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Me levanté como todos los días, para trabajar.

Al igual que cada mañana, mi boca tenía mal sabor así que fui al baño.

Al fin tendría oportunidad de probar ese nuevo cepillo que había comprado, Colgate 360 con limpiador de mejillas y lengua.

Lo saqué del cajón en el que lo había guardado, mi antiguo cepillo ya estaba algo gastado.

Abrí el empaque, lo tomé en mis manos, lo observé un poco y lo dejé junto al lavabo mientras iba a bañarme.

Dejé correr el agua en la ducha y mientras el baño se llenaba de vapor me desvestí.

Entré a la ducha, me di un baño y salí envuelta en una toalla para cepillar mis dientes.

El vapor dificultaba mi visión, limpié el espejo y me miré un momento.

- Pssst.- Escuché.

- ¿Hm?- Miré confundida en todas direcciones, juraría que alguien me había llamado, eso me asustaba ya que estaba en el baño de mi casa.

- Aquí abajo!- Dijo una atractiva voz masculina y me sobresalté.

- ¿Quién está ahí?!- Pregunté defendiéndome con el cepillo de dientes como si fuera una espada.

- Tranquila, por favor, sé que es confuso pero no te asustes.- Dijo esa voz en tono desesperado.

- ¿Dónde estás?! ¿Dónde te escondes?!- Quise saber, ya que no había forma de que alguien estuviera en el baño conmigo si que yo pudiera verlo.

- En tus manos!- Dijo.- Por favor deja de moverme así, me estoy mareando.

- AAAAH!- Grité, dejando caer el cepillo.- Un cepillo me habló!- Exclamé para mí misma.

- Eso dolió.- Dijo él.

- ¿Por qué habla el cepillo? ¿Qué me metí anoche?!!!

- Oye oye oye, relájate por favor. No podremos hablar si me dejas aquí tirado.

Dudé un momento y lo levanté, sosteniendolo tan lejos de mí como me era posible y lo dejé sobre el mueble del lavabo nuevamente para arrodillarme frente a él.

- Eso está mejor.- Dijo en tono más alegre, sus cerdas se movían cuando hablaba.

- ¿P-p-p-pero cómo?!!!- Pregunté confundida.

Él suspiró.

- En realidad soy un pobre dentista.- Se lamentó.- Un paciente se enojó conmigo y al parecer era brujo o algo así, me convirtió en cepillo y me puso en una farmacia.

- Eso no tiene nada de lógica!- Respondí.

- ¿Verdad? Yo tampoco me lo explico. ¿Por qué colocarme en una farmacia y no en un supermercado?

- No, eso no!- Dije.- Lo del brujo.

- Ah sí, bueno, suena menos ilógico que ser convertido en un cepillo de dientes que habla.

- Tienes un punto.- Señalé.

- ¿Puedes ayudarme? Llevo todo el fin de semana en esta forma y no he vuelto a casa en ese tiempo, estoy preocupado por mi gato.

- Quisiera, pero no soy bruja.- Dije.- Lo siento.

- Tú no lo eres pero mi paciente sí, tengo su expediente con su dirección en mi consultorio, si me llevas ahí, podría disculparme y pedirle que me convierta.

- Claro! ¿Y qué diré si me atrapan? ¿Mi cepillo de dientes me dijo que lo hiciera?

- Descuida, hoy es domingo, no hay nadie. Además te daré la clave de acceso, no serás nada sospechosa.

Dr. Colgate. (Colgate 360 y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora