Parte 4

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En su pecho sentía la pesades y culpa de no haber hecho lo que Maddie le dijo, se sentía inútil, era inútil. Una voz en su mente le grito que no quería estar ahí, no quería ver a Anne, quería escapar del lugar y evitar el sentimiento de tristeza; levantó de donde estaba miro una vez más a su persona especial y se alejó del lugar, sin decir una palabra, si seguía viéndola lloraría y no podría evitar correr a su lado y saltar a sus brazos, besarla y confesarle sus sentimientos al oído para que solo ella la escuchara, simplemente no podía no era lo que deseaba para su confesión, no era lo que su amada merecía, si lo decía quería que fuera especial.

Se alejo a paso lento del lugar, y camino sin rumbo, no sabía a donde ir, pero sabía dónde no quería estar, ni siquiera quería volver a la casa rodante simplemente no era de su agrado, camino con su única compañera, la luna, subió una pequeña loma y se acostó ahí, mirando a su acompañante, llorando en silencio, una vez más sola.

Con una suave voz quebrada la chica pregunto – al menos tú tienes a las estrellas, pero aun con ellas a tu lado ¿tú no sientes lo que yo? – más lagrimas escaparon de sus ojos.

No sabía cuánto tiempo había pasado, o si habría dejado preocupada a los demás, no sabía nada, ni quería saberlo, le tenía miedo a estar sola consigo misma, pero una vez más estaba siendo egoísta. Poco a poco se había acostumbrado a el inmenso silencio del lugar; escuchando simplemente el llanto de su propio corazón, y las voces en su cabeza que le repetían sus defectos y preocupaciones.

Podría haberse quedado ahogándose con su ser, pero un sonido a su espalda le saco de su mente, limpio sus lágrimas y miro en esa dirección, para su sorpresa esta vez era la persona que hacía desaparecer todo con solo verla.

Al verla ahí parada su mente se quedó en blanco, dio un pequeño brinco por la sorpresa, no esperaba ver a Anne parada en aquel lugar, al verla sus manos volvieron a temblar, con toda esa belleza que le hacía sentir tan bien, y a la vez tan mal. Por más que trataba de huir de ella siempre volvían a encontrarse.

Al ver que la contraria también la miraba simplemente aparto la mirada.

– Lo siento no quería asustarte Mar-mar – sonrió y se sentó al lado de la asiática.

No te preocupes Anna banana – Marcy trataba de evitar los ojos de la tailandesa.

Te fuiste de la fiesta, no estabas en la casa rodante y me preocupe por ti, ¿estas bien?, ¿paso algo malo? – la contraria trato de hacer que la vea, pero Marcy se negó.

Estoy bien es solo que me aburrí un poco y decidí salir a ver la luna.

¿tan lejos de casa?... Marcy no puedes engañarme te conozco y créeme que esa mentira no suena tan real, ni siquiera te divertiste en la fiesta.

Marcy odiaba eso de Anne y a la vez amaba eso de Anne.

¿Cómo podrías saberlo? – miro a la luna.

Marbles te estuve viendo toda la noche…

(mientes)

Claro…

¿por qué no me creerías?

(porque yo te estuve viendo toda la noche)

Supongo que es porque te vi con bastantes “personas” del pueblo. 

Jajaja pero Marcy tú no te acercaste a mí en toda la noche.

(lo sé, tenía miedo)

En fin, no tiene caso hablar de esto, regresemos – antes de que pudiera levantarse Anne le tomo por la cintura.

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