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El día de la boda llegó cargado de nervios, emoción, temores y ansiedad, algo que la pareja compartía por igual. Seokjin hubo permanecido los dos últimos días en el palacio alejado de su prometido como parte de la tradición, era una tortura no verse y eso sólo aumentó sus nervios. Namjoon llegó a preguntarse si era lo suficientemente bueno como para casarse con el hermoso artesano. El jardín del palacio estaba decorado con flores blancas y laureles, listones y una cúpula donde se casarían.

— Luces muy hermoso. — alagó Yoongi ayudando al novio a arreglarse.

— Creo que... llegó el momento. Voy a casarme.

— Todos aguardan en el jardín. Ya debemos bajar.

Yoongi ayudó con la túnica al bajar las escaleras hasta las puertas del jardín, desde ahí se escuchaban los murmullos de los invitados y la música que comenzó a sonar cuando las puertas se abrieron dando inicio a la ceremonia. El pasillo decorado con flores lo llevó hasta la cúpula adornada con telas blancas y celeste agua, con flores y candelabros decorativos, donde se encontraba Namjoon y uno de los sacerdotes de la corte del Emperador. Su prometido lucía muy guapo, y Seokjin pensó en cuan afortunado era al casarse con el hombre más atractivo de toda Grecia.

— General Namjoon, exprese sus votos a su prometido. — incitó el sacerdote.

Agapi mou, en esta vida, y aún en el sendero que me lleva a Hades, prometo estar a tu lado para cuidarte y brindarte todo el amor que puedo ofrecerte, cuidaré tu corazón como sé que tu también harás con el mío, y juro por mi vida que ni la misma Afrodita podrá desviar mi amor por ti.

— Seokjin, tus votos. — pidió el hombre de mediana edad.

— Voy a amarte, cuidarte, y hacer tu vida tan feliz como pueda; los problemas y tristezas no representarán nada en mi vida porque contigo junto a mí... sólo conozco la felicidad.

— Que la gracia de Hera, diosa del matrimonio, cuide su sendero como esposos y el poder de Ares, dios de la guerra, los ayuden contra cualquier adversidad porque mientras luchen juntos, nada será más poderoso que su amor.

Namjoon besó los labios del ojeroso cuando el sacerdote los declaró esposos, los aplausos y felicitaciones. El general tuvo que controlar su ímpetu para no profundizar obscenamente el beso, aunque interiormente deseaba poder meter su lengua en la boca del artesano y tomar su cuerpo ahí mismo; no obstante, supuso que a ninguno de los presentes, mucho menos al sacerdote, le haría gracia algo así.

Taehyung los vio con ojos de envidia, añorando tomar el lugar de Jin y que... Su cerebro entonces le recordó que no tenía a nadie a quien poner en lugar de Namjoon, el padre de su hijo no lo quiso cuando, según él, cometió el error de quedar embarazado, y ahora estaba con Jungkook, sólo que él tampoco lo quería como algo más que un amante. Se dijo a sí mismo que dejase de hacerse ilusiones con esa relación, por muchos regalos y agrados que le diera el Emperador, por muchos bellos collares y accesorios, todo eso era simplemente en retribución a sus servicios. De nuevo se llamó a si mismo prostituto.

— Serán buenos padres. — comentó Jungkook viéndolos con una sonrisa en el rostro.

Y Taehyung quiso decirle que él también sería un buen padre, pero entonces reparó en que dicho comentario estaría muy fuera de lugar.

El resto de la celebración se dio en el jardín junto a la fuente, Jungkook les obsequió los mejores vinos de esa cosecha que fueron disfrutado por los invitados con gusto. Mientras los recién casados no podían apartar sus manos del otro, el Emperador se vio alejado de Taehyung por su nuevo sirviente, aquel muchacho que respondía al nombre de Eunwoo.

— ¿Le gustaría mi ayuda, Emperador? — preguntó sugerente arrimándose al pecho ajeno casi de forma impúdica.

— No, no requiero de tus servicios. — lo rechazó alejándose.

— Podría gustarle.

— Mi Emperador no necesita de ti. — soltó Taehyung acercándose a la pareja. — A él le gusta cómo le ayudo yo. Pero ya que quieres ayudar, puedes traernos una copa de vino.

Eunwoo gruñó molesto antes de marcharse a regañadientes. Taehyung abrazó a Jungkook de forma posesiva escondiendo su sonrojado, y algo molesto, rostro en el pecho fornido del otro. Jungkook acarició la espalda del doncel con dulzura. Tal parecía, su pequeño doncel comenzaba a comportarse como una Emperatriz celosa, algo que no le disgustó más sí preocupó en algo.

— Debes dejar de ser tan celoso.

— Lo siento, no lo pude evitar.

— Aunque me sienta complacido con tu posesividad, no quiero que por ello pienses que en algún momento te cambiaría por un simple hijo de Afrodita, sería herejía cuando ya te tengo a ti, agapi mou.

[ ... ]

— Ah... — jadeó Jin en medio de la noche al ser su miembro embocado por su esposo en la que de ahora en adelante sería su casa. — Nam... ¡agh!

El general rubio acarició con su lengua la extensión del falo en su húmeda cavidad, con sus manos tomó los muslos de su esposo y los elevó hasta sus hombros; cuando acabó con el miembro de Seokjin se dirigió a su entrada.

— ¡Ah! ¡Namjoon!

— Estas muy estrecho, agapi mou. — le dijo entre lamida y lamida al agujero frente a él.

— ¿Podrías... por favor, meterlo ya? — pidió sonrojado no pudiendo resistir la necesidad de tener el miembro palpitante de su amado.

— He de cumplir los deseos de mi esposo.

El pene del Namjoon entró con suavidad, cauteloso a cualquier indicio de herir a su pequeño doncel; la cavidad húmeda y viscosa del joven le dio la bienvenida a cada embestida que el general comenzaba a dar. Bruscas y suaves, siempre yendo a lo profundo de su cuerpo.

— Más... ¡Así! Oh, Nam.

Namjoon besó la espalda de Seokjin dejando caricias en su cintura hasta llegar a sus esponjosas nalgas, dejó marcas y hematomas entre besos y mordidas. Las propias caderas del doncel se menearon descaradas contra el pene de su esposo haciendo que se clavara lo más profundo que podía, su punto dulce le agradeció.

— Vamos, esposo mío, córrete conmigo.

— Oh, Nam, lléname por favor, dame todo.

...

autor(a) original: Alex-Mendoza-Neira
© 2021

a los pies del emperador. kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora