𝐂𝐥𝐨𝐬𝐞 𝐭𝐡𝐞 𝐝𝐨𝐨𝐫 ╰─►𝐓𝐚𝐞𝐆𝐢

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El chico pálido se encontraba ordenando la nueva casa con tranquilidad, mientras oía música y en ocasiones hacía pequeños pasos de bailes disfrutando de la melodía.

No sabía cantar, ni bailar pero disfrutaba estar sólo y que nadie le estuviera rompiendo los huevos, tal cuál como dice él.

Estaba comenzando una nueva vida, y en ni un momento dudó en tal decisión.

Unos pequeños golpes en la puerta de su casa hizo que todo ese buen humor se fuera abajo haciéndolo bufar y maldecir todo, ya que se estaba mentalizando en volver a ver a Jeongguk, quién era homosexual.

Que por alguna razón, a Min le molestaba aquella confesión del ajeno que fue hace ya un largo tiempo, desde aquella vez hizo notar tal homofobia de su parte haciendo sentir mal al nombrado.

—Jeon, dije que me llamarás cuándo vengas, estoy ocupado, joder. —hablaba con un tono fuerte y seguro, dejando en claro su molestia.

Si no fuera porque abrió la puerta y seguía insultando al aire, probablemente aquel hombre alto ya le hubiera roto la nariz de un solo golpe.

—Disculpa, ¿quién eres?

—Me presento, soy Kim TaeHyung, tu vecino y te traje unos aperitivos en forma de bienvenida. —extendió su mano llena de aperitivos, se veían muy deliciosos al parecer.

El solo hecho de mirar aquellos aperitivos, este lamió sus labios mientras su estómago comenzaba a sonar como un león.

—Lo siento, yo no soy el vecino que vive aquí. —mintió ya que no le gustaba recibir cosas que sean de gasto en dinero.

—Por favor, reciba. —habló de manera firme mirándolo directamente a los ojos, en ese corto segundo Min pudo sentir como lo asesinaba con esa profunda y oscura mirada, no tuvo más opción que recibir aquellos aperitivos y agradecer.
—Bien, eso es todo, adiós. —volteó lentamente dejando a Min en la puerta.

—Ni siquiera me dejó presentarme, idiota desgraciado. —dijo cerrando la puerta, volteando mientras abría el primer aperitivo con delicadeza sentándose frente al televisor.

Era algo extraña y peculiar la casa, solía sentirse observado de vez en cuando o sentirse acompañado de algo o alguien, es demasiado raro.