𝗣𝗼𝘀𝗲𝘀𝗶𝘃𝗼 ▎Manjiro Sano ⸢ Mikey ⸥

𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 cuatro

──¡Manji-! ──ni siquiera tuvo tiempo de terminar cuando ya tenía ambas manos del rubio cubriendo su boca.

──No grites, ¿Tienes idea de cuánto me costó subir por la ventana sin hacer ruido? ──cuando noto que el contrario estaba mas calmado suspiro y aparto sus manos ──Hoy no fuiste a clases, ¿Paso algo con Shinichiro ayer?

──No tienes de que preocuparte ──intento sonreír y notarse calmado para que el más bajo no hiciera más preguntas, pero estaba agotado.

Las cosas no solían salirle bien, ya estaba acostumbrado, pero esto ya era una burla y no sabía por dónde empezar a quejarse.

Shinichiro era el Jikan responsable de la muerte de su hermana y aun así, no se atrevió a preguntar el nombre de la persona que salvo, porque eso significaría guardarle rencor a alguien que no tenía la culpa.

Hasta ese momento su situación no parecía tan mala, hasta que el azabache confeso haberle pasado el poder para viajar en el tiempo a un niño.

"¿!En que mundo es eso una buena idea¡?" No lo sabía y no se quedó a descubrirlo, era tanto su coraje que abandono al mayor de los Sano, sus pertenencias y a Manjiro.

No podía entenderlo, por más que lo intentaba, aun cuando solo lo reprochaba en su cabeza, sonaba tan irreal y estúpido que le hacía enojar aún más.

Y para empeorar todo, aquel diario con el que creyó todas sus preguntas obtendrían respuesta, eran solo pequeños párrafos sin sentido u orden de desesperación, donde lo más coherente que encontró le decía que solo se rindiera.

──Estoy asustado ──cansado de sentirse solo, como si el mundo entero le diera la espalda y solo aquellos ojos negros decidieran mirarle.

No podía solo rendirse y rogar por el día de mañana estar vivo.

El rubio apretó los labios sin saber que decir, desde siempre estuvieron juntos, bromeaban, reían, hacían muchas travesuras y comían los mejores dulces, incluso cuando se llegaron a meter en problemas, una sonrisa bastaba para levantar sus ánimos.

Se dio cuenta de lo joven e inútil que era, no importaba que fuera el más fuerte de su escuela si no podía hacer nada para ayudar a su amigo.

Sus brazos le rodearon hasta aferrar las manos sobre su espalda, un abrazo un poco torpe y tembloroso, pero que fue bien recibido cuando la cabeza de _____ cayó sobre su hombro y sus manos a sus costados.

Esperaba que aquel abrazo fuera suficiente.

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Aprovecharía que su padre no estaba en condiciones de obligarle a asistir a la escuela para buscar al nuevo Jikan, pues había dejado de ser importante y no quería perder el poco tiempo que le quedaba en aquel sitio, ya después lidiaría con la rabieta de Manjiro por dejarle solo, de nuevo.

Gracias a la descripción detallada e inconfundible que Shinichiro le dio, no fue complicado encontrarlo, una capa roja sobre sus hombros, el cabello negro, los ojos azules y el rostro golpeado.

──¿Necesitas ayuda? ──extendió la mano para ayudarle a poner de pie, no pudo llegar antes para sacarle del problema en el que se había metido, una posible pelea donde termino perdiendo.

El pelinegro levanto la vista, sus ojos aún derramaban algunas lágrimas y sus labios temblaban, intentando contener su llanto, aquella situación le provoco un pequeño déjà vu, pues justo hace unos pocos días, un hombre también le había ayudado.