, le pidió a Terrence que la tomara y él le pidió dulcemente que la alimentara, Eleonor se encontraba con ellos.
—Hija, ¿por qué rechazas a tu pequeña? es hermosa... tienes que alimentarla para que crezca fuerte.
Los exigentes gritos de la pequeña, la hizo acceder, la tomó entre sus brazos, descubrió uno de sus pechos para alimentar al pequeño bulto rosa. Instintivamente la bebé comenzó a succionar y después de complacerse con el alimento abrió con pereza sus pequeños ojos, clavando una fría mirada con sus ojos azul celestes, iguales a los de Susana Marlowe.
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DETRAS DE LAS PAREDES
FanfictionDespués de la muerte de Susana, Terry por fin pudo ser feliz con Candy, sin embargo la residencia donde vivió los momentos mas amargos de su vida aun le pertenece, Candy le sugiere venderla para cerrar todos los ciclos que vivió con Susana. Nunca se...