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Entonces pasó...

Una luz salió de él y cayó al suelo en forma de cepillo.

No puede ser! ¿Por qué ahora?!!!

- Debe ser una broma.- Se quejó él.

- seguramente lo es.- Me quejé yo.- Espera, si ya amaneció, debemos irnos antes de que alguien nos vea. ¿No tienes una secretaria o algo así?

- Sí, aproveché la noche para llamarle y decirle que si tomara la semana, estamos libres de ella, no notará mi ausencia.

- Ya veo.- Dije.- Bueno, debems volver, de cualquier modo, no hice nada de mi trabajo ayer.

***

Pasé todo el día trabajando y nada más interesante pero él me pedía acompañarme todo el tiempo.

Supongo que tener algo de interacción humana era un alivio para él.

- Pronto caerá la noche.- Dije.- ¿Quieres pasarla como humano?

- Eso sería agradable.- Respondió con su amable voz.

- Vamos.- Suspiré, fui al baño y me cepillé los dientes.

Una vez como humanos el me abrazó.

- ¿Dr. Colgate?- Pregunté.

- No tuve oportunidad de hacer ésto ayer.- Dijo.- Muchas gracias por todo tu esfuerzo. Por todo lo que estás haciendo por mí, en verdad lo aprecio.- Apretó su abrazo.

- No es nada.- dije correspondiendo.- Por cierto, no me dijiste cuanto era por la consulta.

- Tómalo como una cortesía de agradecimiento.- dijo.- No voy a cobrarte, es una compensación por todo lo que haz hecho por mí.

***

Fuimos juntos a la sala y nos sentamos.

- ¿Cómo es tu vida?- Pregunté.- La de doctor, quiero decir, ¿Quién es el doctor Colgate?

- Pues es algo solitaria, soy soltero y mi familia vive lejos, pero gano muy bien en mi trabajo, es una vida cómoda aunque ni muy emocionante, exceptuando la parte de que de día soy un cepillo de dientes.

Reí.

- No te.creo.que seas soltero.

- ¿Y eso por qué?- preguntó.

- Eres un hombre atractivo y con un buen trabajo.- Me encogí de hombros.

- Me halagas, pero la verdad es que no tengo tiempo para conocer mujeres, sólo a mis pacientes pero relacionarme así con ellas sería muy poco profesional.

- Bueno, yo fui tu paciente y casi me besas.- Señalé.

- Es diferente, a tí no te cobré.- Reímos.

- ¿Por qué intentaste besarme?- Pregunté.

- Te veías linda.- Dijo.- Recién despertando y... No lo sé, quise hacerlo...

- ¿Y no me veo linda ahora?- Pregunté.

Él me miró algo sorprendido y yo sólo le sostuve la mirada, evitando avergonzarme. Simplemente lo había dicho.

Él se acercó con cautela, como si se tratara de una trampa y con mucho cuidado se aproximó a mis labios y me besó.

Sabía muy bien y era suave.

Rodee su cuello con mis brazos e hice más profundo aquél beso.

De verdad sabía bien.

Nuestras respiracio.es estaban agitadas y el beso se hacía cada vez más intenso.

Su lengua jugaba con la mía y sus manos sostenían mi cintura.

- Dr. Colgate...- Suspiré al separarme para tomar aire.

- Sabes algo.- Me dijo.- Sueño con esto desde que te vi desnuda en la ducha.- Me Susurró. Yo solté un inaudible gemido al sentir sus manos deslizarse por debajo de mi blusa.- Si no quieres dime.- Añadió.

Yo aferré mi mano a su cabello.

- Sí quiero.- Suspiré.

Él procedió a lamer mi cuello y morder mi oreja.

Mis piernas temblaban.

Mierda, era muy bueno.

Sus manos me recorrían con destreza, deshaciéndose de mi ropa y acariciando mi piel.

- Doctor...- Gemí.

Lentamente fue bajando hasta mi entrepierna y sacó su lengua para recorrer mi intimidad.

-Ahh...- solté.

Él respondió tomando mis piernas y separandolas más, sus manos eran fuertes.

- Qué mojado está aquí.- Dijo sonriendo de forma tenebrosa.

- Por favor.- Supliqué.

- Con gusto.- Acercó sus dedos a mi entrada y metió dos, acariciando mi punto G.

Mi espalda estaba arqueada y mi cuerpo se retorcía.

Mi voz salía sin control.

- Sí, eso es.- Me decía.- Gime para el doctor, querida.

Al cabo de un rato finalmente sentí la tensión que se acumulaban antes del orgasmo y luego como se liberaba, el climax.

- Ahhhh!- Exclamé.

- Oh, muy bien, alguien se está ganando su recompensa por ser una buena paciente.- Dijo con esa voz tan encantadora.

Se alejó para deshacerse de su pijama quirúrgica y se puso de pie frente a mí, que aún estaba sentada en el sillón.

Su para nada modesta erección se erguía con orgullo ante mi rostro. Estaba palpitando.

- Puedes comer tu paleta ahora, como las niñas buenas.- Me dijo acariciando mi mejilla con una mano mientras con la otra se sostenía el miembro y me abofeteó con él.

Esto era muy exitante.

Lo lamí a lo largo y luego lo metí en mi boca.

- AH! - gimió.- Eso, muy bien.- Dijo.- Recuerda que los dulces no se muerden querida, se chupan.

Mientras hacía movimientos de va y ven con mi boca él me tomo del cabello y comenzó a dar embestidas por su cuenta, llegando a mi garganta.

- Quiero venirme en tu boca.- Dijo él y yo comencé a succionar con más fuerza en respuesta.

Quería que lo hiciera, que llegara a lo más profundo.

Aferré mis manos a sus redondo y firmes glúteos y comencé a darlo todo.

- Ah ah, querida, JODER!- Inmediatamente sentí mi boca llenarse de un fluido espeso y caliente que tragué.

- ¿Estás lista para que te penetre?- Preguntó con la voz más profunda y gruesa que antes.

Y estaba jadeando todo lo que pude hacer para responderle fue colocarme en posición, ofreciéndole mi entrada, anciosa por tener todo aquello dentro de mí.

Sacó un condón y se lo colocó.

- ¿De dónde salió eso?- Pregunté.

- Los doctores siempre estamos prevenidos.- Dijo.

- Eres odontólogo.- Le respondí.

- Los odontólogos también somos doctores preciosa.- Respondió casi a la vez que me penetraban de una estocada y me arrancaba un grito.

No empezó lento para después subir la intencidad.

Sentía como desde el principio lo daba todo de sí para embestirme con fuerza y rapidez.

Los gemidos no dejaban de salir de nuestras bocas y continuamos así hasta el amanecer...

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No sé si fue limpieza pero oh vaya que fue profunda. 😈

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Instagram: genevieve_anneliese_

Dr. Colgate. (Colgate 360 y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora