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where are we going?

Tal y como le había pedido JJ, en cuanto Lee terminó de cambiarse, salió de su casa para dirigirse a la playa, sabiendo de sobra donde la estaba esperando JJ: en el sitio de siempre

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Tal y como le había pedido JJ, en cuanto Lee terminó de cambiarse, salió de su casa para dirigirse a la playa, sabiendo de sobra donde la estaba esperando JJ: en el sitio de siempre. Donde Lee sabía que JJ está cuando no quiere estar con nadie. Donde, normalmente, acaban sentados durante horas, hablando de cualquier cosa. Donde celebran las ocasiones especiales, a solas.
Y, es que, lo que ellos llamaban su sitio, era una pequeña cala escondida en la que no solía haber nadie.
Casi nadie llegaba andando hasta allí y, los pocos que lo hacían, nunca parecían tener tiempo para sentarse y disfrutar de las vistas y de la calma que transmitía ese lugar.

Al llegar, Lee encontró a JJ de pie, con las manos dentro del bolsillo de la sudadera y con la mirada fija en el frente, así que, tras quitarse los zapatos, se acercó lo más sigilosamente que pudo y lo abrazó por detrás, apoyando la mejilla en su espalda y cerrando los ojitos mientras estrujaba un poco más el abrazo.

JJ, que acababa de salir de trabajar y había terminado de preparar las cosas con las que quería sorprender a Lee hacía a penas unos minutos, estaba tan concentrado en el reflejo de la luna sobre la superficie del agua y en el leve movimiento de las olas, que no se percató de que Lee estaba detrás de él hasta que sintió unos brazos rodearlo. No tardó en reconocer sus manos, por lo que, en seguida sintió su corazón dar un vuelco, provocando que una sonrisa se asomara en sus labios mientras se giraba por completo para poder darle un beso en lo alto de la cabeza. Sin separarse de ella, suspiró levemente.

—Espero que no me hayas echado mucho de menos —bromeó susurrando, todavía con la boca en la cabeza de la pecosa y consiguiendo que ella se riera un poco —. Al menos no tanto como yo a ti —siguió hablando, en voz muy baja y acercándose ahora a su oreja.

Lee alzó una ceja y, mordiéndose un poco el labio, se alejó un pelín para poder mirarlo a los ojos, algo desafiante. Movió su mano hasta el cuello del rubio, donde comenzó a juguetear con el pelo que caía sobre su nuca.

—¿Yo? —preguntó ella, mirando hacia arriba y negando lentamente con la cabeza. Lee no tardó en volver a mirarlo a los ojos, esta vez, acercándose poco a poco a él hasta que quedaron a escasos centímetros.

—Sí, tú —respondió él, en el mismo tono y acariciando la mejilla de Lee con su nariz.

—Para nada, JJ. Creo que lo de simpear es cosa tuya —bromeó ella, todavía moviendo los dedos por el cuello y la parte alta de la espalda de JJ.

El rubio, sin poder contener la carcajada que se escapó de sus labios, cerró los ojos y, apretando un poco el agarre en la cintura de Lee, apoyó la frente en su cabeza. Sin separarse, cogió una gran bocanada de aire y le dio un beso suave en la mejilla. Lee sonrió, arrugando un poco la nariz, a medida que JJ le cogía la mano.

—Por tentador que suene eso de quedarnos aquí y resolver esto... —JJ señaló el espacio que había entre ellos con sus manos, ahora unidas —. Quiero hacer algo primero. Bueno, quiero llevarte a otro sitio, primero —se corrigió a sí mismo. Lee alzó las cejas —. Luego ya, tú decides en qué orden hacemos las cosas.

one shots || ashley routledgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora