Capítulo único.

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1

—Pensé que esto no volvería a pasar.

—¿Qué cosa?

—Esto.

—¿Por qué no?

—Bueno, acabas de casarte hace un mes...

—¿Y eso que tiene que ver?

—Pues que con tu boda se acabaría lo nuestro.

—¿Lo nuestro? —Dave se rió con ganas y le miró como si estuviera mirando a un perro que pide comida en la calle.

—Sí, el sexo Dave, que me arrastres al baño de la oficina como si estuviera a tu disposición siempre.

—Nunca escuché quejarte de eso antes.

—Antes no estabas casado.

—Somos amigos Kris, y es sexo de amigos, besos de amigos, lo hacemos desde que teníamos doce.

—Es diferente ahora, Melissa es una buena chica, no quiero que...

—Ya, ya entendí —le cortó con fastidio—, si no tienes ganas está bien, pero no me vengas con rollos moralistas. Me largo.

Kris vio a su mejor amigo salir del cubículo del baño de hombres, no había nadie, y aunque lo hubiera no importaría. Sabía que tenía que esperar un rato para salir él. Llevaban haciendo eso durante años. Tener sexo en cualquier lugar, a la hora que fuera, y siempre a complacencia de Dave. Nunca se había podido negar, hasta ahora.

Reprimió cualquier gesto que pudiera hacer su cara. Sus comisuras yendo hacia abajo, sus labios apretados, los ojos húmedos. No. No podía llorar ahí. Lo había hecho durante un mes, todas las noches. Antes de la boda habían sido un par de veces, pero no fue hasta que se dio cuenta que todo era real, que no estaba teniendo una triste pesadilla, que pudo llorar hasta que se le acabó el aire en los pulmones.

No más Dave, no más.

2

Terminó por correrse dentro. Cuando salió, no se echó encima de él como hacía a veces, solamente se levantó y buscó un pañuelo, se limpió, tomó una toalla y se metió a la espaciosa ducha del hotel carísimo al que siempre iban.

Dave ni siquiera dijo nada.

Eso hacía. Le dejaba ser el activo cuando se sentía culpable. Una vez se acostó con una chica con quién Kris iba a comenzar a salir y le dejó ser activo. También cuando rompió su taza para café favorita, y cuando le dijo que iba a casarse.

Esa era la manera de Dave de pedir perdón, pero a Kris solo le hacía sentir miserable. Terminaba accediendo porque nunca tenía corazón para negarle algo. Era el amor de su maldita vida, pero no era correspondido.

Se le declaró una vez.

Dave había dicho que no le molestaría salir con un hombre y entonces él tomó valor para confesarle sus sentimientos. Pero entonces le sonrió y le dijo que no podía salir con él, porque eran como hermanos. Y esa vez, por supuesto, también le dejó ser el activo.

Hermanos. Podían tener sexo pero no una relación. Vaya idiota.

Ni siquiera había tenido sexo con alguien más. Nunca. Ni con hombres ni con mujeres. No es que no pudiera, Dave siempre decía que podía tener cualquier cosa con quien quisiera y a él no le molestaría. Pero Kris se sentía enfermo. Era un pendejo. Siendo fiel incluso cuando Dave podía tirarse a media oficina en sus narices.

El alma declina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora